La igualdad en Ingeniero Maschwitz no conformó. Porque Atlanta estuvo prácticamente un tiempo entero con un hombre más y no lo pudo ganar. La diferencia numérica le sirvió para apenas empatarlo. Porque se jugó en un muy bajo nivel, con actuaciones individuales muy pobres. Porque aun con uno más, pudo haberlo perdido tranquilamente. Armenio le perdonó la vida; y la única razón por la que cabe la posibilidad de irse conformes de Maschwitz es justamente ésa, que pudo haber sido derrota. El punto lo mantiene al Bohemio en la punta, manteniendo cierta ventaja prudencial sobre sus perseguidores, pero el nivel de juego preocupa a los hinchas, que temen que la levantada de algún rival termine arrebatando el liderazgo.
Atlanta se defendió muy mal. Lopes nuevamente no sintió la posición jugando como lateral derecho. Valdez y Pinto estuvieron inseguros. Armenio filtró muy buenos pases en el primer tiempo, y pudo haberse puesto dos goles arriba. Con uno menos, el local se las arregló para complicar enormemente a la defensa bohemia y exigir a Gagliardo. El mediocampo bohemio hizo agua. Un Guzmán desconocido, un Tirantino que no participó del juego. Palisi debió salir para no irse expulsado. Y Gaby López no logró justificar su presencia en lugar del cuestionado Parentini. ¿Esto significará el regreso del jugador más resistido por los hinchas? Lo cierto es que, fuera Parentini, las críticas se las llevó de a montones Lucas Ferreiro, pese a convertir el gol del empate. El conductor participó mucho pero acumuló demasiados errores, imprecisiones, pases sin destino. Esta vez no pudo salvarnos Andrés Soriano, que luchó en vano. Para rescatar, los pocos minutos en que funcionó la sociedad Suárez (debutante)-Mancinelli, aunque no alcanzó para ganar el partido.
Siguen las dudas en el puntero. El técnico ha probado variantes pero no encuentra la solidez y el fútbol.