domingo, 17 de febrero de 2013

Los peligros de la democracia

Luego del período más siniestro de la Historia argentina, que dejó 30 mil seres humanos desaparecidos y sumió al país en una atroz crisis económica y social, el regreso de la democracia parecía verse como una panacea universal. Raúl Alfonsín afirmó que con la democracia se come, se educa y se cura. Una solución mágica que resolvería todos los problemas. 30 años después, podemos ver que no basta con elegir gobernantes periódicamente para solucionar los problemas.
En Atlanta se está viviendo una revolución política. Se creó una agrupación opositora -Bohemios de Primera- y parece que habrá elecciones en el club después de mucho tiempo. Renació entonces en muchos  socios el entusiasmo por tener un presidente que haya sido elegido democráticamente. Ciertamente celebro que haya más gente interesada en dirigir al club, y si hay dos grupos de socios que piensan diferente sobre cómo conducir al club, es lo más sano y justo que lo decidan todos los socios en elecciones. Sin embargo, no creo para nada que esto traiga más beneficios que los que enumeré en la oración anterior.  
Para empezar, Atlanta no es un país de 40 millones de habitantes, sino un club de barrio, una gran familia en donde nos conocemos todos, y bastarían los dedos de la mano de Berscé para contar en miles a nuestros hinchas genuinos. En estos últimos años, más que una puja por el poder, hubo bastantes problemas porque nadie quería agarrar el carro. De hecho falta gente que se sume y aporte al club desde donde pueda y quiera. Cuando el club empezó a levantar, se ascendió a la B Nacional, se recuperó la Sede y aumentaron los recursos, aparecieron los conflictos políticos, el quiebre de la Comisión Directiva y la consiguiente creación de la primera agrupación política bohemia del siglo XXI. Claro que haber estado en los momentos más duros tampoco le da derecho a Korz a eternizarse en el poder. Lo ideal -y ahora seré tan ingenuo como el Alfonsín de 1983- sería que se forme una generación de socios con vocación dirigencial, que tiren todos para el mismo lado. Porque somos muy pocos como para que los buenos valores se dispersen en las dos o tres agrupaciones. No tengo dudas de que habrá gente capaz en cada agrupación, pero cada agrupación tendrá sus grandes limitaciones, y gane quien gane nos perderemos de la gente que se quedó afuera. Igual, que quede claro, si estas diferencias son irreconciliables, lo mejor es que haya elecciones y lo decidan democráticamente los socios.
De lo que tengo miedo realmente es que el período pre-electoral (que ya empezó) se convierta en un circo de chicanas, golpes bajos y puterío, como ya está empezando a avizorarse. Una copia patética de lo que es la política a nivel nacional, provincial o municipal: no se discuten proyectos, no se plantean ideas concretas, solamente se limitan a promocionar eslóganes simples y vacíos de contenido, a agredir al adversario político, a insultarlo y a ponerle palos en la rueda. Por lo pronto, como a nivel nacional, no faltan los socios e hinchas virulentos que piden la cabeza del técnico todos los partidos desde que tengo memoria, odian al otro y no tienen respeto por el que piensa distinto. Esperemos que las primeras elecciones del milenio en Atlanta no se conviertan en lo que parece que se está gestando, porque sería un gran retroceso y mucho perjuicio para el bienestar del club.

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