lunes, 4 de marzo de 2013

Cuestión de fe

Atlanta está puntero desde hace varias fechas y si permanece en esta posición hasta el final del torneo conseguirá el ascenso. Sin embargo, no se vive en Villa Crespo un clima de lucha por el ascenso. Más allá de algunos insultos, reprobaciones y murmullos, no son pocos los hinchas que exhiben incluso en secreto un fuerte pesimismo con respecto a las posibilidades de este equipo. ¿No ilusiona ver a Atlanta puntero, peleando arriba? El sentimiento se evidencia también en la poca concurrencia del público en estos partidos, considerando que estando en la punta se esperaría más cantidad de público. Y el clima con el que se viven estos partidos decisivos no parece un clima de campeonato. Pocas canciones, por ejemplo, hacen referencia  al posible ascenso a la B Nacional.
¿Por qué ocurre esto? La respuesta más fácil sería decir que este equipo no contagia, que no juega bien, que los rivales están cerca y que en cualquier momento puede perder el liderazgo. El juego poco lucido del conjunto de Rondina puede ser un factor, pero me animo a afirmar que hay algo más importante influyendo en la cabeza del hincha y son los antecedentes de estos últimos dos años. Este equipo es inevitablemente comparado con aquel brillante campeón de la 2010/2011, un campeón excepcional por cierto que debe haber sido uno de los mejores campeones de los últimos años junto a Ferro, Tigre o All Boys. La comparación es inevitable pero inútil. Son planteles distintos, momentos distintos. Y a veces el recuerdo grato lleva a una idealización del pasado, generando una imagen distorsionada que borra los malos momentos. Si el hincha espera ganar con comodidad, jugar bien, establecer una cómoda diferencia sobre los seguidores y ascender varias fechas antes, está equivocado. Está exigiendo más de lo que se podría esperar.  
Pero no sólo el gran campeonato del 2011 es una pesada mochila para este equipo de Rondina, que seguramente pierda en la comparación futbolística pero no tiene qué envidiarle en sacrificio y corazón. El antecedente del reciente descenso también pesa en el sentimiento de los hinchas, inundándolos de un negro pesimismo. Es como si el ascenso no valiera tanto, porque ya se ha visto lo difícil que es para un club como Atlanta mantenerse en la categoría. Y en definitiva nadie quiere volver a descender inmediatamente. Como la novia despechada que ya no quiere saber nada con ningún hombre ¿Eso implica que ya no podamos ilusionarnos siquiera con un ascenso? Desde 1999 que el Bohemio bajó a la B Metro se peleó muy pocas veces arriba. No podemos dejar de valorar esto, ser otra vez protagonistas, estar arriba de otros clubes con presupuesto más grueso, darle una nueva oportunidad al corazón y darle el permiso de creer. 

No hay comentarios: