El fútbol argentino se encuentra convulsionado actualmente por dos hechos "novedosos" que en realidad no tienen relación entre sí: el probable primer descenso de Independiente y la prohibición de público visitante en todas las canchas y categorías. Como hincha de Atlanta, resulta totalmente justificable mi deseo de que Independiente efectivamente descienda. Pero mi satisfacción no es la misma que la del hincha de Racing o el de Boca, o que la del de River que ejecuta su venganza. Es ese deseo constante de que al grande, al fuerte, le vaya mal. No por envidia, sino para que los soberbios e ingorantes (la soberbia suele ir acompañada de la ignorancia) dejen de ser soberbios e ignorantes. Que sepan lo que se siente un descenso, que lo vivan en carne propia. Desdramatiza al fútbol, distingue la tragedia futbolística de la tragedia de la vida. Porque los hinchas de River descendieron a la B pero siguen vivos, siguen siendo hinchas de River, siguen siendo River. Los hinchas del Rojo no sufrirán más su descenso que los de Talleres de Córdoba cuando bajaron al Argentino A hace unos años, o el reciente descenso de El Porvenir a la D, por ejemplo. El fútbol da alegrías pero también da tristezas. A veces más de unos que de otros. Y hay que saber apreciar las primeras y digerir las últimas.
Menos justificable quizá sea cierta satisfacción que siento ante la prohibición del público visitante en Primera. No porque quiera que el fútbol argentino se transforme en eso, en un espectáculo para la TV sin hinchas en las tribunas. Pero es un llamado de atención, algo que instala mediáticamente una cuestión que estaba olvidada. El Ascenso lleva 6 años sin visitantes, y nadie dice nada. Muchos equipos han salido campeones, han ascendido, han ganado clásicos, y sus hinchas en la mayoría de los casos ni siquiera pudieron verlo por TV. Por radio, en el mejor de los casos. Y si no, dándole al F5 en SoloAscenso. ¿A alguien le importó esta injusticia? A nadie. Porque los hinchas del Ascenso son hinchas de segunda, que se bancan todo, porque están acostumbrados a sufrir, a jugar los días de semana al mediodía, a descender, a que te descuenten puntos, a que te manden a jugar a puertas cerradas un torneo entero. Todas cosas que un hincha de Primera no podría tolerar.
Es lo que nos toca. Todavía están los que piensan que el problema del fútbol argentino es que Boca y River no se reparten los campeonatos como el Real y el Barcelona en España, que el fútbol es mediocre porque equipos chicos salen campeones o porque desciende Independiente. Y a la mayoría no le importa que los visitantes no vayan a las canchas del Ascenso, a menos que River esté jugando en la B Nacional, claro. ¿Tan mal está que me alegre un poco la desgracia ajena?
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