Con ustedes
jueves, 29 de octubre de 2009
De Croacia con Furor, el Goleador que esperabamos!!!
Con ustedes
La Autentica Rusa Siome!!!!!!!
EE.UU.: una mujer ofreció sexo para conseguirle a su marido entradas para un partido de béisbol
Susan Finkelstein, de 43 años, publicó un aviso en Internet en el que destacaba sus atributos físicos y proponía "ayuda mutua" a quien le diera dos tickets para ver a Philadelphia en la Serie Mundial.
Hay personas que por amor están dispuestas a cualquier cosa. Este parece ser el caso de Susan Finkelstein, una mujer de 43 años que quiso complacer a su marido, hincha de Philadelphia, y ante la falta de recursos económicos subió un aviso a internet en el que ofrecía sexo a cambio de entradas para ver el partido frente a New York Yankees, por la Serie Mundial de Béisbol."Aficionada de corazón a los Filis -preciosa, alta, con mucho busto, rubia- está desesperada por dos boletos de la Serie Mundial. Precio negociable -¡soy creativa! ¡Tal vez podamos ayudarnos mutuamente!", decía el anuncio de Finkelstein en la página.
Según publica la NBC, un agente encubierto acudió a la cita con Finkelstein, quien quedó detenida, imputada por ejercer la prostitución, tras realizarle insinuaciones sexuales al efectivo "a cambio de los boletos".
La Verdà de la Moilanesky : Almagro 1 - Atlanta 1
El Robo del Siglo.
Nos han choreado. Nos afanaron. No hay otra explicación a lo sucedido en José Ingenieros. La sensación de Alonso, de los jugadores, de todo el pueblo bohemio, es que ha sido un verdadero robo. Dos veces tuvimos que ahogar el grito de gol que nos daba el triunfo. Pocas veces en la vida uno se siente tan boludo como después de gritar un gol que finalmente fue anulado. Pero luego la vergüenza es reemplazada por una incontenible ira. De esa ira fuimos presos todos los bohemios al ver, impotentes, que la victoria se nos negaba.
La realidad indica que Atlanta mereció ganar el partido. No sólo porque en general jugó mejor que Almagro, sino porque generó mayor cantidad de situaciones de peligro y porque sobre el final del encuentro, en el último cuarto de hora, fue el equipo que arriesgó y apostó al triunfo. Estuvo muy cerca de conseguirlo. Mientras el conjunto local se hundía en su propia incapacidad y desconcierto futbolístico, y parecía que el empate conformaba a ambos, Alonso sorprendió a todos con el único cambio que realizó en el partido. Martino entró por Catalán y Atlanta sumó más hombres de ataque, dominando totalmente el juego y llegando con gran peligro al arco de Pave. Dos veces gritamos gol en ese lapso, pero ambos fueron anulados por off-side a instancias del juez de línea Quiroga. Uno de ellos fue claramente mal cobrado y por eso la sensación de todos fue que el empate terminó siendo una verdadera injusticia, no sólo por el juego, sino también por las decisiones arbitrales.
Atlanta no sólo jugó mejor en ese lapso final. También tuvo su buen momento en el primer tiempo. La gran figura fue el Mágico González, conductor insipirado en todo el partido y goleador. Un dato que ilustra lo bien que llegó a jugar el equipo: convirtió el primer gol de jugada en todo el campeonato. También fueron muy buenas las tareas de Rutili y Lolli, mientras que Guzmán sumó una de cal y otra de arena: se mostró muy participativo siempre y estuvo involucrado en muchísimas jugadas de peligro, pero falló demasiado a la hora de definir.
No cabe duda de que fue el mejor partido del equipo en lo que va del torneo. Pero ojo que lograr eso no es muy difícil. La falta de definición sigue siendo un problema gravísimo que aleja a Atlanta de la posibilidad de escalar posiciones en la tabla: si no ganamos, vamos a terminar hundidos, en el último puesto. Por otra parte, la defensa no dio las mismas garantías que en los últimos partidos. Almagro, con poco, tuvo sus situaciones y hasta pudo llevarse los tres puntos en el último minuto.
El Commento del Marques: Almagro 1 - Atlanta 1
AGARRÁMELA CON LA MANO
¡No debe haber cosa más dolorosa, mi fiel escudero, que a un pintor le roben su obra maestra que le ha costado tanto tiempo de trabajo e inspiración, que a un jardinero su flor dilecta, que a un luthier su instrumento artesanal! ¡Y que a Atlanta le roben los goles que le cuesta un huevo y medio convertir!
Y eso ha sucedido anoche y no ha sido sólo uno, sino dos los tantos hurtados debido a la presbicia del linesman y la miopía del umpire Vigliano (“agarrámela con la mano”, digamos para estar a tono con la mediocridad de esta tierra maradoniana).
Lo cierto que en la noche del martes, Atlanta debió retirarse con tres puntos en el bolsillo de las tierras allende a la frontera noroeste de la ciudad y apenas terminó acariciando un tibio empate que -aún de visitante- fue más castigo que premio.
Digamos para no ilusionar vanamente al atlanterío, que el equipo que otrora defendiera el Dr. Arturo Frondizi, es una banda con unos cuantos gerontes que más que jugar al fútbol sobre la raleada gramilla del estadio almagrero, deberían practicar el golf en el verde césped de los links aledaños.
El entrenador del team porteño casi no cambió nada de la formación táctica que presentó ante el Gallo, apenas unos días atrás. Salvo que a Pinocho Marecos lo mandó a la platea y a lo sustituyó por Galeano. Así quedó conformada la gloriosa entidad fundada un 12 de octubre de 1904: En el arco y como esperemos sea para toda la eternidad, Don Rodrigo Llinás. Los tres defensores fueron Nico Cherro, el salteño Arancibia y Segovia. Cuatro volantes con el petizo Lolli, el rutilante Rutili, el apacible Catalán y el mentado Galeano. Como enganchador el sucesor de Bochini, Miguel González, y los delanteros fueron el torito Guzmán por afuera y Sosa rondando el punto del penal.
Como viene aconteciendo normalmente, empezó mejor el visitante que se adueñó del balón y se la entregó al Mágico para que éste le diera el mejor de los destinos.
No había transcurrido mucho cuando el requerido por el Tolo Gallego recibió un pase de Guzmán en centro del área y aconteció el milagro impensado: ¡Otra que la resurrección de Lázaro!!Otra que la aparición de la Virgen de Lourdes!¡Otra que un hijo de Michel Jackson! ¡Gol de Atlanta! Y como sí fuera poco de jugada.
Superado el asombro, con el acontecer de las acciones se fueron aclarando las cosas para dejar en evidencia que el milagro no era tanto. Lo imposible y extraño es no hacerle un gol a esta defensa tricoloreada, que es una obra maestra del terror digna ge Boris Karloff.
A partir de allí Atlanta comandó sin sobresaltos lo trámites partidarios y Don Rodrigo pasaba su primera noche apacible desde que recaló en el tanguero barrio de Villa Crespo.
Porque la defensa controlaba sin problemas las intentonas del abuelo Yaqué - que como todo anciano cuando el cuerpo no responde, recurre a la lengua y se la pasó todo el tiempo tratando de manejarle el partido al árbitro- Liderados por Arancibia, Cherro con grandes dificultades y Segovia con muchas menos se encargaban de frenar los escasos impulsos almagreros unos metros antes de la media luna bohemia.
Unos pasos más adelante, el rutilante Rutili exhibía su calidad y sapiencia para patrullar la zona céntrica, seguido de cerca por el pachorriento Catalán.
Por las bandas, Lolli se ofrecía como alternativa de ataque y en el lado opuesto, no aparecía tan punzante el pibe Galeano.
Guzmán estaba inspirado a la hora de superar a los troncos que lo marcaban, pero no tanto a la hora de definir y así desperdició tres oportunidades (de esas que poco abundan), dos por morfón y la tercera ineficacia. Sosa en tanto se movía inquieto, esperando vanamente algún pase que le permitiera anotarse en la insigne galería de los goleadores bohemios.
Pero en un descuido, el único jugador enemigo que sabía algo, Vinaccia, aprovechó un descuido y, cuando nadie lo esperaba, se escapó por la punta derecha y batió al arquero atlante.
Con este excesivo premio para los almagreros y no mucho más para contar, se acabó el primer tiempo.
En el segundo, el entrenador local debió quemar rápidamente las naves, ya que los vejestorios se le caían a pedazos y a los quince minutos ya había agotado los tres cambios. Entre ellos el ídolo tricolor Yaqué y el rubio Figueroa que algo aportaba en el medio campo.
El complemento se desarrollaba en un clima de paridad y amistad, con un medio campo superpoblado, donde la estrella del Mágico comenzaba a apagarse, Catalán se fundía y solo Rutili continuaba como en el minuto 0.
La ventaja de tener intacta la posibilidad de cambios, no supo ser avizorada por el alineador villacrespense, que contando con tres hombres de refresco para imponer el mayor resto físico de los atlantes, sólo optó por un único relevo. Y fue un cambio valeroso: sacó un vanguardista y ubicó un volante.
Y en esos minutos finales El bohemio estrujó a Almagro contra su arco, Sosa se perdió una seguidilla de goles y, como ya fue dicho, los dos que concretó los anuló el pelandrún de Vigliano (agarrámela….).
Con el agridulce sabor por haber visto jugar mejor a nuestra querida escuadra, de haber vuelto a ver un gol después de mucho tiempo, pero a la vez cosechado un escaso punto cuando merecíamos más, nos retiramos del estadio 3 de Febrero silbando bajito.
Aunque, esta vez con la esperanza de que tal vez el despegue del equipo pueda empezar a concretarse próximamente.
miércoles, 28 de octubre de 2009
domingo, 25 de octubre de 2009
miércoles, 21 de octubre de 2009
El Commento del Marques: Atlanta 0 - Moron 0
Atlanta está poniendo a prueba mi paciencia, mi fiel escudero, como pocas veces ha acontecido a lo largo de nuestra gloriosa historia. ¡Otro cero a cero y ahora ante nuestros hijos dilectos a los que solemos ganarle con solo poner once maniquíes con la camiseta amarilla y azul! ¡Y encima venían devaluados, con un equipejo que está peleando por debajo de la tabla, más a menos en nuestra línea de flotación!
Era una oportunidad óptima para dar vuelta esta página tan pobre por su aridez en los resultados y de estrenar de una vez por todas, en el presente torneo, las redes flamantes e intactas que se extienden detrás de los arcos del León Kolbowski.
En la fecha anterior la escuadra bohemiera, con la inclusión de algunos “alonsitos”, había dado algunas muestras de mejoría en su salud futbolera, aunque sin alcanzar por ello una actuación demasiado meritoria.
Era de esperar, entonces, que esos síntomas de la levantada insinuada, exhibieran un mayor grado de evolución ante el gallo bataraz y en condición de anfitrión. Pero, una cosa es ir a cuidar el empate de visitante y otra muy distinta tener la obligación de luchar con denuedo por los tres puntos y delante de tu gente, por muy escasa que ella fuera, en la disparatada deshora de este martes, en función vermouth.
El entrenador villacrespense repitió los mismos once que ante Acassuso, que –para aquellos que no siguen con fruición y religiosidad estos comentarios- fueron: Don Rodrigo; Nico Cherro, el salteño Arancibia y Segovia; el petizo Lolli, Catalán, el rutilante Rutili y el torito Guzmán; el Mágico González de enganchador y Pinocho Marecos con el novel Sosa como pareja de ataque.
Lo novedoso consistió en un Marecos más atrasado, alineándose como un volante más y Guzmán delante de Lolli, casi de delantero por afuera, - en antaño se le decía wing- sobre la derecha del inocuo ataque atlantístico.
Como un libreto mal escrito, el argumento vuelve a repetirse con inexorable puntualidad fecha tras fecha. Y este guión marca que Atlanta empieza mejor, domina y se acerca a los ociosos arqueros locales sin inquietarlos demasiado. Esas aproximaciones despiertan en nuestros entusiasmos esas esperanzas que suelen crear las sonrisas de bellas damicelas que a la postre, se nos harán inalcanzables.
Y ese dominio se tornará estéril, previsible y a lo largo de los noventa minutos, se convertirá en la más pura y dolorosa impotencia.
Era una nueva remake de una película tantas veces vista por todos como La Fiesta Inolvidable, aquella risueña comedia con Peter Seller, repetida hasta el cansancio en cines, TV y video.
El Bohemio no pasaba mayores sobresaltos en la defensiva, donde lo más flojo era Cherro con sus proverbiales inconvenientes de manejo. En el medio se destacaba el encomiable espíritu de lucha de Lolli, aunque en el punto central Rutili no estaba tan rutilante y Catalán aparecía lento e impreciso. El Mágico hacía girar el equipo en torno a él, acertando en el juego corto pero equivocándose como lanzador. El atrevimiento de Guzmán era lo mejor en la vanguardia, donde Sosa se asimilaba ingenuamente a la marca albirroja.
Solamente se llegaba con disparos experimentales desde afuera del área, centros para que se retrate el arquero rival y algún entrevero del que nunca se saca partido en el reducto ajeno.
Precisamente en una de esas confusas incursiones al área de los provincianos, el novel Sosa es burdamente detenido por un bestiún moronero y el árbitro que cobra penalty a favor.
Pero darle un penal a Atlanta y repartir margaritas en un chiquero, es a estas alturas, más o menos lo mismo. A falta de L. Martínez, el encargado de errarlo fue Miguel González que se lo entregó tiernamente a las manos del guardameta Migliardi.
Golpe en la mandíbula para el team dueño de casa, que comienza a decaer en sus ímpetus y permite el agrandamiento de un rival que poco y nada ofrecía.
Mas, sí Atlanta tiene hambre, los de Morón tiene una ganas de comer bárbara, y en medio de esa mediocridad termina el primer tiempo, los técnicos hablan al divino botón en los vestidores y empieza la el período ulterior.
Y más de lo mismo, con los de Alonso dando la vuelta del perro por la zona media y los de Stagliano temerosamente refugiado y amontonando gente en el perímetro de su área.
Sobre la media hora final el Mágico desaparece, Guzmán está exhausto, el medio campo se torna impreciso y en el fondo comienza a florecer algunas grietas y todos terminamos sufriendo y encomendándonos a la Virgen Santísima.
Menos mal, dentro de todo, que como con Comunicaciones o San Carlos, esta vez no hubo que lamentar una derrota sobre el final.
Los ingresos de Rolón, Martino y Galeano dieron una cuota de movilidad, en lo que pareció el espejismo de una arremetida final.
Solo una ilusión pasajera, que no cambió el rumbo de un nuevo 0 a 0.
Y así terminó la función, como La Fiesta Inolvidable, un film que todos hemos visto, pero en este caso, mucho menos divertido.
domingo, 18 de octubre de 2009
El Commento del Marques: Susso 0 - Bohemio 0
“Hay que cambiar algo, para que todo siga igual”. Il Gattopardo. Lampedusa
Realmente, mi fiel escudero, me arrimé al tan familiar estadio de los calamares que tantas veces nos diera albergue, con la esperanza de asistir a una nueva edición de la Revolución de Octubre, tal vez seducido por algunos nombres propios que durante la semana sonaron para integrar el primer equipo de nuestro querido Atlanta.
La impetuosa salida del anterior técnico -acompañada por unos guarismos que le dan a su gestión el rótulo lacerante e indiscutible de fracaso- y la asunción para tal cargo de alguien del riñón mismo del club, junto a la promoción de valores jóvenes de nuestra poca productiva cantera, me hizo suponer que estábamos ante cambios profundos e históricos.
Y debo decir que el primer tiempo de la escaramuza contra los humildes quemeros de este viernes le dieron cierto oxígeno a mis desmedidas fantasías.
Pero empecemos por el principio, que siempre es lo más aconsejable.
Para la ocasión, el Sr. Alonso no modificó la zona defensiva de su elenco que salió con Don Rodrigo al arco; Cherro, el salteño Arancibia y Segovia. A continuación y como lo hacía su predecesor formó una línea de cuatro con el petizo Lolli por el lateral derecho y el torito Guzmán por la otra franja y ubicó en el circo central a dos centrojases del más puro cuño nigrettista: Catalán y el rutilante Rutili. Los cambios vinieron en las posiciones siguientes con el Mágico como enlace, Pinocho Marecos y Sosa de delanteros- aunque el primero más retrasado y este último más de punta-. Como puede observarse Palisi, Rolón, Álvarez y Quiroga no estuvieron ni en el banco.
Decía, que el primer tiempo del combate había dado lugar a cierto optimismo y la creencia de que algo estaba por cambiar. Porque entre las 15.30 hs de la tarde y las 16.15 se jugó exclusivamente en campo acassusisano. ¡Y juro por el Altísimo que no exagero ni un ápice!
Tal disposición a hacerse del útil y de manejarlo, sea quizás, la modificación cambio más importante de la cálida y soleada jornada.
Hay que reconocer que hubo una tendencia saludable a la prolijidad y el orden, pero eso sí, el dominio quedó en los suburbios del área de Ruhl que debió limitarse a hacer vista a algún que otro tirito o descolgar centritos previsibles e inofensivos.
La hegemonía porteña se basó, fundamentalmente, en el buen patrullaje que el rutilante Rutili ejerció por la zona que debía custodiar, por su faena solidaria al auxilio de sus compañeros en dificultades y por su generosidad a la hora de distribuir el juego.
Catalán era un buen ladero pero lento como ministro de salud del Chaco y falto de fútbol. Los entrealas, Lolli y Guzmán se proyectaban bien pero se diluían como estrellas fugaces en las cercanías del banderín del corner.
A su vez, en la zona de creación, el Mágico aportaba su conocida irregularidad y los delanteros Marecos y Sosa (habrá sido un homenaje de Alonso a los recientes muertos ilustres) no encontraban huecos donde perforar, ni se mostraban francos para recibir.
Atrás los zagueros y el guardameta tomaban sol, sin saber lo que les esperaba al final.
Con la más profunda incursión bohemia de la etapa– un tiro de Guzmán cerca del palo derecho del arquero- acabó el segmento inaugural.
Los primeros minutos del complemento fueron más de lo mismo: posesión estéril del balón, falta de definición e impotencia. Hasta que los inquilinos de Vicente López se cansaron de prestarle la pelota a sus colegas y se vinieron en malón.
Como cuando el viento cambia imprevistamente de dirección en alta mar, así cambió el rumbo de los acontecimientos en el partido. La diferencia estaba, en que ellos se acercaron en serio y no en tren de bromas como los villacrespenses.
En esa última media hora sí que sudamos la gota gorda y otra vez apareció el gran Don Rodrigo como providencial salvador, ayudado por los palos, extremidades inferiores oportunamente colocadas y la diosa Fortuna – que pocas veces suele calzarse la camiseta azul y amarilla.
Hubo cambios, pero de jugadores nada más, porque ni el Martínez fue más que Marecos, ni el Pepito Castro que Sosa, ni Silva que Guzmán.
Y terminamos arribando a un nuevo empate con el marcador en blanco y la historia volvió a repetirse una vez más.
Se jugó mejor, es cierto, pero la Revolución esperada quedó por el momento, en tímidas e intrascendentes reformas.
martes, 13 de octubre de 2009
El Commento del Marques:Atlanta 0-T.Suarez 1
¡Mala forma hemos tenido para festejar los 105 años de nuestro querido Atlanta, mi fiel escudero! Impropia e inmerecida para la historia de nuestro querido club.
Es cierto que los sinsabores siempre han predominado por sobre las alegrías a lo largo de estos años de apasionada fidelidad y el sufrimiento se nos ha hecho carne, como un compañero de ruta en nuestro terrenal trayecto por este valle de lágrimas.
Pero también es cierto que un hálito de optimismo me invadía este domingo, cuando me llegué al trote suave de mi redomón a nuestro coqueto estadio, bajo un sol primaveral y una brisa acariciante, y el mismo era producto de haber visto algún síntoma de recuperación en el último partido disputado en la lejana Junín.
Para mejor, nuestros heridos estaban casi todos repuestos de sus diferentes magulladuras -salvo el eficiente Izquierdoz- y el ahora desempleado Nigretti, podía escoger a voluntad la oncena de soldados necesarios para la batalla contra los altivos lecheros, que arribaban a Villa Crespo en la cúspide misma de la tabla de posiciones y dirigidos, nada menos, que por el polémico Salvador Pasini.
Así el equipo del centenario más un lustro saltó al raleado césped con Don Rodrigo a la puerta. Los tres del bajo fondo fueron de derecha a izquierda Cherro, el salteño Arancibia y el pelado Segovia. La línea siguiente la conformaron el petiso Lolli, Catalán, el rusito Mocuilski y el díscolo Quiroga; más adelante el Mágico Gónzalez con el barullo Rolón y el guaraní Acosta Cabrera, adelante para concretar la utopía de un gol, que finalmente no llegó.
Ni bien la bola echó a rodar, quedaron de manifiesto dos realidades: por un lado, un equipo sólido, bien parado y que sabía lo quería (aunque no fuera muy loable) y enfrente otro que es todo fragilidad y desorientación. Adivine el avisado lector cual de ellas corresponde a cada una de las escuadras contendientes.
Los de Ezeiza vinieron con el claro objetivo de sacar un empate y limitarse a controlar las timoratas e improductivas intentonas atlantes. Y para tales menesteres se arreglaba con poco: una línea de cuatro a los que Rolón y Lolli le llegaban a la cintura y Acosta Cabrera a la tetilla; tres volantes en el medio y Cordone como una suerte de enganche. Arriba el temible Greco, que llegó a Villa Crespo con la pólvora mojada, seguramente por el temporal de la víspera.
Lo de los tristones era neutralizar, controlar y ver que pasaba.
Claro que por el lado de sus contrincantes no pasaba naranja, y eso que de entrada nomás casi convierte con la mejor jugada concebida en la ya terminada era Nigretti. Y fue con el sello “made in Lanús” cuando tras un desborde de Rolón habilitó a Lolli que hizo trabajar por única vez en todo el domingo al amigo Albano Anconetani.
Pero enseguida el pelafustán de Quiroga se hace echar estúpidamente cuando los jugadores recién se estaban desperezando. Sí Atlanta no le hace goles ni al arco de Tito con once, imagínense con uno menos.
Esta baja no hizo, sin embargo, mudar la actitud del visitante que no tiene la ambición de los Kichners precisamente; pero así y todo fue progresando en el campo del honor y de a poco fue haciendo lo que hacen todos los rivales de Atlanta: convertir a Don Rodrigo en figura.
Para colmo de males, a la media hora, al hombre que sonaba como el posible Palermo de Villa Crespo, se le desgarran las fibras musculares y el resistido Martínez a la cancha y Peralta Cabrera a la exigida enfermería bohemia.
Termina el primer tiempo y en el segundo más de los mismo: conformismo lechero e impotencia atlante sumado a la impaciencia que a viva voz comienza a bajar desde las gradas donde habita su público.
Atlanta sigue dependiendo de lo que pueda hacer Miguel González con todos sus claroscuros y sus irregularidades. Bien el pelado Segovia que atrás resiste y empuja. Flojo Catalán que en el circo central pierde más de lo que gana y algo aporta para el tránsito lento el rusito Mociulski. Un poco más adelante Rolón es solo voluntad junto a un Martínez - que si bien es un cúmulo de limitaciones- no le tiran una redonda ni por casualidad.
En ese estado de cosas Suárez había tenido un par de acercamientos a la valla local, mientras que Anconetani se entretenía peleándose con los plateístas de Atlanta, para no morirse de aburrimiento.
Pero a eso de los 25 llegó la puñalada que faltaba, cuando Aquino desde afuera se la pone en el rincón de las arañas al pobre de Don Rodrigo y con su tiro marca el final de la gestión Nigretti .
Ante este fatal desenlace, como manotazo del ahogado, el alineador (ex) villacrespense pone a Alderete por Lolli y a Cubillas por Rolón, pero ya la suerte está echada y no hay vuelta de hoja.
Final de juego, nueva derrota, otra fecha sin goles, y Nigretti a comprar el Clarín y buscar laburo en los clasificados.
Y nosotros nos quedamos con la amarga sensación de festejar el cumpleaños cargados de tristeza y con la sospecha de que hemos perdido un año más. De esos que no sobran.
La verda de la Moilanesky: Atlanta 0 T.Suarez 1
Y acá estamos de nuevo. Un lindo día. A Pasini le trajeron todos los jugadores que pidió, tiene un buen plantel. Ferreiro no va ni al banco, de hecho lo vi ahí afuera de la cancha. Tristán viene bien, peleando arriba; no sé qué podemos esperar hoy, como venimos nosotros. Aunque en Junín aguantamos el cero jugando de visitantes contra el puntero. Dentro de todo, aguantar el empate es algo que podemos hacer. Otra cosa es ganar, eso sí. Pero yo quiero ganar, ya me cansé de empatar 0-0 todos los partidos. Podés creer que desde que empezó el campeonato todavía no pude gritar un gol en la cancha. Siempre que venimos acá nos terminamos amargando, esperemos que hoy sea distinto. Te digo que me gusta un poco más el equipo que pone Nigretti hoy. Al menos está Acosta Cabrera arriba, en vez del burro de Martínez. Y Rolón y Quiroga saben jugar al fútbol. Quizá ésta sea la tarde que se despierte Atlanta, quién te dice. Pero Tristán empezó mejor, eh. Bah, tiene jugadores de nivel, que nosotros no tenemos. El Lobo Cordone tiene su categoría. No estamos muy seguros acá, pero tengo esperanzas de que se arme algo mejor en la ofensiva. ¿Roja? ¡Lo expulsaron a Quiroga, no te puedo creer! Diez minutos van y este pibe se hace echar. Es un enfermo este chico: no viene a los entrenamientos y ahora se hace echar. Vos fijate, ¿y ahora qué hacemos nosotros con diez? Si con once jugadores no podemos hacer un gol, con diez va a ser imposible. Vamos a tener que conformarnos otra vez con un 0-0 en el mejor de los casos, porque Tristán se va a venir con todo me imagino. Y bueh, habrá que luchar mucho, que poner huevos para compensar el hombre de menos. Está jodido eh, pero Tristán la verdad es que no se anima mucho. En el medio perdemos todas, pobre Catalán los tiene que correr a todos. Estamos muy descompensados, y los de arriba están muy lejos del arco. Pero ellos no se vienen con todo, eh… Ah, y para colmo se lesionó el paraguayo y tiene que entrar Martínez. ¡No puede ser! Vive lesionado este tipo y nos tenemos que volver a bancar a Martínez. No nos sale una bien. Hay que ver ahora en el segundo tiempo cuánto podremos aguantar. Por ahora dentro de todo la estamos llevando no tan mal como creía. De hecho mirá cómo estamos yendo a atacarlos. Es que son malos ellos, serán punteros y todo lo que vos quieras pero son malísimos. Con un poquito de huevos y la inspiración del Mágico podemos dar la sorpresa y ganarlo, capaz. Uy, el caño que se comió Cherro… gol. Golazo nos hicieron. Y bueh, era algo que podía pasar. Tristán no lo merecía pero en algún momento iba a encontrar los espacios por algún error nuestro. ¿Y ahora cómo hacemos para irlo a buscar? Esto es imposible, si los de Tristán ya estaban todos atrás con el 0-0, ahora no les vamos a poder entrar nunca. Ay, qué mal que te veo, Nigretti. Otra vez perdemos en Villa Crespo. Me doy cuenta que ganamos un partido de ocho y que solamente hicimos dos goles. Qué increíble. Si el técnico sigue con estos números es un descarado realmente. Chau, Nigretti, chau. Nigretti, Maradona y Vigliano se pueden ir a la puta que los parió. Me cansé, nos vemos en Platense supongo.
martes, 6 de octubre de 2009
El Commento del Marques : Sarmiento 0 - Atlanta 0
La verdad, mi fiel escudero, es que casi resignado recorrí al galope tendido las 53 leguas que nos separan del antiguo fortín Federación a orillas del Río Salado para ver, con más devoción religiosa que fe al cuadrito de nuestros amores.
Y el pesimismo que me acompañaba, mientras cruzaba las feraces praderas de nuestra pampa húmeda, tenía serios fundamentos, no sólo por la floja campaña de nuestros jóvenes ágiles, sino porque asistimos a una permanente rotación de nombres que nos hace presumir que el entrenador Nigretti todavía no ha dado con la tecla en la formación definitiva del equipo. Y para peor, nos enteramos en la víspera de la ausencia obligada del gran pilar del fondo bohemio, el salteño Arancibia.
Pero se avizoraba, entre tantas malas nuevas, una luz de esperanza en la oscuridad del túnel y ese resplandor lo daba la comprobación que este equipo juega mejor lejos de casa, que en la gramilla del renovado estadio Kolbowski. Y además las canas que peino me enseñaron, que en estos menesteres del balompié, siempre es mejor ir de punto que de banca.
los que se la daban de banca eran los verdes juninianos, que tantos y tantos disgustos nos han ocasionado a lo largo de la historia. Altaneros y confiados en lograr una fácil victoria que les hubiese permitido mantenerse en lo alto de la tabla de posiciones.
Pero como de pronósticos fallidos está empedrado el camino a los infiernos, había que ver a los pingos en la cancha.
Y esta fue la extraña alineación que presentó el team capitalino, en la soleada y primaveral tarde del noroeste bonaerense para el evento: Don Rodrigo de cancerbero; Nico Cherro de Izquierdoz pero por la derecha, Izquierdoz de Arancibia en el centro y Segovia en el lugar de siempre, fueron los tres paradores en el fondo; el petiso Lolli y Silva los carrileros a babor y estribor respectivamente. Improvisó el doble cinco con el camionero Moyano y el rusito Mociulski (No hay caso, al DT no lo termina de convencer Palisi); dos medias puntas con el Mágico y el indultado Quiroga y a que se arregle como pueda en larguirucho Martínez.
Como es costumbre, empezaron mejor los de azul y amarillo que suele, en los primeros minutos, sorprender a su rival, pero nunca provocando situaciones de verdadero peligro: tiritos inofensivos desde muy lejos o centros sin ningún destinatario claro.
Eso sí mucha marca en el medio, donde Lolli en su sector le muerde los garrones a cuanta media color verde se le acerca, y donde el Moyano y el rusito se prodigaban para que evitar que los volantes sarmientino se hicieron del balón y dieran rienda suelta a toda su creatividad.
En la gestación del fútbol, Atlanta en manera cada vez más creciente, depende de lo que iluminen los botines de Miguel González, que tuvo en esta fecha una jornada irregular, donde alternó acierto con otros tantos errores.
A su lado el díscolo Quiroga, que los pocos minutos en cancha no se lo vio muy comprometido en el combate, tal vez por la disminución física que lo obligó a retirarse sentido antes de la media hora de juego.
Atrás, cuando el dueño de casa comenzó a emparejar las acciones, la cosa era para preocuparse, porque Cherro no ofrecía garantías suficientes y Segovia tenía problemas para manejar la de cuero. Suerte que Izquierdoz hizo méritos suficientes para que no extrañemos demasiado la falta a Arancibia. Pero con el tick tack del reloj la última línea terminó afianzándose y redondeando un buen trabajo.
Y sí no estaba Don Rodrigo, siempre presto a solucionar cualquier problema, ya sea por arriba, por abajo o a puro reflejo con una faena, que como siempre lo convirtió en una de las figuras de los villacrespenses. Sí el primer tiempo terminó con el marcador en blanco, se debe a dos atajadas formidables que evitaron un seguros goles del equipo del campo argentino.
Porque sí bien es cierto que en el desarrollo del juego era todo muy parejo, Sarmiento era más ambicioso e incisivo, y sus llegadas hacían transpirar a Llinas, mientras que en el arco de enfrente, su colega Abraham se preguntaba porque no había aprovechado la tarde de sol para ir a pescar a laguna de Gómez.
Ni bien comienza el segundo tiempo, el pelafustán de Aquino lo faulea de atrás al Mágico y como ya tenía una tarjeta amarilla la segunda vira al rojo, y las duchas antes de tiempo.
No obstante esta ventaja, los atlantes no salen a liquidar a sus enemigos, sino por el contrario refuerza su actitud defensiva y se agazapan para la contra.
Los conducidos por el recordado Finarolli, empiezan a hacer números y retroceden en el terreno. La idea de una repartija de puntos, empieza a tornarse un buen negocio.
Nigretti lo saca al intrascendente Martínez y hace estrenar al guaraní Acosta Cabrera. El entrenador sarmientoso saca a un Zuleta que había fracasado y a Pasquinelli idém y los pone a Acerbo (verdugo en Villa Crespo) y al chiquito Lobianco. Y el conjunto local experimenta alguna mejoría en el campo rival
Los porteños encontraron algunos resquicios y consiguieron construir varias intentonas con superioridad numérica. pero, o el Mágico elegía la peor de las opciones, o Rolón (que había reemplazado a Quiroga) chocaba con un defensa verde o Cubillas, que había entrado por Lolli, se tropezaba.
Parecía que el auriazul estaba más cerca, pero es más fácil que D’Elía gane el Nobel de la Paz a que Atlanta le haga un gol a alguien.
Al final, Sarmiento forzó un par de córner en tiempo de descuento y ya sabemos como habitualmente terminan estas cosas. Por suerte entre los puños de don Rodrigo y la cabeza de Izquierdoz nos evitaron volver viendo el crepúsculo en la ruta 7 con los ojos nublados por las lágrimas.
Y así nos trajimos un puntito y la posibilidad de seguir bancando un equipo que sigue en deuda con su público de la calle Von Humboldt.
Se viene otro encumbrado, el Tristán de Pasini y espero recuperar la memoria de cómo se grita un gol, porque de visitante no puedo gritarlo y de local no los hacemos. Esperemos que este sábado cambie, todo cambie, como cantaba la Negra (hasta siempre y gracias por todo Negra querida).