lunes, 25 de agosto de 2014

El fin de un ciclo desastroso

Se acabó el ciclo de Rubén Capria como técnico de Atlanta. La estadía fue muy corta: apenas cinco partidos en los que acumuló cinco derrotas, para igualar el peor arranque en un campeonato en la historia del club y convertirse en el peor técnico de la historia del Bohemio. La tristeza invade Villa Crespo por este desastre futbolístico, al mismo tiempo que el cambio de mando permite renovar las esperanzas de torcer el rumbo, porque con Capria en el banco parecía muy difícil dejar de perder.
Este torneo de transición estuvo mal parido desde que Carlos Mayor abandonó repentinamente el cargo para irse a Godoy Cruz. Con él el equipo había repuntado la temporada pasada y tenía esta chance para armar su plantel y tomarse revancha en la lucha por el ascenso. La ida sorpresiva obligó a la dirigencia a improvisar con una búsqueda rápida de entrenador. Hoy, con el diario del lunes, podemos decir que se cometió el mayor error en materia futbolística de los últimos años. El Mago Capria llegaba sin ningún antecedente como técnico, ni siquiera como ayudante o en Inferiores. De él sólo conocíamos su claridad expositiva y conceptual a la hora de analizar el fútbol, con una clara tendencia a defender el fútbol denominado "lírico".
Pero de la teoría a la práctica hay un gran trecho. Capria no conocía la categoría, no conocía a los jugadores, y tuvo que enfrentarse a algo tan nuevo con las grandes urgencias que tenía el hincha, que sabía que el torneo es corto y que hay que conseguir resultados porque el objetivo no es otro que el ascenso. Capria vino a hacer su experimento, a intentar hacer jugar a su equipo como él quería, como el consideraba que debe jugarse a este deporte. La concepción del buen fútbol terminó convirtiéndose en una insana obsesión, en un infantil capricho, en un suicidio futbolístico. 
En estas cinco derrotas no hay excusas. Más allá de las lesiones y de la mala suerte que acompañó al equipo en algunos encuentros, no hay discusiones para semejante seguidilla de caídas. Atlanta nunca logró ponerse en ventaja, se fue perdiendo a todos los entretiempos. Tuvo tres penales en contra. Lo que caracterizó el ciclo de Capria fue una grave falencia en la marca. El técnico priorizó siempre la creación del juego y el ataque -aunque sin buenos resultados tampoco ya que sólo convirtió dos goles en cinco encuentros- sacando jugadores de marca para incluir jugadores más ofensivos. Así faltó contención, y se vio siempre un equipo desequilibrado, que cometió muchos errores que costaron goles y dio demasiadas ventajas a los rivales. En general Atlanta fue un equipo que hizo poco daño arriba y fue muy benévolo atrás. 
Capria cometió el grave error de no pestarle atención a la defensa y pensar solamente en el ataque. Una concepción del fútbol que podrá parecer bonita en los papeles pero que le impidió sumar un mísero punto en su primera experiencia como entrenador. Quizá lo aprenda para más adelante, aunque es difícil teniendo en cuenta que nunca realizó una autocrítica, nunca intentó cambiar su forma de jugar o corregir esta falencia defensiva. 
Al menos debe dejarnos una enseñanza: los equipos se arman de atrás para adelante. Y a nosotros, los hinchas, en ser más pacientes cuando los técnicos no arriesgan tanto como a veces se deseara. Nunca más quiero escuchar en la cancha que se le grite "Cagón" a un DT en Atlanta. Acordémonos de Capria, el técnico menos cagón de la historia del club.

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