Desde el descenso en 2012, Atlanta peleó por la vuelta al Nacional en cuatro de los cinco torneos disputados, aunque seguramente nunca estuvo tan cerca como esta última chance en que se quedó a un gol del campeonato. Con distintos planteles, técnicos y propuestas futbolísticas, el resultado ha sido el mismo: la frustración de quedarse en la puerta del ascenso. En momentos así, es inevitable mirar hacia atrás, a aquella temporada 2010/11 mágica en la que todo resultó bien y Atlanta pudo coronarse campeón, logrando el deseado sueño. ¿Qué hicimos bien entonces y qué estamos haciendo mal ahora? Son interrogantes difíciles de responder, sobretodo cuando se analiza en perspectiva el título obtenido ya hace cinco años.
En definitiva, hoy parece difícil de explicar que aquel equipo haya ganado el ascenso con tanta comodidad, de punta a punta, prácticamente sin dejar dudas. Para empezar, no era un campeonato sencillo, con rivales de bajo nivel como ocurrió por ejemplo este último torneo. Había varios rivales de peso en la categoría. Segundo, no podemos decir hoy que Atlanta haya contado con una calidad y jerarquía de jugadores excepcional. La carrera de aquellos ídolos del 2011 distó de ser lo que se esperaba. Seguramente en aquel momento muchos hinchas nos ilusionamos con que las figuras de la Primera B pudieran brillar también en el Nacional, y soñamos con seguir los pasos de Tigre o All Boys. ¿Cómo no hacerlo? Habíamos sido campeones indiscutibles, y veíamos que era la oportunidad de volver a la élite. Pero aparentemente los jugadores no eran lo que imaginábamos. Tal es así que la gran mayoría continuó su carrera en la Primera B, incluso en clubes sin protagonismo. La gran excepción, irónicamente, fue la de Pasquini, suplente en 2011 y hoy asentado en el campeón del fútbol argentino. Si aquellos monstruos que les ganaban a todos los rivales con que se cruzaban, en todas las canchas, no eran las estrellas que parecían ser, ¿la clave estaba en el banco? ¿En alguna dirección adecuada que ordenaba las piezas de forma armoniosa como en una orquesta? Javier Alonso, el DT que llegó en silencio al cargo, continuó una carrera aun más opaca que sus dirigidos. Increíblemente, el técnico que logró que sus hombres jugaran tan bien al fútbol, tuvo pocas oportunidades y demostró poco.
¿Fue todo una casualidad? ¿Una alineación de planetas en el Universo? No es intención desmerecer aquel campeonato sino todo lo contrario. Los mellizos Soriano, Mancinelli, Llinás, son ídolos, y aquel plantel conformó un equipo exitoso que le dio una gran alegría al pueblo bohemio. Que no sólo ganó, sino que gustó e hizo ilusionar en grande. Pero no nos ayuda a develar el misterio, la incógnita de lo que necesita Atlanta para volver a conseguir un ascenso. Quizá haya sido importante para la conformación de aquel equipo campeón el hecho de que se haya armado lentamente, a lo largo de dos o tres años. Llinás, Cherro, Arancibia, Segovia, Galeano, Guzmán, Andrés Soriano, eran la base a la que se sumaron Mancinelli, Ferragut, Pogonza y Abel Soriano para darle más jerarquía y generar sociedades que no eran nuevas, como Ferragut-Pogonza o Soriano-Soriano. Claro que para que la cocción a fuego lento fuera posible Atlanta debió comerse dos campeonatos consecutivos sin clasificar al Reducido. En estos últimos años, en cambio, las frustraciones de quedarse en la puerta del ascenso se han sufrido por partida doble, ya que las buenas actuaciones individuales han atraído el interés de clubes de categorías superiores, por lo cual Atlanta debió afrontar cada temporada el desafío de empezar un nuevo proyecto, con muchos jugadores nuevos. Son muchas veces los tiempos de crisis los que dan oportunidad para los cambios y el surgimiento de nuevos paradigmas.
¿Fue todo una casualidad? ¿Una alineación de planetas en el Universo? No es intención desmerecer aquel campeonato sino todo lo contrario. Los mellizos Soriano, Mancinelli, Llinás, son ídolos, y aquel plantel conformó un equipo exitoso que le dio una gran alegría al pueblo bohemio. Que no sólo ganó, sino que gustó e hizo ilusionar en grande. Pero no nos ayuda a develar el misterio, la incógnita de lo que necesita Atlanta para volver a conseguir un ascenso. Quizá haya sido importante para la conformación de aquel equipo campeón el hecho de que se haya armado lentamente, a lo largo de dos o tres años. Llinás, Cherro, Arancibia, Segovia, Galeano, Guzmán, Andrés Soriano, eran la base a la que se sumaron Mancinelli, Ferragut, Pogonza y Abel Soriano para darle más jerarquía y generar sociedades que no eran nuevas, como Ferragut-Pogonza o Soriano-Soriano. Claro que para que la cocción a fuego lento fuera posible Atlanta debió comerse dos campeonatos consecutivos sin clasificar al Reducido. En estos últimos años, en cambio, las frustraciones de quedarse en la puerta del ascenso se han sufrido por partida doble, ya que las buenas actuaciones individuales han atraído el interés de clubes de categorías superiores, por lo cual Atlanta debió afrontar cada temporada el desafío de empezar un nuevo proyecto, con muchos jugadores nuevos. Son muchas veces los tiempos de crisis los que dan oportunidad para los cambios y el surgimiento de nuevos paradigmas.
2 comentarios:
Como???
Los soriano lo eran todo, nadie se acuerda que en muchos partidos el arquero se revolcaba en el piso las salvaba en casi la linea y despues metia un gol alguno de los mellizos y cambiaba todo. El partido terminaba por goleada. Recuerdo la goleada 4 a 0 a chicago pero recuerden los primeros 10 minutos , Rodrigo se revolcaba por todos lados. La metia andres o Abel y cambiaba todo 80 minutos de dominio total pocos partidos rodrigo no nos salvo del primer gol. Y despues en el nacional un desastre: Y recuerden que andres estuvo mucho mucho tiempo lesionado en el nacional. Jugaba con dificultad física
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