Una fiesta emocionante se vivió en Santa Fe, en el pequeño codo del estadio de Unión, donde cientos de bohemios apretujados celebraron un triunfo enorme. Y el sueño continúa. Porque casi que no hubo tiempo para inflar el pecho por la contundente y merecidísima victoria frente a Belgrano de Córdoba, que ahora aparece River en el horizonte cercano y crece la ilusión de un batacazo que sería histórico. De las emociones, mucho se ha dicho y mostrado. Bianchi Arce festejando con su gente. Las lágrimas del técnico Berscé. La emoción y el agradecimiento de los jugadores. Fue muy intenso. Pero antes hubo un partido de fútbol, en el que Atlanta, un equipo de la tercera categoría, superó en todos los aspectos a Belgrano, un representante de Primera División. No en una instancia cualquiera sino en octavos de final, lo que coloca a Atlanta entre los ocho mejores de la Copa Argentina.
Fue la mejor expresión del fútbol que pregona Berscé, ante un rival importante. Un partido consagratorio. La actuación de Atlanta fue excelente. Tácticamente, el planteo salió a la perfección. Berscé apostó a un 5-3-2 que no puede confundirse con un esquema defensivo. El equipo fue dinámico, rápido para atacar y para defender. La defensa cumplió una labor impecable, con Bianchi Arce y Tecilla despejando todo lo que venía al área. El mediocampo tuvo mucho juego y recuperación del balón. Monserrat fue un punto alto, Álvarez mostró cosas interesantes en su esperado debut, y Miranda la descosió. El 10 los volvió a locos a todos. Arriba, aparecieron los goles de los delanteros. Pedrozo hizo un gran sacrificio: convirtió el primero y asistió a Martínez en el segundo. Rendimientos individuales muy altos, y un gran funcionamiento colectivo. El conjunto del Gallego Méndez se vio sorprendido ante un equipo que dominó la posesión de la pelota y se atrevió a atacarlo, y nunca pudo desarrollar su juego ni llegar con serio peligro, salvo en la última jugada del partido en que descontó. Quizá la postura de los cordobeses favoreció a Atlanta, que esta vez no se encontró con el cerrojo defensivo que suelen disponer los habituales rivales bohemios en la B Metro. Con espacios, Miranda, Monserrat y compañía pudieron volar. Y Atlanta consiguió un triunfo inmenso que lo vuelve a colocar en los primeros planos.
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