lunes, 18 de octubre de 2010
The Real Commenta : Atlanta 2 - Saint Charles 1
ARRIMANDO EL BOCHÍN
¡Cuidate Defensores…!
¡Ya estamos mi fiel escudero, a la par de los pincharratones de Caseros y pisándoles los talones al dragoncito de Belgrano! Y esto está para cualquiera porque está visto que nadie se come a los chicos crudos y que todo es muy parejo.
Suerte que el club de nuestros desvelos, como los buenos boxeadores, supo asimilar la triste derrota sufrida en la boscosa Agronomía y retornó rápidamente a la gloriosa senda de los triunfos.
Claro que el rival de este sábado era una runfla de malhechores disfrazados de jugadores de fútbol, salpicado con algunos ancianos como el Pepe Pelanda y el charrúa Orfila, que se dedican a pegarles impiadosas patadas a todo lo que se mueve, ya sea con forma esférica o con forma humana.
Atlanta saltó al campo de batalla conociendo la mala cosechas de sus adversarios en el lote de los punteros: Los Pasini Boys cayendo en su excursión a Junín y los belgranianos empatando con Los Andes merced a un gol del Rey Sol Solchaga, gritado con afán por todo el pueblo bohemio.
Los once craks del Xabi Alonso fueron para la emergencia: Don Rodrigo Llinás de cancerbero; el petizo Lolli, Nico Cherro recuperado, el Roly Arancibia y el Matu Valdés en lugar del suspendido Segovia; el poeta Galeano, Maxi Pogonza y el zurdo Ferragut; de enganchador el patagónico Carou y los melli Soriano para el gol.
Los de Villa Crespo salieron sin titubear a arrollar a su espantoso rival y con poco lo arrinconó contra la tribuna que da a la sede social.
Pogonza era el patrón de la vereda en el círculo central, Galeano manejaba bien el útil al igual que Carou unos metros más adelante y los Soriano les rompían la paciencia a los limitados defensores, que tiraban la pelota afuera cuando veían un jugador con la camiseta azul y amarilla a cinco metros de distancia.
El bohemio, no tardó mucho en cristalizar ese dominio en gol, ya que a los 7 minutos, de tiro libre en la puerta del área, Ferragut se la clavo en el rincón de las arañas al pobre Volpe que voló por si había algún fotógrafo cerca.
1 a 0 y los dueños de casa comenzaban a relamerse ante la posibilidad de levantarse con tres puntos, con sólo trabajar a reglamento.
Y todo indicaba que iba a ser así, luego que Abel de cabeza, en medio de los defensores carolingios jugando a las estatuas, facturara un delicioso taquito de su hermano Andrés y pusiera un 2 a 0, cuando todavía no se había disputado media hora de combate.
El partido estaba liquidado y todo se encaminaba a otra goleada de esas con las que nos están malacostumbrando nuestros ágiles, y sin mayores novedades se fue esfumando el primer tiempo, como un barco que pierde en el horizonte.
¿Qué pasó en los vestidores? Sólo Dios y los protagonistas lo saben.
Pero lo cierto es que el Atlanta abrumador del los primeros 45’ se transformó en un equipo nervioso que le fue entregando la pelota y el terreno y solito eligió complicar un partido que era pan comido.
Y aunque los de Berisso no pueden dar dos pases seguidos ni en los entrenamientos, se la rebuscaron para sobresaltar los, hasta el momento, tranquilos corazones del atlanterío.
Máxime después que el ex “Martillo” Ortiz, que nunca le hizo un gol ni a Dosortez, metiera la cabecita y pusiera el score, en el peor de los resultados: 2 a 1.
Al rato lo echan a Volpe, el arquero carolingio, cuando con la mano fuera de los quince metros le birló el gol al ingresado Guzmán.
Parecía que renacía la calma chicha. Pero no, porque esta vez a los auriazules le faltó en esta ocasión oficio para manejar los piolines de la porfía y clausurar la victoria mucho antes evitándose innecesarios sofocones y, en cambio, terminó llegando al final pidiendo la hora.
Pero más allá de las dudas finales, Atlanta ganó y sigue redondeando una campaña fantástica que lo convierte en un firme candidato a pelear arriba hasta el final.
Esperemos que así sea. Ahora viene el Tano de la mano de nuestro conocido Agüero.
¡Nos vemos en Ciudad Evita y que sigan los éxitos!
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