PÁNICO EN EL PARQUE
No, mi fiel escudero, no me refiero a aquella formidable película yankee de los años 70, sino al ataque de pánico que le agarra nuestros players cada vez que jugamos en el Parque de la Agronomía.
¿Cómo explicar sino que las dos derrotas del campeonato hayan sido en esa minúscula canchita de una sola tribuna, enclavada entre un magnífico bosque de eucaliptos y casuarinas?
Es cierto que sus mínimas dimensiones ayudan más a los negados en el arte del balompié que a nuestros dotados craks que venían de protagonizar exhibiciones que en nada hacía envidiar al Real Madrid del 60, al Brasil del 70 y a la Naranja Mecánica del 74.
Lo cierto es que nos llegamos al barrio de Julio Cortázar, pletóricos de entusiasmo y optimismo, confiados en continuar la arrolladora marcha ganadora y cosechar otros tres puntos que nos permitieran seguir de cerca la persecución a los ocasionales y muy precarios líderes del campeonato.
El Xabi Alonso no podía repetir el mismo equipo de las últimas fechas, dado que el bravo Pogonza pagaba justo castigo por haber acumulado cinco tarjetas del color del oro y Nico Cherro se averió en el entrenamiento de la víspera.
El club de nuestros desvelos salió entonces a disputar la justa con la siguiente alineación: Don Rodrigo Llinás en el arco; el petizo Lolli, el salteño Arancibia, Matías Valdés y Juampi Segovia; el poeta Galeano, el rutilante Rutili y Emiliano Ferragut; el patagónico Carou; y Andrés y Abel.
El Postino, de arranque nomás no disimuló sus extremas precauciones para evitar que Atlanta se adueñe de la pelota, avisado, quizás con exageración, de las últimas actuaciones bohemias. Para tal objetivo propuso un partido ríspido, luchado y con mucho faul para cortar el juego. Y, sobre todo, muy celosos de lo que podían hacer los mellizos en zona de ataque.
Los villacrespenses empezaron mejor, tratando de imponer su estilo partiendo en las más de las veces, de lo que podía hacer Galeano, en esta ocasión casi, sin compañía ya que Carou y Ferragut en poco se solidarizaron con él.
Arriba los Soriano no podían con una defensa compuesta por tres burros marca “Cañón” y el vejete Banegas que está esperando la aprobación del 82% móvil para iniciar los trámites jubilatorios, pero que mordía como perros rabiosos.
Pero con el correr inexorable de las agujas del reloj las cosas se fueron equilibrando a crecer la faena de los volantes comunicativos facilitada por la mala tarde de sus colegas atlantes, fundamentalmente por un Rutili que pago tributo a su larga ausencia en las canchas y se lo notó muy falto de fútbol.
Como Atlanta no logró desenmarañar la madeja propuesta por su adversario -digamos que mucho esfuerzo no hizo- el combate se deslizando por un tobogán de roces e imprecisiones, hasta convertir ese primer en un verdadero y soporífero bodrio.
El segundo comenzó sin cambios y el asunto siguió más o menos igual, pero aunque Comu apareció con un toquecito más de audacia; pero el partido era un empate clavado.
Sin embargo, pasadito el cuarto de hora, después de un par de córners y tras un rechazo de Llinás con los puños, vino un centro desde la derecha y Chiquilito la empalmó en la atmósfera y entre un bosque de piernas la pelota entró junto al madero y puso en ventaja a los dueños de casa.
El alineador bohemios mueve el banco al verse en desventaja, primero el chaqueño Guzmán por Lolli para que el veterano Banegas se lo fume en pipa. Después el ruso Bielkiewicz y Atlanta va con tres delantero.
Pero poco y nada cambia, se veía que era más fácil que Lilita Carrió gane las elecciones, que los de azul y amarillo empaten el cotejo.
Y no hubo nada que hacer, los carteros aguantaron bien el resultado y los bohemios no le encontraron la salida al laberinto que le pusieron adelante.
Y otra vez no fuimos silbando bajito, derrotados nuevamente, entre los añosos árboles brillantes bajo el bravo sol de octubre y la pileta vacía de un club que conoció grandes momentos de esplendor.
Pero un tropezón no es caída, mi fuel escudero, y todavía hay mucho camino por delante.
¡A no desanimarse que lo que sobra es fe y esperanza! Hasta el sábado contra los carolingios
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