El orgullo por la digna actuación ante Racing por la Copa Argentina se transformó en menos de una semana en desencanto con esta derrota frente al tercero de la tabla que prácticamente deja a Atlanta fuera de la lucha por el ascenso directo. Fuera de carrera en la Copa, la sensación era que éste era el partido a ganar para demostrar que había fuerzas para ir en busca de la punta. Pero al conjunto de Sialle se le escapó increíblemente un encuentro que podría haber sido tranquilo y controlado. Estudiantes se lo dio vuelta en unos minutos y luego el Bohemio no supo remontarlo.
Sin Galeano, suspendido, el técnico confió en Serrano y Fernandes Silva, más libre, para la generación de juego, nuevamente con Pedrozo ocupando el sector izquierdo del mediocampo. Llamativamente Fernandes Silva arrancó muy bien, con destellos de buen fútbol, pero se perdió un gol casi hecho cuando el partido estaba 1-0. Hubiera sido el golpe de gracia, de nocaut, para un Estudiantes desconcertado. Antes, Pedrozo había abierto la cuenta al conectar un centro de primera, viniendo a la carrera. Parecía que el trámite se le abría a Atlanta en un partido que le venía costando. Sin embargo, Dovalo se convirtió en el ogro de la noche cuando inventó un penal que solamente él vio y le permitió al Pincha igualar sobre el final de la primera etapa.
Los jugadores locales se llenaron de amarillas y se mantuvieron nerviosos gracias a la increíble decisión del árbitro, que cambió el desarrollo del juego. Al principio del segundo tiempo, Estudiantes volvió a golpear: se puso 2-1 y otra vez se le movió la estantería a Atlanta. El triunfo se le había escapado, y ahora encima se estaba quedando sin nada. Claro que tenía mucho tiempo para resolverlo, pero nunca logró quebrar la férrea defensa visitante. Con más actitud que ideas fue a buscarlo. Con un hombre más durante un buen tiempo. Hubo chances a favor, pero no alcanzó.
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