El ciclo de Arnaldo Sialle como DT bohemio se cerró tras la derrota frente a Estudiantes. Ya eliminado en la Copa Argentina -en donde llegó mucho más lejos de lo que se esperaba- dejó al equipo en la cuarta posición, aunque mucho más lejos de los que pelean por la punta que de los que pelean por el Reducido. La campaña no fue mala, pero las aspiraciones eran mucho mayores teniendo en cuenta que Cacho tuvo la posibilidad de armar un plantel con uno de los presupuestos más elevados de la categoría. La exigencia era luchar por un ascenso directo que se fue alejando cada vez más.
El andar del Bohemio en este ciclo estuvo marcado por la irregularidad. Alternó triunfos y derrotas constantemente. No le pudo ganar a ninguno de los tres de arriba, y perdió con los cinco últimos de la tabla, dos de ellos por goleada. Al mismo tiempo, ganó partidos ante rivales importantes con gran capacidad goleadora y amplia comodidad, especialmente de local, condición en la que se sintió mucho más cómodo. Estas dos caras de un equipo ciclotímico, cambiante, le impidieron seguir de cerca a rivales más sólidos como Brown y Defensores, pero al mismo tiempo mantuvieron la ilusión. Porque hay con qué, hay material. Quizá por ello la dirigencia sintió que el ciclo de Sialle estaba agotado y decidió que era el momento de pegar un volantazo, con la idea seguramente de buscar el ascenso en el Reducido. Como alguna vez ocurrió cuando se contrató a Carlos Mayor.
Los errores del DT saliente durante su paso por el club no han sido pocos. Tuvo varios problemas para encontrar la estructura del equipo y sufrió mucho en el arco, en donde debió traer un tercer arquero a mitad de año que se sumó a los dos que habían llegado para esta temporada y no estuvieron a la altura. El caso de Barucco simboliza lo que considero que fue la gran falla de Sialle en Atlanta: la elección de los jugadores para armar el nuevo plantel. Él trajo a sus hombres que ya conocía, les dio la confianza pero sus rendimientos fueron muy bajos. Y estamos hablando de jugadores con los sueldos más altos, que se suponía que serían los referentes del equipo, pero terminaron, con suerte, comiendo banco. Barucco, Benítez, Cortizo, Quiroga, Martínez, Soto Torres... ¿Cuánto aportaron? Serrano iba a ser la manija del equipo, Talamonti y Martínez Montagnoli iban a ser los estandartes de la defensa. Finalmente, Atlanta debió sostenerse en nombres ya conocidos, como Silva, Díaz Villán, Palisi, Galeano, Pedrozo, Bonfigli, quienes venían de la paupérrima campaña del torneo anterior pero se reivindicaron con buenos rendimientos. Y, obviamente, Mancinelli, un viejo conocido, cuya presencia en el equipo es vital.
El próximo técnico se encontrará seguramente con un buen material.
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