Los partidos de visitante no son usual fuente de alegría para el Bohemio en este campeonato, pese a la gran campaña que está realizando, justamente más que nada por su impecable rendimiento de local. El puntero del torneo todavía no ha podido resolver ese problema: cómo jugar de visitante tan bien como juega en Villa Crespo. O al menos nos conformaríamos con una versión menos lucida. Claro que no puede exigirse la perfección: al fin y al cabo, con lo que está haciendo Atlanta le alcanza por ahora para ser el merecido único líder de la tabla. El empate en Barracas le permitió mantener esa posición de privilegio, gracias a la igualdad de Defe en Mataderos, pero achicó su ventaja sobre Estudiantes, que venció a Acassuso. Ahora, ambos escoltas están a un punto. La lucha, parece, será dura.
Uno no podrá dejar de preguntarse cuánto vale este empate, y la respuesta no será sencilla. No basta considerar que Barracas es el equipo recientemente ascendido de Primera C. Sería ése un análisis demasiado simplista. Lo cierto es que el conjunto de Kopriva no es un rival accesible, y se hace fuerte en su cancha. Atlanta sacó un punto y pudo haberse ido con las manos vacías. La pasó mal desde el principio, se sintió incómodo, y no pudo desarrollar su fútbol.
¿Qué hizo mal Atlanta en Barracas? La defensa mostró fisuras que ojalá no se vayan convirtiendo en una costumbre. Hubo fallas en la marca, y errores individuales importantes. Barracas supo aprovechar esta situación para convertir el primer gol, a poco de comenzado el encuentro. Luego, tuvo otros mano a mano en el partido, que no terminaron en gol gracias a Llinás o a la incompetencia en la definición. Además de una defensa por momentos insegura, el mediocampo tampoco pudo tomar las riendas del partido. Atlanta en general falló en no poder establecer un dominio sobre su rival. No pudo superarlo en el juego ni en el marcador. Sin embargo, pese al mal comienzo en el partido, supo levantarse, emparejar el trámite e poner el empate, con una gran maniobra corporal de Andrés, tras centro de Ferragut, el que siempre está cerca de los goles bohemios. Lamentablemente no tuvo muchas oportunidades para darlo vuelta y llevarse el premio grande.
Se vio un Atlanta devaluado en Barracas. Un Arancibia que cometió muchos errores. Un Ferragut que no acertó con las pelotas paradas. Un Galeano que perdió mucho frente a los marcadores rivales. En el segundo tiempo Alonso intentó con un 4-4-2, con Guzmán y Ferreiro por las bandas. Pero el chaqueño sorprendentemente dejó de ser desequilibrante en los últimos partidos, y Lucas está lejos de ser aquel líder de temporadas anteriores. Alonso no encontró en el banco las variantes para torcer la historia y darle más poderío ofensivo al equipo.
Lo importante es que la punta sigue siendo nuestra, y el torneo es largo. A fuerza de triunfos se construirá una historia feliz, pero un empate no puede opacar el presente. Atlanta puede permitírselo, mientras a la larga mantenga su andar en buen rumbo.
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