DOBLE PECHUGA
¿Cuánto durará estos días de vinos y rosas que estamos viviendo y que no debería terminarse por nunca jamás? ¡Que dulce primavera es la que nos ha tocado vivir en este 2010 que está llegando a su fin, y encuentra a nuestro querido Atlanta encumbrado en las alturas propias de los Dioses del Olimpo!
Y como colofón de esta semana, donde el miércoles nos dimos un paseíto por los lares de Turdera para cosechar de a tres puntos, este sábado recibimos a los Naki’s Boys para también sumar un nueva victoria a esta campaña épica que esta realizando nuestra noble escuadra.
Pero los de Asia Menor nos costaron un laburo extra y nos pegaron más de un susto antes de la llegada de las siete de la tarde cuando pudimos recién festejar a nuestras anchas.
Atlanta viene embalado y entra a la cancha pisando firme y metiendo miedo a sus ocasionales enemigos, imponiendo respeto y haciendo valer su fortaleza en el inexpugnable cuartel de la calle Humboldt.
El Xabi Alonso, para la emergencia repitió el equipo, que ya los niños de Villa Crespo repiten de memoria: Don Rodrigo Llinás como eterno arquero bohemio; Mancinalli, Cherro, Arancibia y Segovia; Galeano, Pogonza y Ferragut; Carou; Andrés y Abel Soriano.
Arrancó el entrevero, y los maschwitanos se vinieron al humo y casi facturan en la primera acción del partido.
Los atlantes volvieron a mostrar que se toman su tiempo para desperezarse y meterse de lleno en los menesteres del balompié, pero cuando eso ocurre manejan en bien la pelota y pasan a hegemonizar los mecanismo del juego.
Con el tiempo se va asentando Pogonza en el punto central, empieza a agarrarla Ferragut, a tocar Galeano y a distribuir Carou.
Entonces Atlanta va y va, con método y paciencia hasta acorralar al rival y de tanto insistir termina horadando la piedra más resistente. Algo que sería más efectivo si hicieran correr la redonda por el césped en lugar de abusar tanto del smbrerito y el juego aéreo.
Pero últimamente la defensa bohemia ya no es mi Margarita, y aparece con algunos buracos inexplicables, que llegan a poner en peligro el éxito final de nuestras empresas.
Así con poco, el bando tricolor tuvo las ocasiones más claras del primer tiempo, con un gol mal anulado inclusive.
Pero cuando ya moría el primer tiempo, Mancinelli se mandó al área enemiga, el bestia de Bibiloni se lo llevó puesto, el defensor de azul y amarilla voló como un luchador de catch, el juez compró y el Pollo Soriano puso las cosas 1 a 0 a favor del puntero del campeonato.
La calma cayó como un manto sobre el estadio León Kolbowski y parecía que solo restaba relajarse y gozar. Pero… la vida te da sorpresas…
Porque encima, ni bien empezó el complemento, otra vez el Pollo, después de sacarse encima a su marcador, define con categoría y marca el 2 a 0 que parecía poner el sello de cosa juzgada al cotejo.
Pero llegó el minuto fatal: cerca de los siete Galeano entra al área apilando armenios, uno de ellos lo voltea de taquito, Galeano vuela como un doble de riesgo y otro penalti.
El Pollo la manda adentro, pero el juez lo hace patear de vuelta y ahora Andrés repite el lugar y el pillo del arquero se lo ataja. Era el final, pero fue un intervalo.
Y para colmo de males al rato, un delantero de ellos, se da vuelta en el área con total tranquilidad y su tiro rasante le da en el pie a Mancinelli que volvía desesperado, gol en contra, 2 a1 -el peor de los resultados- y a sufrir como narcotraficante de la Favela del Alemao.
Lo que siguió fue una película de suspenso, donde un frío espantoso nos recorría la espalda desde el atlas hasta el huesito dulce cada vez que un centro llovía sobre los quince metros que protegen nuestro arco.
Menos mal que Cherro que rechazada cuanta cosa móvil se acercaba y Arancibia volvió a ser el que tanto queremos y, además los delanteros de Noray son bastante limtados, y el chubasco pasó dejando las cosas como estaban.
Sobre el final, Atlanta retomó el control de las riendas, y luego del escalofrío pasajero, la novela un final feliz.
Costó un huevo de pollo, pero gracias a los goles del Pollo valió para seguir adelante, ahora, con más luz sobre nuestros perseguidores.
Y después de vacunar a los tricolores del Norte, ahora vamos por los tricolores de José Ingeniero primero y los de Adrogué después ¡Y por toda la gloria!
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