lunes, 15 de noviembre de 2010

The Real Comment: Barracas 1 - Atlanta 1

HACIENDO EQUILIBRIO

¡Otro capítulo del ménage à trois en el que estamos mezclado con los defensoristas belgranianos y los estudiosos de Caseros! ¡Y salimos airosos de la ardua jornada sabatina manteniendo el liderazgo, a pesar del trabajoso empate conseguido ante los enjundiosos camioneros!
Y la prueba fue más difícil que lo imaginado, porque los barraqueros se hicieron fuerte en su minúscula canchita de Luna y Olavarría, y por poco no nos volvemos desde el sur de la ciudad autónoma con las manos llenas de nada.
El Xabi Alonso pudo contar para el entrevero con lo mejor que aquilata en sus alforjas: Don Rodrigo Llinás de guardapalo; los cuatro zagueros fueron: Mancinelli, Nico Cherro, el Roly Arancibia y el Juampi Segovia; Galeano, Maxi Pogonza y Ferragut en el medio juego; de enganche el patagónico Carou y la temible delantera que conforman los mellizos Soriano.
Las primeros movimientos fueron favorables a los villacrespenses, aunque solo fue un amague, ya que enseguida los de Moyano pasaron a comandar las acciones y hacerse de la pelota.
Es que los visitantes tardaron media tarde en darse cuenta que las dimensiones de la cancha eran un poco más grande que una de fútbol cinco y no pegaban un pase ni por casualidad. Ferragut tiraba los centros que iban todos a para a la Avenida Vélez Sársfield. Mancinelli subía y terminaba en la estación Buenos Aires. Galeano y Carou no acertaban a hacer blanco en un jugador vestido de azul y amarillo.
Mientras que, por su parte, los rojiblancos conocían perfectamente el terreno y toqueteaban bastante bien. Y así, pasadito el cuarto de hora, Ávalo habilita a Gastón Grecco que impiadosamente somete a la estéril salida de Don Rodrigo y pone el cotejo 1 a 0.
Otra vez en desventaja y a buscar el empate. Encima entre una multitud de seres humanos deambulando por el círculo central de la pequeña cancha.
Atlanta no se desespera, pero al dueño de casa parece agarrarle un ataque de respeto y deja que su huésped se agrande como bizcocho en el agua.
Fueron los mejores momentos del club de nuestros desvelos, que sin jugar bien, emparejó y alcanzó velozmente la igualdad merced a una buena asistencia de Ferragut – que le estaba tomando la mano a la jabulani- que el Pollo, Andrés Soriano, bajó con la pechuga en el área enemiga y la coloco con gran sapiencia para establecer la definitiva igualdad.
Conviviendo en un amistoso clima de equidad terminó el primero de los tiempos y los players se retiraron un rato a los vestidores.
Al reanudarse la batalla se vio que los de Kopriva estaban más interesados en buscar el arco contrario que los bohemieros, que parecía haberse afiliado al partido Conservador.
Y en este segundo tiempo tuvieron una cuantas para anotar, pero Don Rodrigo le tapó magistralmente un mano a mano al mismo Grecco, y este obsesivo delantero clavó luego un sablazo en el travesaño. En algunas los delanteros barraqueros se enredaron con el esférico en la zona álgida y en otras Cherro y Arancibia despejaron a las apuradas para salvar a su valla de otra caída.
En función de ataque, fue muy pobre brindado por los delanteros atlantes, que fueron bien controlado por los defensores locales encabezados por Bujanich y solo Andrés dispuso de una mas o menos peligrosa. Pero nada más.
El entrenador Alonso, en el último tramo, apostó tibiamente al ingreso de Lucas Ferreiro y de Leandro Guzmán para ver si se facturaba de contra. Pero no pasó nada y entonces metió a Leandro Álvarez para espera que lleguen las siete de la tarde y volverse a la calle Von Humbldt con la cosecha de un punto y seguir mirando desde la cumbre al resto de los equipos.
Sin que nadie se sintiera amargado, el árbitro hizo sonar el pitazo final y todo el mundo quedó conforme y feliz.
Ellos porque no perdieron con el cuco del campeonato y Atlanta porque salió indemne del compromiso en un reducto complicado.
¡El asunto es que seguimos haciendo equilibrio en la punta y ahora, que venga el Calamar, en un partido con mucha historia y olor a Primera División!

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