martes, 26 de abril de 2011

Il Commento del Marquese: Atlanta 2- Sportivo 1

CON ESTOS TANOS NO JUGAMOS NUNCA MÁS

Ni con estos Tanos, ni con los Gaitas, ni con los Dragones, Gasoleros, Toritos, ect... ect…. Porque Atlanta ya se va de la B para nunca más volver!!!
!!!Festejá tranquilo, mi fiel escudero, que ya volvemos al Nacional !!! ¡Que no hay Dios ni Diablo que pueda torcer el glorioso destino, y agreguemos en estas Pascuas de Resurrección, a las roscas y a los huevos, el Campeonato de Atlanta como motivo de celebración!
¡Y no me jodás con las matemáticas, que yo me cago en Pitágoras y en Arquímedes!
¡ Atlanta puede perder, sin problemas, los seis partidos que faltan y que sí Defensores hace catorce puntos sobre dieciocho yo me hago Carmelita Descalza y me encierro en el mismísimo convento de Yuste.
Pero cumplamos con nuestro deber y relatemos a toda la orbe mundial los detalles de este trámite que tuvo que realizar la escuadra de nuestros amores, el pasado Sábado de Gloria, ante la modestísima scuadra itálica que subyace, sin esperanzas, en los fondos de la tabla de posiciones.
Pero en futuro Campeón, hoy por hoy, tiene dos equipos: uno sentado en la platea con Andrés, Arancibia, Valdéz, Lolli y Segovia, producto de heridas de guerra y sanciones disciplinarias y otro, el aquitectó el Xavi Alonso para enfrentar la emergencia.
Así los once craks de la institución que Don Osvaldo Miranda llevaba en el corazón saltaron al campo de los sueños con esta original alineación: Don Rodrigo Llinás; el rayo Mancinelli, Nico Cherro, el pibe Mazzittelli y el zurdo Ferragut; el capitán Guzmán, el pulpo Pogonza, Leandro Álvarez y Nico Pasquini; Lucas Sparapani y Abel Soriano.
El partido, como era de esperarse, era una mala película de misterio donde el enigma a resolver era hasta cuando iba a aguantar Italiano, que había traído a los delanteros de adorno.
Así los peninsulares se refugiaron atrás con dos líneas de cuatro y se cuidaban como de hacerse pis en la cama de que el rayo Mancinelli no cristalizara algunas de sus punzantes escaladas, advertidos seguramente que esa era un arma letal que poseía el enemigo.
Mientras los defensores le pegaban a la bola con la delicadeza con que Aníbal Fernández trató de boludo al gran Savater, los volantes berlusconianos intentaban ahogar las arremetidas del capitán Guzmán y las maniobras de un Sparapani bastante impreciso. En tanto Pasquini de carrilero estaba perdido como los nabos de Gran Hermano en la Feria del Libro.
Atrás, Nico Cherro tomó la posta y el solo se las arregló para desbaratar las torpes incursiones de los garibaldinos.
Abel, con paciencia, había tirado el espinel para ver si había pique.
Y hubo sin tener que esperar mucho. A los quince –minutos más, minutos menos – agarró de aire una pelota en medio del área y lo fusiló sin miramientos al siempre recordado Albano Anconetani.
Instanes después unos de los potrillos que la visita trajo como zaguero se llevó puesto al Capitán Guzmán en los quince metros, penal, Abel, 2 a 0 y pasta cuccinata.
De ahí en más Atlanta solo se preocupó planchar el combate, y de juguetear un poco esperando que el tiempo pase, que nos volvamos más viejos y que sumemos tres puntos más sin despeinarnos demasiado.
Le resto de la etapa y parte del segundo tiempo fue más de lo mismo, con un Italiano que hacía de cuenta que iba a buscar el empate, con menos convicción Kadhafi hablando de democracia.
A mitad del complemento entró Lucas Ferreiro para que en medio de los festejos se empezara a despedir como se merece de su gente y a punto estuvo de convertir un golazo.
En el último minuto, y para recordarnos que Atlanta es Atlanta, nos comimos un gol de biógrafo, que nos terminó brindando un inevitable sufrimiento de dos minutos.
Pitazo final, fiesta moderada –por que uno se acostumbra fácil a la buena- y ahora a esperar que en breve días se pueda cantar que esta años de Villa Crespo, saldrá el nuevo Campeón

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