lunes, 4 de abril de 2011

La Verdà de la Moilanesky: New Chic 0 - Atlanta 1


La alegría no tiene fin. Atlanta fue a Mataderos con la comodidad de los 12 puntos de ventaja, y la tranquilidad de saber que un empate no le venía nada mal. Pero terminó llevándose un triunfo grandísimo ante un rival de peso, en una cancha difícil, y se fue con el pecho inflado, más cerca del objetivo que es el campeonato. Por la victoria de Defensores, la diferencia sigue siendo de 12 puntos, pero lo cierto es que el final del torneo se avecina, y Atlanta supo sobrepasar airosamente lo que parecía ser la seguidilla de partidos más complicada. Venció a dos candidatos, Estudiantes y Chicago, y prácticamente los dejó fuera de carrera por el campeonato. Además, ya son cuatro los partidos ganados consecutivos tras aquella mala racha de tres encuentros en los que sólo sumó 1 punto.

Estaba claro que la obligación en Mataderos la tenía el local. Chicago no quería perderse el último tren, y por eso necesitaba no otra cosa que un triunfo. Atlanta, en cambio, se conformaba con un empate. Estas dos necesidades contrapuestas se hicieron evidentes en las actitudes de cada uno desde el inicio del partido, y condicionaron el desarrollo del juego. Chicago salió a buscar el gol, a dominar la pelota y buscar la forma de entrarle al Bohemio. Atlanta se paró firme atrás con dos líneas de cuatro, con el objetivo de no dejar jugar al conjunto de Finarolli, de cubrir todos los espacios e impedir el riesgo en el arco de Llinás. Fue un planteo inteligente, sin asumir demasiados riesgos, e intentando sorprender en ataque cuando se diera la oportunidad. Ya sea por defecto del local, o por mérito propio, Atlanta tuvo algunas chances, las más claras de hecho en los pies de Mancinelli. Le alcanzó con convertir una de ellas, en el primer tiempo, para ganar el cotejo por 1-0. Fue una mala tarde para los Soriano, a los que sólo les llegaron pelotazos, pero cuando se proyectó Mancinelli hizo estragos y hasta pudo haber hecho algún gol más.

Plantear un partido con la idea de llevarse un empate tiene sus riesgos, a veces quizá mayores que los que implica ir al ataque. Atlanta corrió esos riesgos, pero le salió bien, ya que terminó con la valla invicta, pese a que Chicago jugó mejor, tuvo más la pelota, y generó una gran cantidad de situaciones a su favor. Para que el arco se mantuviera en cero debieron confluir varios factores. Por un lado, el líder gozó de una muy buena suerte: varias pelotas pasaron rozando el palo y no entraron de milagro. Por otro lado, Chicago mostró grandes problemas en la definición, en oposición a la practicidad bohemia. Además, los jugadores visitantes cumplieron en su mayoría una gran actuación defendiendo y cuidando el arco propio. Pogonza dio pelea en el mediocampo, luego acompañado por el eficiente Palisi. La defensa tuvo un rendimiento excelente, sobretodo los dos marcadores centrales –Cherro y Valdez- que sacaron casi todas. Por último, cuando ya todo parecía perdido, apareció San Llinás en varias ocasiones para salvar las papas.

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