sábado, 3 de abril de 2010

La verdà de la Moilanesky: Atlanta 2 - Defe 0

Como ante Almagro dos semanas atrás, el desahogo y el alivio llegaron oportunamente cuando los ánimos estaban por el piso en Villa Crespo. Atlanta obtuvo una nueva victoria como local, una nueva pequeña alegría para sus hinchas, que de todas maneras no pudieron olvidar la decepción de los últimos partidos y la frustración de ver a su equipo lejos del Reducido. Es que aun con este triunfo no logra acercarse lo suficiente a los primeros puestos de la tabla.

Tras la pobre actuación en La Plata, Alonso realizó algunos cambios y siguió probando ante las ausencias obligadas de Lolli, el Mágico, Quiroga y Guzmán, los cuatro lesionados. Planteó así un 3-4-1-2, en el que la principal rareza fue que Segovia jugó de carrilero izquierdo. Leandro Álvarez volvía a la alineación titular, Matías Castro tenía su primera chance desde el arranque, y Oscar Acuña volvía de su suspensión. Por suerte, las cosas funcionaron bien y el equipo cumplió una actuación muy buena en el primer tiempo. Desde el comienzo exhibió un juego lucido, con dinámica, velocidad y precisión, sostenido por el buen rendimiento de las individualidades ofensivas, que se combinaron y asociaron entre sí con buenos resultados. Castro mostró buenas condiciones, pero apareció poco. De todos modos, los mediocampistas Álvarez y Galeano tomaron la batuta llevando la pelota. Atlanta se puso en ventaja con un cabezazo letal de Izquierdoz, tras un centro de Álvarez en un tiro libre. Pero el más destacado y aplaudido fue el pibe Oscar “Chichi” Acuña, quien en su segundo partido jugado en el club ya demostró que puede ser la gran promesa del club en la actualidad. El juvenil coronó su gran actuación con un golazo: la jugada empezó en mitad de cancha con Galeano, y Acuña terminó definiendo de zurda, de emboquillada por arriba de Sanzotti.

El primer tiempo fue todo bohemio y el 2-0 era más que justo. Pero en la segunda parte la historia fue distinta. Atlanta ya no pudo (o no quiso) seguir atacando para buscar más goles. Con el correr de los minutos fue cediendo espacio y la pelota. Los delanteros quedaron cada vez más aislados. El desarrollo del partido fue entonces el esperado en este tipo de situaciones. Atlanta apostó al contragolpe pero su imprecisión le impidió incluso generar aunque sea una chance de gol. No pudo liquidar el pleito y terminó sufriendo hasta el final. Además, las lesiones ocasionaron problemas en un equipo que empezó el encuentro como para golear y finalizó con el piloto automático.

Pese a las ventajas brindadas, Defensores tuvo grandes problemas para generar situaciones en la segunda etapa. No se le cayó una idea y no pudo siquiera descontar. El segundo tiempo estuvo de más: con el primero bastó para que Atlanta se llevara los tres puntos.

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