martes, 20 de abril de 2010

The Real Comment : Armenio 0 - Atlanta 1

PARA EL HAMBRE: SOPA PARAGUAYA
¡Que ragú pasamos este domingo, mi fiel escudero, allá en los lejanos pagos de Noray! Ni un emparedado de jamón ibérico, ni una butifarra ni una ensaimada, ni nada para llevarnos a nuestros sufridos estómagos que chiflaban como una gaita celta, tras la larga travesía. Y todo por la falta de previsión del ecónomo a cargo de la humilde taberna del multicolor estadio Armenia.
Pero no solo con las ganas de llevarnos algo a la boca nos quedamos, sino también con apetito de ver un espectáculo de fútbol medianamente digno y aceptable.
Claro que una victoria de nuestra querida escuadra azul y amarilla, aún por exiguo margen y con escaso lucimiento, termina justificando el peregrinaje efectuado, las penurias sufridas y los dolores soportados.
Por que los tres puntos obtenidos eran tan necesario como el choripan nuestro de cada día, para mantener un resquicio de esperanza en este tramo final del campeonato.
Y encima se lograron con un equipo que ya tiene la prepaga agotada de tantas consultas médicas, tanto soldado herido y tanta ausencia impensada. Verbigracia, el pollo Soriano que se convirtió en nueva baja en las vísperas mismas de tan trascendente combate.
¡Es cierto que sí tú y yo armamos un equipo con Don Quijote, Sancho Panza, el Cid Campeador y hasta Don Amadís de Gaula más nuestros respectivos caballos, les pegamos un zaino bárbaro a estos armenios que son una verdadera de recua de burros que bien merecen estar jugando inter countrys en la Liga de Ingeniero Maschwitz!
Para la ocasión, el Alonso contó los porotos que tenía a disposición y asi elucubró una defensa de cuatro zagueros delante de Don Rodrigo (¡Que gracias a Dios volvió a ser el que era!). La misma estuvo compuesta por Mascheranito Palisi como marcador de punta derecho, un soberbio Arancibia y el pelado Segovia en el centro y Marcos de Paulo sobre la izquierda. Entre los volantes, El torito Guzmán recorría la banda diestra mientras la pulga Acuña haría lo propio por la contraria. Dos cincos con el Rutilante Rutili para el quite y Álvarez más preocupado con la inspiración creadora. El mágico González sería pues el vínculo entre los del medio con el solitario Acosta Cabrera.
Bueno, en realidad no quedaba tan aislado el delantero guaraní, ya que tanto el Guzmán como Acuña (que no estaba muy confortable en el sector asignado) se le sumaban en la vanguardia porteña. Y además, por momentos, Torres el tres ellos, era el mejor atacante de Atlanta.
Del lado de los asiáticos solo el Zorro Diego de La Vega que pelea denodadamente sin que nadie de los suyo se solidarice con su esfuerzo, y el veterano Pelanda que ya está más cerca de andar llevando los nietos a la calesita, que de inmiscuirse en el violento fragor que proponen las áreas contrarias, trataba de imponer su oficio. Y nada más
Pero así y todo, las acciones al comienzo fueron bastante parejas, con un Atlanta levemente (pero muy levemente) mejor, hasta que funcionó el tiki tiki bohemio. Pasados los 20’, tres una serie de toque, la Pulga la aguantó en el cuadrado de los quince metros, se la sirvió al guaraní y este con la ancestral fiereza de su raza, fusiló al impávido Villalba.
Golazo y los villacrespenses que pasan a ganar sin haber hecho demasiado. Y no harán mucho más hasta las cuatro y pico de la tarde, hora en que el gordito Meineri tocara el silbato y todo el mundo huyera presuroso a avituallar el bagre que picaba como una ladilla.
Ya que luego del tanto conseguido Atlanta, se abroqueló bien en el patio del fondo y dejó que el entuerto se dirimiera en el redondel central, donde ubicó a Rutili y su disciplina táctica, pasa evitar que los tricolores se acercaran al reducto de Don Rodrigo.
El que se asociaba en la disputa por esa región del terreno era Álvarez y tambie los dos carrileros. Por su parte el Mágico tenía uno de esos días que mejor ni hablar…
El partido entró entonces en estado de suspensión, donde ambos contendientes se acercaban a los arcos de vez en cuando, pero con tanta profundidad como el cercano Dique Luján.
Para el segundo tiempo el ex Atlanta Fernando Ruiz, devenido a técnico de los armenios, metió en cancha al enano Coria, un jugador movedizo y picante, que logró hacernos albergar algunos temores en cuanto a la suerte de nuestro amado conjunto.
Y diez minutos después a un tal Blanco y los del deportivo se agrandaron como Cristina sacándose foto con Barak Obama. Pero los pobres no tienen con que y todo se convirtió en agua de borrajas.
De a poco los bohemios equilibraron los negocios, entraron el camionero Moyano y Galeano para clausurar todas las vías de acceso hacia la Capital, donde estaba el arco de Llinás y dejaron fluir el paso fatal del tiempo.
Hubo, así y todo, dos claras para la visita (o sea nosotros) que desperdiciaron Acosta Cabrera y González solito en medio de un área donde la pelota picaba como si fuera una guinda de rugby.
Se llegó y los jugadores que se abrazan enloquecidos.
No era para menos, segundo triunfo al hilo y pasamos a respirarle en la nuca a los de arriba.
¡Y guarda que no estamos muertos y todavía podemos meter una pica en Flandes! Si le ganamos a Flandria, claro

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