PELITO PA’ LA VIEJA
¡Esto es peor que la montaña rusa del viejo Parque Japonés, mi fiel escudero! ¡Por momentos nuestras ilusiones están bien arriba y enseguida se vienen abajo en caída libre como Alejandra Pradón rajando de una partuza en el quinto piso!
Como se puede explicar que los mismos once atletas que hace una semana derrotaron con claridad a Defensores, sucumban sin dar batalla ante un candombero que se debate desesperado entre las profundas marismas del descenso.
Porque Atlanta en la pequeña cancha del Parque de la Agronomía fue un mar de dudas y vacilaciones desde lo técnico, táctico, estratégico y anímico. Y enfrente tuvo un equipo que, por el contrario, tenía claro cual era su objetivo y era conciente de sus limitaciones.
Y en medio de ese intríngulis: La Vieja Reynoso aprovechó los titubeos de los dirigidos por Alonso y planteó el partido con firmeza y claridad para con sus dirigidos, logrando una victoria sin atenuantes.
Así los jugadores del barrio de las antigüedades, ejercieron una constante presión sobre sus colegas bohemieros y le gorroneaban los talones ni bien intentaban hacerse del esférico. Comandados por Francés por el ecuador de la campo y asistidos por Demaldé por un costado y Seevald por el otro, no le daban tregua a los volantes villacrespenses.
Server, por su lado, se encargaba de la generación del juego y Vacaría enloquecía a la convaleciente defensa atlante.
¿Y de los nuestros qué? Poco y nada. Como se dijo: el alineatore se prendió a la máxima futbolera de equipo que gana no se toca y repitió la formación del último cotejo. Don Rodrigo Llinás al arco. Una defensa con Cherro que venía de padecer un pequeño brote de paludismo, el salteño Arancibia y el Cali Izquierdoz que tenía su decúbito dorsal averiado. En el medio el ayer nada rutilante Rutili de centrojás acompañado por un ausente Leandro Álvarez y Galeano y Segovia como carrileros. Como gestor el Pepito Castro y arriba la Pulga Acuña y el Pollo Soriano.
No había pasado mucho tiempo cuando el Cali Izquierdoz se manda una de biógrafo, el avezado Server dice pelito pa´la vieja y se la sirve a Vacaría para que ultime al inerme Don Rodrigo.
Balde de agua fría en la tibia tarde otoñal, que no obstante no sirvió como acicate para las poco aguerridas fuerzas bohemias.
Al contrario, el dominio santelmista se extendió a lo largo de todo ese fragmento del partido repitiendo la misma fórmula, pelar y defender con uñas y dientes cada casillero del tablero de ajedrez.
Para colmo de males, cuando terminaba el primer tiempo, el diminuido Izquierdoz llega a destiempo sobre Server, y penal sin discusión. Otra vez pelito pa’la vieja y 2 a 0.
Alonso mueve la estantería al reiniciarse el encuentro y lo pone al Mágico González en lugar del Pepito Castro y al rubio Martino por Segovia y Atlanta, entonces, va por la patriada heroica
Y parecía que iba a ser posible porque los de la ribera norte del Maldonado, logran equiparar, en un principio, las acciones, y arrinconan a San Pedro Telmo contra las vías del FC San Martín.
Un cabezazo de Soriano solo que se va por arriba, es la primera de las ocasiones; y sobre los veinte Gambandé sigue pagando la reparación histórica con su ex club y mete con la espalda un tiro de Martino que había pegado en el larguero.
El milagro se hacía palpable, cuando el golero azulceleste se lo saca a Soriano primero y el robote capturado por el mismo Martino encuentra la pierna de un gillipollas defensor de los locales evitando la noble igualdad.
Pero allí murieron los ímpetus bohemios. Desde entonces hasta el final la hegemonía retornó a los santelmista, que se dedicaron a perderse goles, porque -hay que decirlo- son bastante burros los pobres.
Con un par de arremetidas finales que encontraron a Don Rodrigo intentando cabecear en el área de enfrente se terminó la batalla, y con este resultado prácticamente se diluyeron todas las esperanzas de pelear por un lugar en el Reducido.
Es cierto que quedan todavía seis partidos, y que hay que jugar y combatir con valor y denuedo hasta el final, pero me parece – mi fiel escudero- que el año está irremediablemente perdido.
Y sería el segundo consecutivo, en que nos vamos sin pelear por anda, y nos quedamos afeitados y sin visita y al divino botón, como pan que no se vende y harina que no se amasa.
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