jueves, 15 de abril de 2010

The Real Comment : Atlana 3 - New Chicago 1

A MATADEROS CON TRIQUINOSIS

¡Otra vez nos subimos a la ilusión, mi fiel escudero, y volvemos nutrirla con ese alimento constante que es la pasión del hincha! Sin solución de continuidad nuevamente pasamos de la depresión post Agronomía a esta euforia que nos provoca la magnífica victoria obtenida en este martes 13 de brujas y diabólicos conjuros.
Y seguimos interrogándonos como puede ser posible que este equipo sea capaz de desempeños pobrísimos y al poco tiempo dar vuelta la tortilla valientemente, como lo hizo en esta lluviosa jornada, ante el alicaído Torito de Mataderos.
Lo cierto es que el club de nuestros desvelos sigue en carrera, aunque muy retrasado y con chances muy remotas, pero chances al fin.
¡Y cual es la primera condición de un bohemio que se precie, sino soñar con el imposible, aún en las más dura de las adversidades!
Pero, mientras dejamos volar nuestra inquebrantable esperanza, pongamos los pies sobre la tierra para analizar la batalla desarrollada en la fangosa cancha pegada a las vías del otrora Ferrocarril al Pacífico.
El técnico atlante dispuso como únicos cambios en la alineación de su team, la reaparición del Mágico González, en lugar del Pepito Castro y la del Torito Guzmán por el improvisado carrilero Segovia.
De tal forma los once que emergieron por la manga para defender la gloriosa azul y amarillo fueron: Don Rodrigo Llinás de cancerbero; Nico Cherro, el salteño Arancibia y el Cali Izquierdoz fueron los tres defensoristas. El medio juego con Galeano por derecha, el rutilante Rutili en el centro, a su lado Leandro Álvarez y el mentado Guzmán; el Mágico de táctico, la Pulga Acuña delantero por afuera y de centrofoward el pollo Soriano.
Todo empezó muy parejo y quizás el equipo de Los Perales era un poquito más. Y eso no es cosa de reír, porque este Chicago es el peor Chicago desde Adán y Eva a esta parte de la historia humana. Algo que ya habíamos comprobado en nuestra incursión a Mataderos en la primera rueda.
Atlanta solo mostraba grageas del fóbal que suele exhibir el Mágico, el empeño de Soriano para buscar sin fatigas en todo el frente de ataque y la consabida y proverbial seguridad que ofrece Arancibia allá en el bajo fondo donde el barro se subleva.
Pero sería las 3 y 20 de la tarde cuando Nico Cherro, de buen trabajo hasta el momento, se retira herido en una de sus piernas.
Y la cosa cambia para bien y para mal.
Para mal porque entra Segovia en su puesto natural de marcador por la izquierda y el Cali pasa a la derecha. Pero Izquierdoz no está aún en su plenitud física y da algunas ventajas.
Ventajas que los chicaguenses aprovecharon muy bien y el volante Ruiz copó ese sector y generó las mejores llegadas de los suyos. En una de ellas Domenez dejó a Don Rodrigo haciendo la de Dios y puso el 1 a 0 desde un ángulo de 31º.
Pero decíamos que algo cambió para bien, y es que el entrenador villacrespense dispuso un enroque entre Galeano y Guzmán y este último rinde mucho más sobre la punta diestra y así lo demostró al convertirse en un de las figuras del bizarro ganador. Y además el Mágico encontró con quien descargar la pelota.
Entonces comenzó la reacción de Atlanta, que no se lo llevó por delante a su adversario, pero paulatinamente se fue adueñando del uso del esférico y de la posición geográfica.
Y encima tuvo ayuda. Fue cuando la etapa moría que el portero visitante, le ex bohemio Agustín Gómez le obsequió un gol a su antiguo club al dejar escurrirse entre sus delicadas manos un inofensivo cabezazo de Arancibia y Guzmán con la punta del fulbencito la mandó adentro y estableció el efímero empate.
Un ratito después, un centro de Guzmán que Segovia cabecea para el medio, Izquierdoz vuelva a cabecear hacia el arco y Acuña que molesta al arquero y gol. Todo ante la atenta mirada de la defensa verdinegra que no se perdió un solo detalle de lo que ocurría. Atlanta pasa al frente y a los vestidores.
El segundo tiempo mostró al bohemio más afianzado y manejando bien el partido con un Rutilli en alza, Álvarez con más espacios, lo mismo que Guzmán.
Pero el Torito no se inmoló con gloria y nunca buscó la heroica.
A los 8 minutos Álvarez consumó la tricota con un golazo desde 16,35 mts y todo lo que siguió fue mojarse en vano.
Porque Chicago no tiene con qué y Alonso lo metió en cancha a Palisi, puso dos líneas de cuatro y andá a llorarle a San Pantaleón y a comer pizza al Cedrón de Murguiondo y Alberdi.
A lo mejor pudo Atlanta mete uno más, y en las últimas jugadas por esas cosas de Dios pudieron descontar los de Mataderos.
Mas, nada de eso pasó y el partido se escurrió entre la lluvia dando paso a una buena y valiosa victoria para el Bohemio.
Veamos, mi fiel escudero cuanto nos dura esta alegría y si perdura más allá del domingo, cuando tras recibir los sacramentos de misa de once, nos encaminemos al trotecito de nuestros parejeros, con rumbo norte hacia las bucólicas orillas del Dique Luján.

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