Las victorias se suceden a medida que pasan las semanas en el calendario. Sumando de a tres, Atlanta avanza fecha a fecha en el campeonato, acercándose al objetivo final, el soñado ascenso. En este 2011, Tristán, San Telmo y ahora Español fueron pobres víctimas del imparable líder de la B. Ésta fue una fecha prácticamente perfecta: Chicago no pudo ganarle al débil Italiano en Mataderos y esto alegró a los hinchas bohemios, que todavía ven en en Chicago el rival a vencer en la lucha por el título.
En el Bajo Flores, Atlanta no fue una topadora, no arrasó. No hubo show de fútbol, no hubo “Barça de la B”. No brilló, pero ganó. Y el triunfo es siempre una necesidad, una obligación. Pese a que enfrentó a un rival mucho más débil, con serios problemas ofensivos, no logró ganar con comodidad. Si bien Español estuvo lejos de empatarlo, y el triunfo bohemio no tiene discusión, a Atlanta le costó liquidarlo, y por eso aportó al partido un poco de sufrimiento. No generó una gran cantidad de situaciones de gol, pero fue efectivo en las chances que tuvo y que generaron las individualidades cuando se inspiraron y demostraron porqué forman parte del equipo puntero.
La novedad es que para este partido Alonso volvió a poner en la cancha al once titular con que Atlanta jugó casi toda la primera parte del campeonato. Arancibia y Pogonza volvieron, aunque no precisamente en su mejor nivel. De todos modos, son piezas importantes y es de esperar que cuando se acoplen al ritmo de juego luego de este receso de verano volverán a ser tan fundamentales como el año pasado. Mancinelli fue la figura de la tarde: su convicción a la hora de defender y atacar resultaron determinantes. Él empezó la jugada que derivó en el penal que malogró Abel y también el contragolpe que terminó en el 2-0 final. Andrés, mientras tanto, volvió a meterla adentro y llegó a su gol nº 14 en la temporada, por lo cual sigue siendo el goleador de la categoría.
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