DESPACITO, DESPACITO, DESPACITO…
No mi fiel escudero, cuando te hablo de un equipazo que este fin de semana ganó 2 a 1 en los minutos finales, no estoy hablando de esa mentira del fútbol mundial que es el Barcelona. No me refiero a esa banda de Piqué, Iniesta, Villa y Messi conducida por el “Pep” Guardiola.
Te estoy hablando de los Bohemios de Villa Crespo del Xavi Alonso con Mancinelli, Arancibia, Cherro, Ferragut, el pulpo Pogonza y los Mellizos Soriano que siguen a paso arrollador, volteando muñecos sábado a sábado y subiendo de a uno los peldaños de la escalera que conduce a las cumbres donde habitan los dioses del Olimpo
Y este sábado era nada menos que ante el “equipo del campo argentino”, que tantas y tantas veces nos ha escupido el asado a lo largo de la historia.
Y que otra vez, a punto estuvo de volver a amargarnos la vida, ya que a pesar de una pésima campaña, en el Nou Camps de la calle Humboldt, se paró de igual a igual ante el gallardo puntero, que no terminó robándonos dos puntos, solamente porque Dios es argentino y Cristo judío, y han dispuesto que el 2011 sea el año de Atlanta.
Porque el viejo zorro de Pascutti, plantó a los suyos en el hemisferio del campo contrario y trató de explotar por los costados las espaldas de Mancinelli y Segovia.
Atlanta saltó al campo de batalla con el equipo ideal y el mismo que le había dado para que tenga a los gallegos en el Bajo Flores: Don Rodrigo Llinás; Mancinelli, el Roly Arnacibia, Nico Cherro y Juampi Segovia; el poeta Galeano, Pogonza y el zurdo Ferragut; El patagónico Carou de enganche y Andrés y Abel Soriano.
El equipo de nuestros desvelos salió desde le minuto cero a buscar las mieles del triunfo y parecía que no iba a haber mayores complicaciones, dado que en los primeros instantes estableció un persistente sitio sobre la ciudadela del arquero Villa.
Pero, los verdolagas del río Salado se fueron afirmando y empezaron a controlarlo a Galeano y las subidas de Mancinelli y le mordieron los talones a los gemelos Soriano, que no le encontraron la vuelta en toda la tarde a la pegajosa marca a que fueron sometidos.
Atlanta que se empecinaba en atacar por la derecha, cuando los mejores momentos lo pasaba cuando la pelota circulaba por entre los pies de Carou o Ferragut, y terminó repitiéndose en centros que facilitaba el despeje del larguilucho de Zavaleta.
La mano venía complicada y no aparecía la llave maestra que abriera el camino entre la intrincada maraña de camisetas verdes que superpoblaban los arrabales de su propio arco.
Hasta que al portero de los huéspedes, cuando el primer tiempo moría, se le hizo humo entre las manos un tirito de Mancinelli, que le quedó servida al patagónico Carou que desde un ángulo muy cerrado estableció un sedante 1 a 0, para irse a descansar a los vestidores.
Para el complemento, los del viejo fortín Federación, salieron un poco más decidido y fueron a aprovechando los espacios que los atlantes dejaban en su ingenuo empecinamiento por marcar el segundo gol, permitiendo contragolpear a su adversario, que, no obstante, chocaba siempre con la figura consular del Roly Arancibia en la zaga villacrespense.
Lo cierto es que los sarmientinos se fueron agrandando como bizcocho en el agua y empezaron a merodear los dominios de Llinás. En una de esas llegadas, el número siete Aillapán, se la clavó en el rincón de las arañas al golero bohemio y enmudeció a la muchedumbre rugiente. Va llegar el fin del mundo antes de que el papafrita este, vuelva a hacer un gol igual
Faltaba un montón, pero Atlanta no encontraba los caminos. Galeano había desaparecido, los Soriano no pegaban una y los kiwis estaban bien parados atrás.
El Xavi Alonso mueve el banco, y lo hace entrar a Sparapani en lugar Galeano, y el ex Morón y Almagro empieza a justificar su llegada al barrio de Osvaldo Pugliese.
Intentó clarificar, desde su ingreso, en la zona de tres cuartos, junto a Carou, y en una combinación entre ellos, cuando el bohemiaje andaba resignado y de capa caída, el refuerzo 2011 define mejor Messi ante el Atlethic Bilbao y decreta la cuarta victoria de Atlanta en lo que va del año, y deja a los pincharratones, dragones y toritos mirándonos las espaldas con el largavista.
¡A disfrutar, mi fiel escudero, que os juro por las barbas de Neptuno que esta vez n o se nos escapa!.
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