Fue un pobre partido el que se jugó en la noche platense, en el estadio de Gimnasia. San Carlos y Atlanta ofrecieron un espectáculo abominable, sin luces ni atractivos. El planteo de Javier Alonso estuvo desacertado. Si no había suficiente el evidente error en aquel planteo en cancha de Colegiales, a fines del año pasado, el técnico la volvió a pifiar con una propuesta incluso más mezquina, y ante un rival de menor nivel. Para cubrir las ausencias obligadas de Guzmán, Quiroga y el Mágico, Alonso decidió acumular hombres de marca en vez de intentar suplantar a los productores de juego en el equipo. Así, apostó a una línea de cuatro defensiva integrada por los cuatro marcadores centrales (à la Selección de Diego), un mediocampo conformado por Lolli-Palisi-Rutili-Galeano, y Soriano más el regresado Acosta Cabrera en la delantera.
Las limitaciones futbolísticas que podía tener a priori esta formación se hicieron patentes durante el desarrollo del partido. En la rígida defensa de zagueros, los ocasionales laterales –Cherro y Segovia- no están acostumbrados a pasar al ataque. Lolli y Galeano tampoco pueden jugar en las posiciones que jugaron: Lolli porque no puede tener tantas responsabilidades ofensivas y Galeano porque no sabe cubrir la banda sino que es más útil por el centro. Acosta Cabrera demostró nuevamente que no está en su nivel: participó poco, y desperdició increíblemente una de las más claras que tuvo el equipo a su favor. Soriano, el más destacado del conjunto bohemio, se movió por todo el frente de ataque, se retrasó para recibir la pelota e incluso se fabricó él mismo algunas chances de gol, principalmente remates desde afuera del área. Pero no fue suficiente la voluntad de Soriano para abrir el marcador.
En un partido aburrido, parejo, mal jugado, San Carlos se llevó los tres puntos porque supo aprovechar una de las pocas chances que tuvo, en el segundo tiempo. De todas formas, la actuación del conjunto local fue muy pobre. Se mostró limitado en todas las líneas, sin ambiciones, pero ordenado. Justamente las limitaciones mostradas eran una invitación en el primer tiempo para Atlanta, que sin embargo no se animó a ir a buscarlo cuando estaba 0-0 y recién se acordó de apretar cuando se vio en desventaja. Tampoco pudo aprovechar las limitaciones de San Carlos cuando tenía que ir a buscar el empate. Alonso metió a Alderete primero, y luego a Castro y Álvarez, pero si bien el equipo tuvo un juego más dinámico y fluido, no supo cómo quebrar al rival. Entonces se quedó en la impotencia de ver cómo perdía un partido en el que no merecía perder, pero en el que tampoco había hecho mucho para ganarlo.
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