La segunda victoria en el campeonato llegó en el momento justo, cuando las urgencias iban en aumento. Después de un empate como local y una derrota como visitante, los hinchas no estaban conformes, y pretendían un cambio positivo en el equipo. Enfrentar a Social Español en Villa Crespo era la perfecta oportunidad de retomar la senda ganadora.
En la fría y grisácea tarde villacrespense, Javier Alonso paró una especie de 3-3-2-2, con una línea defensiva de tres claramente definida (Cherro, Arancibia y Segovia), dos carrileros (Guzmán y Ferragut), un volante central de contención (Pogonza), dos volantes centrales un poco más adelantados (Álvarez y Galeano), y la dupla de Soriano en la delantera. Llinás cumplía 100 partidos en el arco bohemio.
Atlanta ganó porque fue más que Español, pero no le sobró mucho, y sufrió más de la cuenta para superar a un rival netamente inferior. Los visitantes ofrecieron suficientes facilidades, tanto abajo como arriba, pero el Bohemio no supo explotarlas totalmente. En el primer tiempo, se puso en ventaja con un gol made in Soriano: Andrés tiró el centro desde una posición incómoda y Abel se anticipó al arquero para convertir de cabeza. Atlanta tenía más la pelota y dominaba el juego, pero le faltaba mucho fútbol. Intentaba de forma errada, a los pelotazos, con muchas imprecisiones, aunque cada vez que la inspiración producía una buena combinación era peligro de gol. Más allá de la omnipresencia de los Soriano y las escapadas de Guzmán, Galeano mostró algunas buenas pinceladas, aunque nunca logró terminar las jugadas.
En defensa, Atlanta no estaba firme. Por el sector derecho entraban demasiado, pero Arancibia tuvo una buena tarde y se hizo dueño de la zaga. En el segundo tiempo, el equipo entró en un terreno peligroso. Saboreando la ventaja en el marcador, temió perderla, y fue tomando cada vez más recaudos. Se plantó de contra y dejó agrandarse a Español, que con muy poquito avisó mediante algunas llegadas difusas. Atlanta no apostó a liquidar a un rival débil, pero aun así debió tener un penal a su favor: Guzmán se escapó por derecha y Morquio lo agarró descaradamente en el área para frenarlo. El árbitro increíblemente no lo vio.
Desde el banco, Alonso retrasó tácticamente el equipo. Primero ubicó a Palisi como lateral derecho, y luego hizo ingresar a un movedizo Mancinelli por Guzmán para que jugara como volante derecho. De esta manera, el equipo pasaba a jugar con un 4-4-2 que dejaba poco lugar para la imaginación. Español se quedó con diez jugadores por su propia impericia en la marca, y al Bohemio se le facilitaron aun más las cosas. Estaba para rematarlo. Tuvo sus chances, pero el gol no entraba. Muchos pensaron que esta película ya la habían visto, y que el final no era un final feliz. Pero el triunfo no se escapó: a un minuto del final, el recién ingresado Bielkiewicz metió de cabeza un centro de Ferragut y puso el 2-0 para tener su bautismo en la red y dejar los tres puntos en casa. Desahogo, y a seguir mejorando para seguir ganando.
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