miércoles, 11 de agosto de 2010

The Real Comment: Saint Piter Telm 2 - Atlanta 1

DOLOR DE CABEZA

¡Lindo amaneció el sábado, mi fiel escudero! Sol radiante, el frío polar en retirada y el firmamento celeste como las bandas de nuestra bandera.
Día ideal para ir de picnic a los frondosos bosques del parque de la Agronomía y tomarse una mates con torta frita mientras nuestros players le daban su merecido a estos candomberos que hace tres años viene zafando milagrosamente del descenso (¿con ayudín de Bisbal?) y ahora se la dan de punteros e invictos.
Y a decir verdad el pic nic empezó bárbaro, porque todavía estábamos extendiendo el mantel sobre el pasto, cuando el Pollo Soriano aguantó con hidalguía la jabulani en el área rival y se la puso suavecita a la salida desesperada de “Gambetita” Gambandé.
Era tempranito y ya lo dice el refrán que no por mucho madrugar se amanece más temprano.
Si bien el tiempo era poco para abrir un juicio cabal acerca de los merecimientos, el club de nuestros desvelos parecía que era que mejor estaba jugando.
El coach bohemio, Xabi Alonso llegaba a este enfrentamiento con algunas bajas sensibles entres sus filas, no obstante repitió el mismo esquema táctico que tanto lo seduce. Esto es, empezar el encuentro con cuatro en el fondo (Lolli, Arancibia, Valdés -por el averiado Cherro- y Segovia) que pueden ser tres cuando Lolli se va de expedicionario a territorio enemigo. Los volantes quedan establecidos con Guzmán que suele escaparse como wing derecho, Pogonza para la fricción, Álvarez – por el herido Rutili- tratando de distribuir el útil esférico y Ferragut como carrilero por la izquierda.
Buscando las redes rivales el “pollo” Soriano y en lugar de su castigado hermano, Diego Bielkiewicz.
Los villacrespense empezaron mucho mejor, abusando sin piedad de la veteranía y lentitud de Walter Gómez, al que el volante por ese sector Gauto abandonó a suerte y entonces el torito Guzmán y el Petizo Lolli pasaban por la región izquierda como si fuese el puente de Gualeguaychú sin asambleístas.
Por esa zona vino el gol y por allí los visitantes encontraron sus mejores minutos y daba la impresión que la cosa venía fácil.
Para mejor la defensa, aunque Arancibia no tenía uno de sus mejores días y Segovia uno de sus peores no pasaba mayores angustias. Y en el medio Pogonza luchaba y ganaba, Álvarez cuando se hacía del balón lo tocaba con criterio y Ferragut era lo más flojo en el ecuador de la cancha.
Adelante el “Pollo” Soriano marcaba en cada minuto la abismal diferencia que lo separa con el resto de sus compañeros de trabajo y que lo destaca sin exagerar como un jugador que está para dignidades superiores. A veces despierta piedad verlo enfrentar él solo al mundo entero.
A su lado el rusito lanusero Bielkiewicz empezó bien, pero después que el bestia de Seevald lo sacudiera bárbaramente, varias veces, ante la mirada inocua del juez Suárez, fue despareciendo del partido como la bruma marina con la salida del sol.
La hegemonía Atlanta se mantuvo hasta la mitad del período, ya que de a poco los mediocampistas isleños fueron apoderándose del dominio del juego sobre todo gracias a la faena encomiable de Lams y Ramos.
Pero, salvo un tiro de afuera de los quince metros al rincón de las arañas, que el gran Don Rodrigo Llinás envió al córner volando con agilidad atlética, no llegaron en ningún momento a propiciar el empate.
El segundo era más de lo mismo, con el hecho de que Atlanta retrocedió un tanto en el campo de batalla y que la vieja Reynoso hizo ingresar a Dizeo y los azulceleste tuvieron un poco más la pelota entre sus pies. Pero todo era muy parejo y nada hacía prever el trágico final
Cerca de los 20, Bielkiewicz reapareció en la cancha al quedar mano a mano con el portero localista, quiso hacer un gol consagratorio y terminó enredado con la pelota y morfándose un gol increíble. Del tiro de esquina que se produjo, vino un cabezazo perfecto de Arancibia, que Gambetita Gambandé rescató milagrosamente –con la ayuda de San Pedro Thelmo- sobre la línea.
En ese momento hubiese terminado el combate y nos llevábamos Villa Crespo tres puntitos más.
Pero poco después un macanazo sobre la izquierda de la defensoría terminó en centro al corazón del reducto bohemio que Vacaría cabeceó al gol, con la comodidad de quien viaja en primera clase en avión.
Ahí empezó otro partido y fue todo para San Telmo que –como dijo Vargas- se vino a la carga.
El Xabi Alonso metió en cancha al pibe Acuña por otro nuevo lesionado, en este caso el Petizo Lolli y al patagónico Carou por el pálido Ferragut.
Los de la barrio de las antigüedades siguieron sin dar tregua, y cuando faltaba poco, tras otro corner y con dos cabezazos en el área, terminaron como lo marca la ley, gol y victoria.
Con dos tantos de cabeza, habían dado vuelta la tortilla.
Y entre todos lo candomberos festejando como si fuera carnaval, nos retiramos silbando bajito, con un único consuelo: Una victoria, después empate y después derrota. O sea que, según los rudimentos de la lógica, el sábado que viene nos toca ganar.

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