lunes, 9 de noviembre de 2009

El Commento del Marques: Defe 1 - Atlanta 0

ESTA VEZ NO HUBO CERO, HUBO CERATTO

¡Mil rayos me partan, mi fiel escudero! ¡Que garrón amargo nos comimos este sábado en las cercanías del Barrio Chino contra el dragoncito!
Otra vez los méritos y merecimientos estuvieron de nuestro lado, pero los tres puntos quedaron anclados en el pueblo de Belgrano y nosotros emprendimos el retorno a las orillas del Maldonado con las faltriqueras vacías y cada vez más hundidos en las arenas movedizas del fondo de la tabla.
Y para colmo de males, todo fue sobre el cierre del partido, cuando un nuevo 0 a 0 estaba decretado y archivado. Con una jugada de torneo escolar que les terminó dando la posibilidad de casa quedarse festejando la obtención de un triunfo que ya habían descartado y cuando su público se estaba preparando para putear y silbar a los jugadores.
El entrenador Alonso que esta desorientado y no sabe que subte hay que tomar, modificó buena parte de la plantilla que había derrapado contra Los Andes en la fecha anterior, y armó su escuadra de la siguiente manera para enfrentar a los defensores del creador de la bandera: Don Rodrigo Llinás a los maderos. Izquierdoz (un retorno pedido a los gritos por el atlanterío) el salteño Arancibia y Segovia los tres de atrás. El petizo Lolli de carrilero por la derecha, Palisi y Rutili de centrojases y Quiroga por izquierda, aunque más responsabilizado en la creación. El Mágico para la gestión y Martino – Martinez la pareja de atacadores.
El relato de este match puede ser calcado a los tantos similares que disputó en el presente campeonato y como en La Revista Dislocada, los sketchs se repiten semana a semana.
Atlanta de a poco se va adueñando del trámite del partido, porque la defensa es bastante sólida y se para bien. Y un paso adelante el rutilante Rutili aguanta a los volantes rivales, quita, apoya y distribuye. Y lo acompaña bien Lolli, que además se muestra como alternativa de ataque y Palisi – que empezó perdido, pero terminó jugando aceptablemente- como camarada de lucha en el transitado círculo central.
Pero una vez que se detienen las ínfulas enemigas y se recupera el útil, es cuando empiezan los dramas existenciales y aparecen las dudas metafísicas de los bohemieros.
Ya que el Mágico es un jugador agradable a la vista, pero que no siempre toma las mejores decisiones y el díscolo Quiroga maneja bien la redonda, pero se desinfla en los últimos tramos del terreno.
Si a esto le sumamos que ninguno de los delanteros probados hasta ahora no ha rendido mínimamente nada, hace que le fuera más fácil a un alemán cruzar el Muro hace 20 años, de que un jugador con la camiseta azul y amarilla ingresar al área del enemigo.
Entonces Atlanta tuvo la pelotita más que su rival, pero al dope, como limpiaparabrisas de avión y se limitó a patear tiritos desde afuera, que el más cerca fue a la ESMA por un lado y al Pepsi Music por el otro.
Los dragoneantes, por su lado no lucían de gran riqueza y al rubio Ascensio se lo comían crudo Rutili y Palisi. El chiquito Luppino no podía con Segovia, Ceratto no podía con Izquierdoz y Arancibia lo tenía cortito al ex Molina.
Se fue el primer tiempo sin demasiado para recordar y en el segundo entra el torito Guzmán en lugar de un inexistente Martino. Y el chaqueño aporta lo suyo que es ganar en velocidad, pero sin poder superar nunca sus marcadores en el mano a mano.
Los locales se deciden a apretar un poco, pero se descuidan en el fondo y los de Villa Crespo se juegan un poco más a por el triunfo.
Y pudieron lograrlo pero Martínez le pegó como el ajo solo frente a Sanzotti, Izquierdoz cabeceó una masita solito y solo frente al portero y el papanatas de Jonathan Páez metió la patita cuando un tiro del salteño Arancibia tenía como destino la suavidad de las redes del arco belgraniano.
El empate era clavado, porque los azabache y rojo no podían y los atlantes no sabían, pero vino un saque de arco a arco, Arancibia rechaza al revés y Ceratto de tan burro le pega con la cabeza el hombro, la pantorrilla y el peroné y sonamos como arpa vieja.
Uno a cero irremontable y el horizonte que, para los bohemios, se pone color carbón en la tarde luminosa y primaveral.
No hubo tiempo para más y nos volvimos para Villa Crespo ya saben como… y si no saben sacále una foto.

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