¡Increíble! Atlanta ha sumado su cuarta victoria consecutiva y nadie lo puede creer, dado el pésimo comienzo del equipo en la temporada. Los últimos puestos van quedando atrás: no sólo se suman puntos, sino también confianza y tranquilidad. Esta vez la víctima fue Flandria, en el Far West Jáuregui. El Canario venía de empatar un partido que perdía 4-0 y tenía la particularidad de ser al mismo tiempo el equipo más goleado y más goleador en el campeonato. Podía esperarse por tanto un partido complicado para la defensa, pero a la vez una invitación a los atacantes.
Alonso repitió en Jáuregui el mismo equipo que viene protagonizando esta racha triunfal. El encuentro fue bastante malo desde el punto de vista técnico, y por momentos muy aburrido, sobretodo en la primera parte, que terminó sin goles. El local mostró mayor iniciativa de ataque pero a la vez se hicieron evidentes su imprecisión y su carencia de fútbol para la búsqueda. Atlanta en general se dedicó a tantear al rival y no arriesgar demasiado. Guzmán y Cubilla tuvieron poco peso arriba, y el Mágico González no tuvo una buena tarde: el 10 bohemio jugó mal y el equipo lo sintió. De hecho fue Quiroga el que tomó las riendas del juego y el que se mostró más activo en ataque.
No lució Atlanta, y la verdad es que hizo poco para ganar. Quizá tampoco lo mereció, pero una vez más un único gol le bastó para llevarse los tres puntos. En el segundo tiempo, apareció Guzmán para habilitar a Quiroga, que definió de zurda para poner el 1-0. El gol del triunfo. La defensa canaria, que ya era bastante endeble, se deshizo ante la apertura del marcador y Atlanta pudo haber aumentado tranquilamente la ventaja. La más clara la tuvo Guzmán, habilitado por Quiroga, pero el chaqueño definió incorrectamente: una falla recurrente en el volante devenido en delantero. En definitiva, Atlanta no lo pudo liquidar mientras se dedicaba a defender la ventaja conseguida.
Cuando las cosas salen todas bien, el triunfo es una consecuencia. Al Bohemio no le faltó suerte. Porque no creó más situaciones que Flandria pero a diferencia de su rival pudo meter una. Cuando la defensa bohemia era vulnerada, aparecía Llinás para salvar, y cuando Llinás era vencido, la suerte jugó en favor de Atlanta. Aunque también se puede decir que Flandria se fabricó su propia mala suerte: falló en la definición por defectos propios. La jugada determinante que pudo haber cambiado el resultado final fue el penal dudoso que tuvo Andrés Montenegro en sus pies cuando faltaban cinco minutos para el final del encuentro. Llinás atajó el penal, pero rebotó en el palo y le quedó servida a Montenegro, que la terminó mandando por arriba del travesaño. El Destino favorecía a Atlanta, que debía llevarse esos tres puntos de Jáuregui.
Como aspectos positivos, además del triunfo, se puede destacar la solidez de una defensa asentada junto con Llinás, que no recibió goles en los últimos cuatro encuentros. Rutili cumplió otra buena tarea en el mediocampo y, pese a que no anduvo bien el Mágico, apareció Quiroga para convertirse en figura.
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