COTIZÓ EL GUARANÍ
¡Segunda victoria consecutiva, mi fiel escudero y en un reducto casi inexpugnable, como es el estadio aledaño al populoso barrio de Los Perales, allá por los Corrales de Mataderos!
¡Y que jolgorio que produce conseguir los tres puntos con un golcito, en los momentos en que el partido se deslizaba, casi inevitablemente, al enésimo cero a cero del conjunto bohemio en el año del señor de 2009!
Además, aunque el partido fue un bodriazo peor que un película de Sara Montiel, Atlanta había hecho una pizca mejor las cosas y las mieles del triunfo le fueron legítimas y merecidas. Agreguemos, como otro elemento de juicio, que estos de Chicago no son mártires, pero son unos muertos.
Lo cierto que el club de nuestras pasiones llegó desde Villa Crespo con todas las intenciones de llevarse para Humboldt al 400 al menos un puntito. Así lo delataban la lentitud de movimientos del arquero Don Rodrigo que, sin disimulo alguno, tardaba en hacer cada saque de meta, lo que nuestra presidenta demora en maquillarse para las fotos.
Atlanta salió al combate en la tarde de este martes con Llinás de cancerbero. Nico Cherro -por el suspendido Arancibia aunque en lugar Izquierdoz-, este quedó como central y Segovia como tercer zaguero. Lolli, el rutilante Rutili, el rusito Mocuilski (por Galeano) y como carrilero por siniestra, casi de media puntada el Huevo Quiroga. De enganche el Mágico González y adelante Leandro Guzmán y Walter Cubilla.
La preocupación central, como se dijo, era impedir que los chicaguenses se acercaran a la valla de Don Rodrigo y dicha misión se cumplió sin apremios gracias a la faena estupenda de Izquierdoz y Segovia, y en menor medida de Cherro. Y, también, por los delanteros del verdinegro que se marcan solos.
Unos metros más adelante el rutilante Rutili, con algo que ya se está haciendo rutina: un trabajo medido, solidario y clarificante. En silencio el blondo volante se está convirtiendo en un engranaje fundamental de la maquinaria bohemiera y en una de las figuras del equipo.
Con la pelota en su poder los papeles se trastocan y los villacrespense empiezan a sudar la gota gorda. Encima el Mágico se equivocaba más de lo que acertaba, Quiroga no terminaba una bien, Guzmán no pasaba ni a un gordo en maratón, Cubilla era fácil presa de sus guardianes y lo del rusito Mociulski era muy pobre. Solo las subidas del petizo Lolli parecían un argumento válido para el ataque de los atlantes.
Dadas así las cosas, el primer tiempo no ofreció jugadas de peligro infartantes, salvo un cabezazo que Llinás despejó brillantemente y un tiro de Talín que no entró porque Alá es grande.
El segundo tiempo apuntaba a ser una porquería parecida, con un Atlanta conservador y un Chicago que no tiene con qué. Porque con todo, los de azul y amarillo son un conjunto ordenado y que intenta darle a la pelota el trato que merece una dama. En cambio sus anfitriones no dan dos pases seguidos a un compañero ni en el precalentamiento.
Serían la siete de la tarde y se estaba levantando una leva brisa, cuando Alonsito hace entrar al guaraní Acosta Cabrera que con poco, demuestra que es lejos el mejor delantero que hoy por hoy tiene Atlanta.
Porque es vivo, defiende bien con el cuerpo a pesar de no ser muy grande, se ubica bien, crea los espacios necesarios y no es un negado con la pelota. ¡Ojo! Tampoco es Batistuta, claro
Lo cierto que los de la ribera del Maldonado empezaron a ver un filón por la banda izquierda. A eso contribuía mucho el pelado Segovia que se comía sin sal a su marcado y generaba buenos contraataques, que el torito Guzmán se encargaba de dilapidar, una y otra vez.
Pero una acertó y fue una confabulación del chaco paraguayo. Porque el chaqueño desbordó a lo Garrincha, levantó la testa lo vio al huevo Quiroga y este al guaraní de dos apellidos. ¡Gol de Atlanta y Chicago andá a llorarle a Fernando Niembraaa!
No hubo tiempo para más, salvo que yo me tuve que tragar las ganas de festejar hasta que mi rocín cruzó la avenida Alberdi y que los mataderenses se acordaron de la madre, las hermanas y las loras de todos los jugadores, cuerpo técnico y divisiones inferiores de su club.
¡Como cambia la vida en una semana! Estábamos muertos y enterrados, hemos echado 10 centavos en la ranura (¡Salud Don Raúl González Muñón) y ahora la vida se ha vuelto color de rosa! ¡Que pase el que sigue!
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