ABUSO DE AUTORIDAD
¡Lo único que le faltaba al pobre de Chokatlián, mi fiel escudero, es que Atlanta le haga tres goles a Armenio! ¿Qué quién es Chokatlián? ¡Un personaje que tiene más problemas que los Pérez García! Pero es cierto que tú no miras televisión.
No importa, lo cierto es que nuestra agrandada escuadra le hizo a los de Asia Menor, en un partido, la mitad de goles de los que había convertido en las catorce batallas anteriores y de esta manera ganó su tercer partido consecutivo, para la alegría del atlanterío que no daba crédito a lo que sus ojos estaban viendo.
Y debo confesar que no eran pocos los temores que me invadían cuando cabalgando bajo la lluvia, me arrimé a nuestro coqueto estadio este último sábado. Y es que era mucha la confianza en una victoria que muchos firmaban antes del inicio mismo de las hostilidades.
Y como en la cancha se ven lo pingos y la confianza mata al hombre y como son tantas las frustraciones que acumulamos a largo de nuestra larga vida, por salir a gastar a cuenta y festejar antes de tiempo, el fantasma del mal augurio me acompañó hasta sentarme en mi húmeda poltrona.
Debemos reconocer que hay algo que no puede soslayarse a la hora de cualquier análisis: los armenios están en el fondo del lago, no tienen nada, se les fue el técnico y al presidente más vale perderlo que encontrarlo.
Así que ganar el partido, resultó para los de Villa Crespo más fácil que robarle la plata a un ciego. Y Atlanta se abusó de su alicaído enemigo.
El Alonsito hizo lo que la tradición futbolística enseña: no cambiar la alineación triunfante.
Entonces los ganadores de la Copa Suecia emergieron del túnel con la siguiente formación, la misma que humilló a Chicago días atrás: Don Rodrigo para hacer los saques de meta; Nico Cherro, el eficiente Izquierdoz y el firme Segovia en defensa; el petizo Lolli, el rutilante Rutili, el rusito Mociulski y el huevo Quiroga por los medios; el Mágico González de intermediario y el Torito Guzmán y Walter Cubilla en la delantera.
De entrada nomás, el dueño de casa salió a llevarse por delante a los norteños, que habían salido vencidos desde los vestidores.
Como de costumbre, el rutilante Rutili se adueño del ecuador del terreno, bien auxiliado por Mociulski. Y el Mágico y Quiroga se apropiaron de la pelota sin ninguna intención de compartirla con sus rivales. Y los delanteros intentaban la penetración, pero como son muy livianitos, les cuesta finalizar bien lo que bien se había comenzado.
Para empezar, buena jugada del González y el cuero en el madero para avisar que la cosa va en serio.
Al rato, centro desde la derecha, dos cabezazos en el área y pelota que le cae a Cherro y, este -que no hacía goles desde que tomó la primera comunión- con un fuerte tiro abrió el marcador.
De ahí en más el campo se le hizo orégano a los apodados de “bohemios”. Monopolizaron el juego y el balón, en la mitad del campo correspondiente al contrario.
No había transcurrido mucho tiempo cuando el bestiún de Perassi se lleva puesto al Torito, penalti más grande que el hotel de los Kichner en el Calafate y el Mágico esta vez elige la siniestra del arquero y gol de Atlanta.
Dos goles en 22 minutos y solo faltaba que lloviera café para que el milagro fuera completo.
Seguía la milonga y el recordado Eduardo González, mano derecha de Nakis lo incinera al defensor Torres y mete un volante para equilibrar un poco el medio campo. Y consiguió su objetivo, la menos parcialmente, porque de allí en más encontró cierta paridad en las acciones hasta la finalización de los primeros 45 minutos.
Para el otro tiempo, entró el guaraní Acosta Cabrera en lugar del pibe Cubilla al que el bestiún de Perassi le había cabeceado el cerebelo.
Y enseguida el ticki ticki de González y Quiroga terminó en los pies del recién ingresado, golazo y otra tricota para los nakisdependientes.
Desde ese instante y hasta el final Atlanta dispuso de innúmeras ocasiones, pero siempre el pase fue para el jugador más marcado y peor ubicado.
El contrincante, en coma cuatro y sin reflejos vitales, hizo que Llinás no tuviera la necesidad de arrastrarse por el fango, como Estercita (la del tango). Además se lucieron en su responsabilidad tanto Cherro, como Izquierdoz y Segovia.
Entonces, a pesar de la lluvia, los de azul y amarillo, así como sus estoicos seguidores tuvieron una tarde apacible, a pesar de las inclemencias del tiempo.
Ganó Atlanta y sigue sumando. Es cierto que hizo uso y abuso de un rival que era pan comido, pero estos partidos antes se perdían o empataban.
Así que despacito y por las piedras vamos trepando en la tabla y ahora quien puede quitarnos la posobilidad de empezar a soñar.
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