La noticia conmovió a Villa Crespo. Aquello a lo que nos aferrábamos con tanto orgullo, con tanta ilusión, se escurría de las manos. La ida de Alejandro Orfila es un golpe del que será difícil reponerse, en un momento inesperado. El uruguayo tenía todo para hacer historia en la institución y convertirse en ídolo. Cuando la gente empezaba a corear su nombre, el DT aceptó una jugosa oferta de Defensor Sporting y eligió irse por la puerta trasera, de manera desprolija, sin dar explicaciones, sin una despedida acorde a los momentos vividos en el club, al cariño recibido, y a lo que significó Atlanta en su carrera como entrenador.
Esta salida dolorosa y con sabor a traición deja un sabor muy amargo en el balance del ciclo de Orfila en Atlanta. Con razón, posiblemente ya no sea bienvenido en Villa Crespo, pese a que el DT fue justamente el gran responsable de los increíbles éxitos alcanzados en este 2019. El Chano, en silencio y a pura dedicación, con trabajo, sin hacer demagogia, realizó una verdadera revolución en un Atlanta acostumbrado a las frustraciones y a buscar las culpas fuera de casa. Cuando llegó al club, Atlanta estaba quinto, fuera de los puestos de ascenso. La decepción era muy grande por el dramático bajón futbolístico y anímico en un equipo que había generado enormes expectativas en la primera rueda de la mano de la vuelta del ídolo Pepe Castro. La situación era crítica. El equipo no ofrecía respuestas y venía en caída libre. Los jugadores salían a la cancha nerviosos cuando en la semana solamente se hablaba de que los arbitrajes perjudicaban a Atlanta y los ascensos ya estaban supuestamente arreglados. La llegada de Orfila cambió todo. El cambio más importante fue mental: convenció a sus jugadores de que ellos podían revertir la situación. Ya no se volvió a hablar más de los árbitros, pese a que quizá la jugada más polémica del campeonato haya sido en el debut del Chano. En el aspecto táctico, el uruguayo optó preferentemente por el 4-3-3, aunque al principio también probó con el 4-3-1-2. En este sentido, la ida de Caneo junto con la del Pepe, que en un principio parecía que sumaba otro componente catastrófico a la crisis del equipo, terminó siendo un beneficioso empujón para la suerte de Orfila en Atlanta. Al no tener la necesidad de lidiar con la posibilidad de dejar afuera a un nombre pesado como Caneo, encontró vía libre para poner en práctica su exitoso 4-3-3. Sin enganche, el DT pudo desarrollar un sistema de juego agresivo, dinámico, con prácticamente todos los jugadores dedicados tanto al aspecto defensivo como ofensivo. En su versión más temprana, el Atlanta de Orfila logró corregir una de las principales fallas que tenía: la fragilidad defensiva. El DT puso la dupla central Alan Pérez - Tecilla sacando al capitán Cherro y armó toda una estructura colectiva que fortaleció la defensa, con volantes y delanteros cooperando en la recuperación. Orfila además sacó del ostracismo a Ochoa Giménez y Mazzantti, ahora cómodo en un esquema de tres puntas. Y le encontró a Pedrozo una posición en la que se volvió una pieza clave en el equilibrio del equipo, en el sector izquierdo del ataque. La polifuncionalidad de Pedrozo y su gran rendimiento a puro sacrificio fueron todo un símbolo del ciclo Orfila en Atlanta, una muestra de cómo con orden y convicción le cambió la cara al equipo.
El camino del entrenador no empezó siendo sencillo. Le tocó arrancar con el líder Barracas y luego visitar al entonado San Telmo. Apenas logró dos empates pero luego llegaron los triunfos. Atlanta era un equipo muy sólido defensivamente, con un Rago que se convirtió en figura y guardián de una larga valla invicta que terminó siendo récord del club. A la vez, era efectivo arriba, con un Colombini enchufadísimo. Orfila mostraba que no se casaba ni se conformaba con nadie, y mantenía a todos los jugadores con ganas de demostrar y ganarse sus minutos en la cancha. La campaña en la B Metro fue extraordinaria, habiendo recibido sólo dos goles en contra en los primeros dos partidos del ciclo. El premio fue el ansiado ascenso a la B Nacional.
Para esta nueva experiencia en la segunda categoría, Orfila arregló su continuidad y comenzó a darle forma a su nuevo Atlanta. Las noticias sobre el armado eran desconcertantes. La gran figura Colombini decidía irse buscando otro rumbo, y el DT comunicó que no tendría en cuenta a Martínez y Enrique, dos hombres muy importantes en el torneo del ascenso. En cambio, apostó por la continuidad de jugadores como Oyola y Mazzantti que no habían tenido muy buenos rendimientos la temporada anterior. Estaba claro que Orfila tenía una idea muy clara de lo que pretendía para su equipo: un equipo muy rápido, con mucha dinámica, con el objetivo de mantener el ritmo los 90 minutos. No hubo refuerzos rutilantes y se mantuvo un presupuesto bajo. Como centrodelantero, el DT arriesgó con la contratación de un viejo conocido suyo, el Animal López, que venía de una temporada pobre en Tristán Suárez. Para qué estaba Atlanta era una incógnita, pero con Orfila en el banco todo era posible.
Efectivamente, el Bohemio fue la gran revelación de la primera rueda, alcanzando por momentos un rendimiento colectivo excepcional, con triunfos resonantes ante Belgrano, San Martín de San Juan, Independiente Rivadavia y Estudiantes de Caseros. La impronta de Orfila estaba marcada en un equipo que logró generar la ilusión de una vuelta a la máxima categoría. Sin grandes nombres, Atlanta logró un funcionamiento colectivo que le permitió ser superior a muchos de sus rivales. La clave estuvo en el desequilibrio de Walter Mazzantti, la gran sorpresa del torneo, en los goles de un renacido Luis López, en el aporte creativo de Valdez Chamorro. Se vio un Atlanta más audaz, que asumió más riesgos. Por momentos le dio sus frutos, por momentos también sufrió por sus problemas defensivos. Ya no se vio el equipo de la B Metro que garantizaba el cero en su arco y que sabía que si hacía un gol lo ganaba. Fue un gran mérito del entrenador darse cuenta qué es lo que necesitaba para esta categoría y cómo podía armar un equipo competitivo con un presupuesto limitado. A veces parecía tocado por una varita mágica: cada decisión que tomaba terminaba dando resultados positivos.
Lamentablemente, quizá esta última decisión que tomó termine siendo positiva para su carrera, pero difícilmente para el Bohemio. Atlanta está puntero de la zona A pero viene de una mala racha de resultados en los que perdió el rumbo de juego. Los dirigentes deberán encontrar rápidamente un nuevo entrenador que no tendrá la tarea sencilla ya que Orfila dejó la vara muy alta y además el Bohemio afronta una segunda rueda más complicada, con una agenda repleta de viajes al Interior. De hecho, los dos primeros partidos del 2020 serán en Mendoza y Santiago del Estero. Habrá que esperar que ningún jugador titular siga el camino del entrenador, y el club está obligado a sumar al menos un centrodelantero como refuerzo tras las idas de Astina y Molina por bajos rendimientos. Mucho para hacer y para arreglar en poco tiempo. Hay que reponerse del golpe y reconstruir la ilusión.
jueves, 26 de diciembre de 2019
martes, 26 de noviembre de 2019
ATLANTA 1 TEMPERLEY 1
Parece poco pero Atlanta rescató un empate de oro en un partido complicadísimo ante Temperley. Las últimas fechas no vienen saliendo bien: en los últimos cuatro partidos el equipo no jugó bien y cosechó igual cantidad de puntos que de expulsados: tres. Ya había sufrido la ausencia de López, hoy sufrió las bajas de Valdez Chamorro y Pedrozo, y posiblemente se lo extrañe a Rago en Vicente López. Aun así, el Bohemio sigue puntero y lo seguirá estando después del trascendental choque ante Platense, al finalizar la primera rueda. Se sabía que esta despedida del año en Villa Crespo iba a ser muy difícil. Temperley venía con una gran racha y podía subirse a la punta. El conjunto de Orfila sin dos jugadores fundamentales en el sistema de juego. En el primer tiempo, Atlanta fue una sombra. Mazzantti nunca pudo desbordar. Astina tuvo su primera chance como titular y la desperdició: en el entretiempo se fue reemplazado por Oyola tras una muy mala actuación. Sin Valdez Chamorro, no había fútbol en el mediocampo. El visitante hizo muy bien su papel. Se dedicó a cortar el juego local con una marca áspera y constante, anulando las posibilidades bohemias. La defensa de Atlanta cooperó con una mala noche, con un funcionamiento errático y rendimientos bajos. A tono con el nivel futbolístico de un equipo en que se salvaron muy pocos. El Gasolero se puso en ventaja con un golazo de otro partido de Baldunciel y ganaba bien. Pudo haber aumentado la cuenta frente al desconcierto de un Atlanta que no encontraba la manera y se veía superado táctica y físicamente. Después de un primer tiempo en que el 0-1 al menos daba la oportunidad de recomponerse, la segunda etapa fue diferente. Temperley se fue tirando cada vez más atrás, aliviando los problemas defensivos locales y dejando terreno para los avances de Atlanta. Claro que los de Orfila nunca se reencontraron con el juego. Siguieron imprecisos, pero no abandonaron la actitud. Así, con empuje, se acercó y generó algunas chances para empatarlo. Una irresponsabilidad de Rago dejó a ambos equipos con 10 pero a Atlanta sin arquero natural. Tecilla se calzó los guantes y sólo quedaron en cancha dos defensores de oficio. El desorden era total. El Bohemio se encontraba en una gran desventaja: dejand muchos espacios atrás y con el peligro de un jugador-arquero en el arco. Pero sobró el corazón. La búsqueda de la hazaña levantó al equipo. Parecía que no era posible pero el juvenil debutante Eugenio Olivera metió la patita y convirtió el agónico y muy gritado empate. Un gran negocio considerando el desarrollo del partido y que permite conservar la punta.
martes, 19 de noviembre de 2019
MORON 1 ATLANTA 0
Primera derrota como visitante y segunda en el torneo para Atlanta, después de una racha espectacular que lo llevó a la punta de la zona. Todavía la cima es bohemia, pero sólo dos puntos abajo está Platense cuando faltan dos fechas para que termine la primera rueda. El equipo de Orfila no se está encontrando con su mejor versión futbolística y lo pagó en su perfomance: ya lleva tres sin poder ganar. En el Oeste, perdió un partido que parecía ganable por el momento del rival: Morón venía de una muy mala racha y demostró todas sus grandes limitaciones. Sin embargo, la expulsión de Valdez Chamorro en el primer tiempo fue determinante en el desarrollo del partido. Justo cuando el Bohemio se estaba acomodando en el juego y empezaba a ser algo superior al local, con un Mazzantti desequilibrante. El dominio peligroso del visitante se cortó con la roja. Una irresponsabilidad del volante que dejó con diez a su equipo y cambió todos los planes. Orfila debió hacer el cambio lógico, obligado, aunque doloroso: se fue Mazzantti en un gran momento en el partido para poner a Talpone y restituir la integridad del mediocampo. Pedrozo y López, con sacrificio y posibilidad de aguantar la pelota, no podían salir. Las limitaciones de Morón fueron tan grandes que con uno más no pudo superar en el juego a Atlanta. El segundo tiempo fue parejo, chato, sin situaciones de peligro. El Bohemio incluso se sintió cómodo e hizo circular el balón, ejerciendo por momentos el control del juego, aunque con orden y serenidad, sin arriesgar demasiado. El punto era un negocio. Pero el Gallo encontró el gol en el pie del interminable Akerman y la diferencia fue irremontable. Con la desventaja en el marcador, Orfila debió mover las piezas. Armó línea de tres en el fondo e incluyó a Astina y Trinidad. El equipo, más volcado hacia el ataque, no jugó mejor y no pudo conseguir la hazaña. El empate hubiera sido lo más justo.
domingo, 10 de noviembre de 2019
ATLANTA 1 BARRACAS CENTRAL 1
En la fecha en que todos los perseguidores perdieron, parecía la gran oportunidad de ganar y piantarse en la cima de la tabla. Pero el finde no fue perfecto porque Atlanta tampoco pudo ganar. Pese a la imposibilidad de conseguir un triunfo en casa y de no poder sumar de a tres por segundo partido consecutivo, el punto no cayó mal en Villa Crespo. Fue otro encuentro en que el Bohemio no jugó bien, pero al menos sigue sumando y estiró la ventaja sobre su escolta: ahora cinco puntos lo separan de Platense. Barracas no es el campeón de la B Metro que ganaba todo lo que jugaba, pero tampoco hay que engañarse por su mala posición en la tabla. El conjunto del Chiqui Tapia es siempre un escollo difícil. Orfila decidió el regreso de Matías Molina a la alineación titular en lugar de Flores y le dio la confianza a Joaquín Molina para reemplazar al Animal López, expulsado en Casares. Desde el principio, se notó que no era un partido cómodo para Atlanta, que no era una de esas tardes en que todo parecía salir bien. El visitante planteó un juego duro, cerrado, intentando cortar el circuito futbolístico del local como prioridad. Y lo logró. Mazzantti no tuvo espacios para desequilibrar. Valdez Chamorro no estuvo fino y no pudo hacer jugar a sus compañeros. Molina no se encontró con la pelota. Las herramientas ofensivas de Atlanta no funcionaban, pese a que era el equipo que tenía la iniciativa en el juego. Barracas apostaba por los pelotazos largos a sus delanteros para sorprender de contra. Aun sin jugar bien pero siendo más que su rival, el conjunto de Orfila logró ponerse en ventaja. Tras una muy buena jugada preparada que Ochoa Giménez terminó estrellando en el travesaño, Nahuel Tecilla se puso el traje de goleador y aniquiló a Elías Gómez con una chilena espectacular. Sin embargo, el partido era complicado. Una de las fuentes de complicaciones fue el arbitraje de Echavarría, que inundó el desarrollo con una cantidad abrumadora de tiros libres a favor del visitante. Así, al Bohemio le costaba cortar el juego y aumentar de contra, mientras Barracas se aseguraba el control del juego. En el segundo tiempo, lo de Atlanta empezó siendo muy malo. Sin ideas, asumió un rol totalmente pasivo en el partido. Los dirigidos por Aldirico se agrandaron y se acercaron con mucho peligro al arco de Rago. El local había perdido el dominio del mediocampo, no atacaba, y sufría mucho por las bandas, especialmente en el sector derecho, donde en esta segunda mitad se encontraba Valenzuela en duelo con Matías Molina. Atlanta no podía cubrir los espacios y se veía desbordado. Y llegó el lógico gol del empate. Con el 1-1, se reconfiguró el partido. El visitante volvió a replegarse, conforme con el punto, y apostó a los contragolpes, donde pudo haber herido. El Bohemio se calzó la mochila y fue a buscar el triunfo, con más actitud que fútbol. Pero no alcanzó. Con sus jugadores ofensivos en una mala tarde, faltó la inspiración para ganarlo. Pedrozo fue lo más destacado por su sacrificio, pero no sintió la posición de centrodelantero. Al final, el empate estuvo bien para lo que fue el encuentro.
martes, 29 de octubre de 2019
ESTUDIANTES 1 ATLANTA 2
Más puntero que nunca. El Atlanta que acumula goles, puntos e ilusiones dio una nueva muestra de su personalidad y convicción futbolística en este torneo que parece un sueño pero es realidad. En el choque postergado, superó al también sorprendente Estudiantes y aumentó la ventaja sobre su escolta, justamente su último rival. Con 25 puntos en 10 jugados, lo del equipo de Orfila es simplemente extraordinario. En este duelo clave por la punta de la zona, alcanzó su quinta victoria consecutiva. En Caseros, fue nuevamente uno de esos partidos en que a Atlanta pareció salirle todo bien. El primer tiempo fue turbulento. El Bohemio empezó mejor, presionando alto, muy despierto y dispuesto a forzar errores en la salida del local. Asó logró ponerse en ventaja con una definición de Mazzantti tras un rebote afortunado después de un remate del Animal López. Pero el partido era de ida y vuelta, muy dinámico, con dos equipos con predisposición para atacar y lastimar al rival. Estudiantes, con el orgullo herido, fue a buscar el empate con sus mejores herramientas: la conducción de González Metilli y la proyección peligrosa de González y Díaz. A Atlanta le resultaba difícil contener a un Pincha decidido. La igualdad de González puso algo de justicia a un encuentro que era parejo, entretenido, sin diferencias en favor de ninguno de los dos conjuntos. El segundo tiempo fue muy distinto: el visitante fue claramente superior al local. Con el juego de Valdez Chamorro, la afirmación de Previtali y el aguante de López, Atlanta salió convencido y ejerció el dominio del partido, lejos del arco de Rago. Como primera modificación, Orfila dio nuevamente la nota: incluyó al Pony Oyola, de pocos minutos en este torneo, en la posición de Mazzantti. Con pierna cambiada, Oyola hizo estragos en la defensa de Estudiantes. Otro gran acierto del uruguayo. Y fue justamente el Pony el que en una gran maniobra habilitó muy bien a Pedrozo para que éste la cruzara y Ochoa Giménez sólo tuviera que empujarla, en un gol muy similar al que hizo en Casanova el torneo anterior. El visitante pasaba a ganarlo y era merecido. Estudiantes inquietó poco, aunque la diferencia mínima en el marcador llevó el sufrimiento y la angustia hasta el último segundo de juego. Orfila fue cerrando el partido con los ingresos de Trinidad y De Ciancio, para darle más piernas al mediocampo. El equipo de Diego Martínez apostó a los pelotazos en señal de desesperación. Atlanta se aferró a los tres puntos y no los soltó. Y terminó cantando en Caseros, demostrando otra vez que está para grandes cosas.
domingo, 20 de octubre de 2019
ATLANTA 3 SAN MARTIN (SJ) 1
La ilusión bohemia se prolongó con un nuevo triunfo para subirse a la punta, al menos hasta que juegue Estudiantes, justamente el próximo rival en Caseros. En Villa Crespo, Atlanta bajó a un candidato que venía de Superliga, empezó mal el torneo pero llegaba en levantada. Fue otra gran producción como local, donde el equipo de Orfila mostró todo su potencial goleador y su capacidad para defender el resultado. Nuevamente en el primer tiempo el Bohemio estableció la diferencia en el marcador. San Martín logró imponer su juego, dominó la pelota y obligó a jugar en el campo local. Atlanta estaba replegado, bien agrupado, compacto, listo para dañar en velocidad en el ataque. Y así generó las mejores situaciones de gol, con un Mazzantti enchufado que desperdició un gol insólito en el comienzo y un Valdez Chamorro inspirado, en un gran nivel. La apertura del marcador llegó en una gran polémica. El penal a Ochoa Giménez fue claro, pero Ardente no pudo contener totalmente el remate de Luis López y el juez de línea cobró el gol, ante las iracundas protestas de los sanjuaninos. A partir de ahí, el visitante jugó nervioso e intranquilo frente a las decisiones de Rey Hilfer. Al final del partido, hasta tuvo que intervenir la policía. Atlanta siguió haciendo de las suyas, haciendo lo que mejor sabe hacer: aprovechar espacios y hacer estragos. El Animal López con una gran maniobra aumentó la cuenta y demostró que su poder goleador sigue intacto: lleva 8 en el campeonato.
En la segunda parte, el conjunto de Orfila se dedicó a protegerse y defender la importante ventaja conseguida, pero también dispuesto a aprovechar los contragolpes para liquidarlo. Mazzantti lo tuvo en sus pies en un par de oportunidades, pero esta vez no se le dio el gol. San Martín es un equipo duro, con buenos jugadores, al que nunca hay que darlo por muerto. Siguió insistiendo y por momentos Atlanta se vio superado en el medio. El gasto físico se empezaba a sentir y los delanteros ya no podían colaborar en defensa como en el primer tiempo. Orfila metió cambios y con Talpone y Trinidad logró darle equilibrio y frescura al mediocampo. De esta manera consiguió mayor tranquilidad en el juego. Pero la defensa se durmió en una jugada desafortunada y los sanjuaninos se pusieron a tiro. Cualquier cosa podía pasar. Se venía un final a puro sufrimiento pero en una contra Atlanta lo liquidó. Marinucci la empujó para poner el 3-1 y hacer delirar a todo Villa Crespo. Y para ilusionarse con este equipo que es cosa seria y superó una prueba de fuego frente a un duro rival.
En la segunda parte, el conjunto de Orfila se dedicó a protegerse y defender la importante ventaja conseguida, pero también dispuesto a aprovechar los contragolpes para liquidarlo. Mazzantti lo tuvo en sus pies en un par de oportunidades, pero esta vez no se le dio el gol. San Martín es un equipo duro, con buenos jugadores, al que nunca hay que darlo por muerto. Siguió insistiendo y por momentos Atlanta se vio superado en el medio. El gasto físico se empezaba a sentir y los delanteros ya no podían colaborar en defensa como en el primer tiempo. Orfila metió cambios y con Talpone y Trinidad logró darle equilibrio y frescura al mediocampo. De esta manera consiguió mayor tranquilidad en el juego. Pero la defensa se durmió en una jugada desafortunada y los sanjuaninos se pusieron a tiro. Cualquier cosa podía pasar. Se venía un final a puro sufrimiento pero en una contra Atlanta lo liquidó. Marinucci la empujó para poner el 3-1 y hacer delirar a todo Villa Crespo. Y para ilusionarse con este equipo que es cosa seria y superó una prueba de fuego frente a un duro rival.
sábado, 21 de septiembre de 2019
ATLANTA 2 BROWN (PM) 1
Atlanta volvió a la victoria en su casa y alcanzó los 13 puntos en 6 encuentros, una campaña hasta ahora excelente en su regreso a la B Nacional. Fueron tres puntos de oro ante un rival que, se supone, peleará la permanencia. Tres cambios metió Orfila para este partido. Uno obligado, el de Caro Torres por el lesionado Coronel. Y otros dos seguramente por rendimientos: Flores y Valdez Chamorro por Molina y Talpone. Una nueva banda derecha, que fue justamente lo más destacado del primer tiempo. El lateral Flores se combinó muy bien con Valdez Chamorro, que la rompió desplegando un fútbol atrevido y audaz. El enganche devenido en interior derecho manejó los hilos del equipo y formó una gran sociedad con Mazzanti, que quizá tuvo su mejor partido en Atlanta. El puntero desequilibró constantemente y fue muy punzante en sus arremetidas. No lo podían parar. El Bohemio mostró momentos de alto vuelo futbolístico, aunque no estuvo tan preciso en la definición. Cuando Pedrozo abrió la cuenta tras una serie de rebotes parecía que se abría el partido. Pero nuevamente, como en el debut ante los mendocinos, la alegría duró muy poco. El equipo se relajó, se distrajo, y un gol en contra volvió a poner igualado el marcador. Pero Atlanta reaccionó pronto y tras un buen desborde de Mazzanti generó otro gol en contra para volver a estar arriba en el partido. El local se fue al descanso con algunas preocupaciones defensivas y habiendo realizado un gran desgaste en ataque. Merecía haberse ido con una diferencia mayor pero estaba ganando sólo por la mínima.
En el entretiempo, salió a comerse crudo a Brown. Tuvo dos jugadas clarísimas en los primeros minutos pero las desperdició. Hubiera sido un golpe letal para el visitante. Sin embargo, con el 2-1 estaban a tiro del empate. El gasto físico de la primera etapa se empezó a sentir en Atlanta. Mazzanti y Valdez Chamorro ya no estaban encendidos. El mediocampo era un colador y los patagónicos se venían. Brown fue un equipo ordenado, aunque con muchas limitaciones futbolísticas. Emanuel Moreno fue lo más destacado en un medio que abastecía a una delantera sin poder de gol. Para Atlanta, el trámite era complicado, porque no podía solucionar sus problemas en la marca, había perdido el equilibrio y ya no dominaba el juego. Los cambios llegaron y arreglaron mayormente el problema. Era lógico: salieron cansados Mazzanti y Valdez Chamorro. Marinucci y Talpone aportaron frescura y dinámica a un equipo que necesitaba un cambio de aire. Con más piernas y pulmones, Atlanta afrontó mejor el último tramo. Finalmente se llevó un triunfo más que merecido antes de su visita a Mar del Plata.
En el entretiempo, salió a comerse crudo a Brown. Tuvo dos jugadas clarísimas en los primeros minutos pero las desperdició. Hubiera sido un golpe letal para el visitante. Sin embargo, con el 2-1 estaban a tiro del empate. El gasto físico de la primera etapa se empezó a sentir en Atlanta. Mazzanti y Valdez Chamorro ya no estaban encendidos. El mediocampo era un colador y los patagónicos se venían. Brown fue un equipo ordenado, aunque con muchas limitaciones futbolísticas. Emanuel Moreno fue lo más destacado en un medio que abastecía a una delantera sin poder de gol. Para Atlanta, el trámite era complicado, porque no podía solucionar sus problemas en la marca, había perdido el equilibrio y ya no dominaba el juego. Los cambios llegaron y arreglaron mayormente el problema. Era lógico: salieron cansados Mazzanti y Valdez Chamorro. Marinucci y Talpone aportaron frescura y dinámica a un equipo que necesitaba un cambio de aire. Con más piernas y pulmones, Atlanta afrontó mejor el último tramo. Finalmente se llevó un triunfo más que merecido antes de su visita a Mar del Plata.
sábado, 14 de septiembre de 2019
CHICAGO 2 ATLANTA 2
Después de haber perdido el invicto en el ciclo Orfila, era importante no perder en la difícil visita a la Mataderos. El trámite se puso muy complejo pero finalmente el Bohemio se recuperó y salvó un punto muy valioso, para la tabla y para el ánimo. Todo le parecía salir bien a Chicago en el primer tiempo, en su fiestita en el día de la despedida del histórico Gomito Gómez. Si la guardia alta bohemia podía temer por un penal de despedida para el 10 y se relajó cuando el homenajeado salió de la cancha, hizo mal en relajarse. Porque poco después de su salida, el siempre creativo Diego Ceballos inventó un penal para el local y de esta manera igualó al mismísimo Thomas Edison en la carrera inventora. Asenjo pateó mal y parecía que Rago contenía el penal pero se le escurrió la pelota por debajo del cuerpo y así abrió la cuenta Chicago. El primer tiempo Atlanta lo sufrió mucho. Había planificado jugar un partido de contra, saliendo rápido, con la misma formación con la que había visitado a Ferro. Pero se encontraba empezando abajo en el marcador. El mediocampo, como en el último partido, estaba desaparecido. Los delanteros estaban desabastecidos y, lo más preocupante, Chicago llegaba con facilidad, sobretodo por nuestro sector derecho. Con espacios y tantas ventajas defensivas, parecía difícil incluso sostener ese resultado en desventaja. A todo esto, el local no hacía demasiados méritos. Con limitaciones le alcanzaba para desnudar las falencias de Atlanta en la marca. Y el conjunto de Esmerado también tenía a la suerte de su lado: Asenjo remató, se desvió en Ochoa y descolocó a Rago, para poner un 2-0 que era exagerado. No había habido tanta diferencia en el juego entre ambos equipos, pero Atlanta venía jugando mal.
Todo un desafío remontar dos goles de diferencia, de visitante, y con tantos problemas futbolísticos. Pero como en aquel partido en la Isla Maciel que marcó un antes y un después la temporada pasada, Orfila quizá los cagó a pedos y en el segundo tiempo el equipo fue otro. Salió decidido, convencido, frente a un Chicago que se dedicó a convertirse en espectador del partido por la primera media hora de la segunda etapa. Levantaron los rendimientos individuales, volvieron a formarse algunas sociedades, mejoró la confianza. La defensa no volvió a tener problemas. Atlanta era claro dominador del encuentro. El descuento del Animal López tras desborde de Mazzanti y enorme habilitación de Rago encendió la ilusión en Villa Crespo. Y pronto llegó el debut en la red (esta vez sí) de Walter Mazzanti, en su tercera temporada en el club, para poner las cosas 2-2. Un dato: el ex Tigre fue protagonista en los 4 goles que convirtió el equipo como visitante este torneo. Chicago estaba golpeadísimo y por un momento parecía que Atlanta con el envión se podía animar a darlo vuelta totalmente y llevarse un triunfo. Pero pronto el trámite se acomodó. El local reaccionó, aunque tibiamente y sin argumentos para recuperar la ventaja. Quizá había sido el golpe que había recibido un equipo que todavía no ganó en el campeonato. El visitante le empezó a tomar el gustito al punto y no quiso arriesgar de más después de lo que había ocurrido en el primer tiempo. Al final, fue el resultado más justo.
Todo un desafío remontar dos goles de diferencia, de visitante, y con tantos problemas futbolísticos. Pero como en aquel partido en la Isla Maciel que marcó un antes y un después la temporada pasada, Orfila quizá los cagó a pedos y en el segundo tiempo el equipo fue otro. Salió decidido, convencido, frente a un Chicago que se dedicó a convertirse en espectador del partido por la primera media hora de la segunda etapa. Levantaron los rendimientos individuales, volvieron a formarse algunas sociedades, mejoró la confianza. La defensa no volvió a tener problemas. Atlanta era claro dominador del encuentro. El descuento del Animal López tras desborde de Mazzanti y enorme habilitación de Rago encendió la ilusión en Villa Crespo. Y pronto llegó el debut en la red (esta vez sí) de Walter Mazzanti, en su tercera temporada en el club, para poner las cosas 2-2. Un dato: el ex Tigre fue protagonista en los 4 goles que convirtió el equipo como visitante este torneo. Chicago estaba golpeadísimo y por un momento parecía que Atlanta con el envión se podía animar a darlo vuelta totalmente y llevarse un triunfo. Pero pronto el trámite se acomodó. El local reaccionó, aunque tibiamente y sin argumentos para recuperar la ventaja. Quizá había sido el golpe que había recibido un equipo que todavía no ganó en el campeonato. El visitante le empezó a tomar el gustito al punto y no quiso arriesgar de más después de lo que había ocurrido en el primer tiempo. Al final, fue el resultado más justo.
sábado, 7 de septiembre de 2019
ATLANTA 1 ESTUDIANTES (RC) 2
Y un día Atlanta volvió a perder. Primera derrota en el ciclo Orfila, después de un arranque ideal con puntaje perfecto en tres partidos disputados en esta Primera Nacional. La ilusión era grande en Villa Crespo para recibir a otro de los recién ascendidos, Estudiantes de Río Cuarto. El DT volvió a sorprender con sus cambios en el once inicial: afuera Trinidad y Mazzantti, protagonistas en Caballito, para dejarles el lugar a Ochoa Giménez y Astina, que debutó con la camiseta bohemia. El ex Lanús llegó como una promesa de buen fútbol pero no tuvo una buena presentación. Pronto se vio que éste sería un partido muy complicado para Atlanta. Estudiantes fue un rival durísimo, que no daba ventajas en la marca, con una presión alta y anticipándose a los delanteros bohemios. No dejó jugar, cortó con el circuito de juego del local. El trabajo del mediocampo visitante fue extraordinario, con el 5 Cabrera en un gran nivel, y una muy buena tarea de Bottino y Cuello. Por el contrario, el mediocampo de Atlanta se vio superado. Perdió física y tácticamente en ese sector de la cancha. Gracias a una jugada polémica que pareció offside, los cordobeses se pusieron en ventaja. Sin embargo, Atlanta reaccionó y tuvo su mejor tramo futbolístico en el partido. Aparecieron las conexiones, el juego por los extremos, la presencia de López en el área. De hecho el Animal volvió a anotar gracias a un gran desborde de Ochoa Giménez. Con el empate parecía que la casa volvía estar en orden, que volvía el Atlanta arrasador de los primeros partidos. Pero el visitante siguió en su juego y volvió a ponerse arriba. Pudo haberlo empatado nuevamente López con un gran cabezazo pero no se dio. La tarea del arquero también fue clave para que Estudiantes se llevara los tres puntos.
En el segundo tiempo, no hubo reacción. Orfila incluyó a Mazzantti para volverlo loco a Formica y hacerlo expulsar, ya que estaba en la cuerda floja, pero el técnico Vázquez fue vivo y lo sacó al minuto. Atlanta no tuvo argumentos futbolísticos y de hecho no generó una sola situación de peligro en todo el segundo tiempo. Se vio un equipo sin herramientas, sin ideas, y sin resto físico para ir a buscar el empate, aunque sea de manera desesperada. La lesión de Luis López era lo que faltaba para que la posibilidad de igualarlo se termina de esfumar. El Bohemio perdió un cambio y presencia en el área. Estudiantes, ordenado, continuó controlando el medio y el resultado. Jugadores dinámicos como Mazzantti o Trinidad no pudieron desequilibrar sin espacios. La realidad es que Atlanta no se encontraba abajo en el marcador desde aquel partido ante San Telmo en la Isla Maciel, en otra era geológica. Orfila se encontró con un rival inteligente con un planteo que anuló a Atlanta, y con la dificultad propia de estar acostumbrado a defender un resultado antes que ir a buscarlo. La derrota fue merecida y hay tiempo (y un colchón de puntos ganados) para corregir las falencias.
En el segundo tiempo, no hubo reacción. Orfila incluyó a Mazzantti para volverlo loco a Formica y hacerlo expulsar, ya que estaba en la cuerda floja, pero el técnico Vázquez fue vivo y lo sacó al minuto. Atlanta no tuvo argumentos futbolísticos y de hecho no generó una sola situación de peligro en todo el segundo tiempo. Se vio un equipo sin herramientas, sin ideas, y sin resto físico para ir a buscar el empate, aunque sea de manera desesperada. La lesión de Luis López era lo que faltaba para que la posibilidad de igualarlo se termina de esfumar. El Bohemio perdió un cambio y presencia en el área. Estudiantes, ordenado, continuó controlando el medio y el resultado. Jugadores dinámicos como Mazzantti o Trinidad no pudieron desequilibrar sin espacios. La realidad es que Atlanta no se encontraba abajo en el marcador desde aquel partido ante San Telmo en la Isla Maciel, en otra era geológica. Orfila se encontró con un rival inteligente con un planteo que anuló a Atlanta, y con la dificultad propia de estar acostumbrado a defender un resultado antes que ir a buscarlo. La derrota fue merecida y hay tiempo (y un colchón de puntos ganados) para corregir las falencias.
martes, 3 de septiembre de 2019
FERRO 0 ATLANTA 2
Tercer triunfo al hilo de Atlanta en tres presentaciones, el primero de visitante. Los números le sonríen al Bohemio, que mira a todos desde arriba desde la cima, con puntaje ideal. Un arranque soñado tras el ascenso al Nacional. Se llevó los tres puntos de Caballito en un partido en el que tuvo la fortuna a su favor. En el primer tiempo, Ferro fue más. Por protagonismo, por manejo de la pelota. Evidenció las fragilidades defensivas de Atlanta, sobretodo en el sector izquierdo. El local generaba pero le costaba llegar con claro peligro. De todos modos, la inseguridad del conjunto de Orfila en defensa era preocupante, aunque el trámite era más prometedor en ofensiva, donde Trinidad desplegó su dinámica y su juego. La postura del equipo era diferente a la que le vimos en Villa Crespo: más replegado y cauteloso, apostando al contragolpe y a sorprender al rival sin dominar la posesión de la pelota. Quizá por esa razón el DT se inclinó por Mazzanti y Trinidad en cancha, más veloces que Marinucci y Ochoa Giménez. En el segundo tiempo, Ferro fue a la búsqueda de su primera victoria con los mismos argumentos y parecía que iba a ser una noche larga, difícil. Aportaba tranquilidad el mal momento de los delanteros locales, que no podían lograr precisión en el área. Y en las más complicadas, apareció Rago para salvar. Pero Atlanta logró abrir el marcador con una jugada que ya es marca registrada en este torneo: centro desde la izquierda y esta vez no la metió el Animal López sino Manzur en contra, que venía marcando a Mazzanti. Un ataque letal y el Bohemio se llevaba el premio mayor. Faltaba más. Ferro estaba desconcertado y Atlanta aprovechó. Se generó el espacio, Mazzanti quedó mano a mano y Bailo le cometió penal cuando el ex Tigre lo gambeteaba. El goleador Luis López lo convirtió en gol para anotarse en cada uno de los tres triunfos bohemios y la diferencia se volvió irremontable para el conjunto de Cordon. Orfila, con el ingreso de Oyola, De Ciancio y Ochoa Giménez fue poblando el mediocampo y replegando el equipo, que se fue afirmando y aferrando a la victoria. A Ferro aquella ráfaga contundente de dos goles lo noqueó. No tuvo resto anímico ni fútbol para ir a buscar el descuento y el empate. Atlanta lo controló con autoridad y quizá se llevó demasiado premio después de las zozobras del primer tiempo, pero supo aprovechar su momento en el partido y es puntero.
sábado, 24 de agosto de 2019
ATLANTA 1 MITRE (SE) 0
Cuando los bohemios conocieron el fixture, la ilusión estaba puesta en este arranque con puntaje perfecto con dos triunfos en dos partidos, ambos jugados como local. No iba a ser sencillo -y no lo fue- pero Atlanta logró llevarse los seis puntos y mantener una continuidad de alegría en Villa Crespo tras el reciente ascenso desde la B Metro. Fue un encuentro que se dio muy distinto al del debut. Aquella presentación fue electrizante, intensa, de ida y vuelta, con mucho desorden en el juego y situaciones de peligro para los dos equipos. El conjunto de Orfila había sufrido mucho en defensa y había pasado de casi estar abajo en el marcador a establecer en pocos minutos una diferencia de dos goles. Para este partido, el DT tenía los cambios obligados de Flores por Molina y Talpone por Presedo, ambos lesionados. Además, Marinucci entró por Mazzanti. El mismo esquema y la misma idea con algunos intérpretes distintos. El encuentro comenzó trabado, cerrado en el mediocampo. Mitre se presentaba como un rival duro, con intensidad y orden en la marca, aunque con poca creatividad del medio para arriba. Se le hacía difícil entrarle, generar espacios. Pero Atlanta proponía y generaba más. Esta vez sin atacar desesperadamente, sin darle chance a los santiagueños de aprovechar una contra. Con autoridad, sacrificio, prolijidad, el local era más. Y consiguió el merecido gol nuevamente gracias a una muy buena jugada por un costado, en la que participaron Pedrozo y Ochoa, y que definió nuevamente de manera magistral de cabeza Luis "El Animal" López, el goleador bohemio con tres tantos. Ese gol valió los tres puntos. El equipo de Orfila elaboró más oportunidades y pudo haber aumentado la diferencia para ganar más tranquilo, pero lo importante es que se vio un Atlanta maduro, ordenado, que nunca perdió la compostura. Se dedicó a controlar el juego y el partido. La defensa volvió a ofrecer una gran seguridad, con Coronel y Tecilla sacando todas del área y un debut prometedor del lateral Flores. A Rago prácticamente no lo pusieron en aprietos, pero respondió bien cuando tuvo que hacerlo. De hecho, Mitre no tuvo una sola chance clara en todo el partido. Un gran mérito de Atlanta. Con actuaciones individuales muy parejas y en gran nivel, y un funcionamiento colectivo aceitado, los dirigidos por el Chano sumaron un nuevo triunfo e ilusionan, porque siguiendo este camino se pueden lograr buenos resultados.
sábado, 17 de agosto de 2019
ATLANTA 4 IND. RIVADAVIA 1
Después de las celebraciones y de un largo receso en que crecieron la ansiedad y las expectativas frente al desafío de una nueva oportunidad en el Nacional, en la segunda categoría del fútbol argentino, finalmente llegó el día del debut. Y el resultado fue soñado: goleada 4-1 en Villa Crespo ante un Independiente Rivadavia que venía de luchar arriba el torneo anterior. A partir de los amistosos de pretemporada, se hacía difícil distinguir un once inicial para el debut. Orfila nuevamente sorprendió, con sólo tres refuerzos en el once inicial. Curiosamente, algunos de los titulares no habían sido indiscutidos en el campeonato anterior, una categoría abajo. Pero hoy empezó otra historia. Lo que no cambió fue el esquema táctico y la idea del conjunto del Chano. Se vio un Atlanta muy activo, enérgico, que dejó todo en cada pelota, que nunca negoció la actitud. Arriba, fue arrollador y generó situaciones de peligro con relativa facilidad, principalmente gracias al buen uso de los extremos. Pedrozo la rompió: lo jugó como una final del mundo y estuvo a la altura. Abrió la cuenta gracias a su fuerza de voluntad, generó en ataque y colaboró en la recuperación. Gran debut de Luis López, el animal del gol que se despachó con dos cabezazos determinantes en el primer tiempo. Además, aguantó la pelota arriba y descargó. Otro que debutó dejando una buena impresión fue Presedo, con buen panorama y manejo en el mediocampo. Lamentablemente se fue lesionado y el equipo sufrió su salida. Esperemos que su lesión no sea motivo de mayores penas en los siguientes partidos. Lo más flojo de Atlanta estuvo en el sector defensivo. En el primer tiempo no hicieron pie los defensores. Molina y Ochoa eran desbordados en los laterales, Coronel no tuvo una buena primera presentación. Tampoco tuvo una buena tarde Previtali, que intentó aportar prolijidad pero por momentos no fue claro en la salida. Y para colmo, Rago estaba inseguro en aquella primera mitad que pareció empezar para la fiesta pero la fiesta duró muy poco: apenas un minuto. El Bohemio ganaba merecidamente con el gol de Pedrozo pero pronto igualó Klusener de cabeza, cortando el largo invicto de Rago. Atlanta sintió el golpe y dudó, en su peor momento en los 90 minutos. Los mendocinos se mostraron peligrosos arriba y pudieron haber dado un golpe mayor, pero el 2-1 llegó en el momento justo. El tercero trajó más tranquilidad todavía y cerró un primer tiempo muy intenso, electrizante, en el que el conjunto de Orfila demostró su gran poderío goleador pero al mismo tiempo sufrió por su debilidad atrás. En la segunda etapa, el Bohemio salió más ordenado. Caro Torres aportó seguridad en el fondo y mejoraron los rendimientos de Molina y Tecilla, que se hizo el dueño de la zaga. También se hizo enorme Francisco Rago, que salvó la tarde con grandes atajadas que nos hizo recordar sus mejores intervenciones en el último ascenso. El partido se hizo menos intenso, el local se hizo con el control, y el tiempo pasó más rápido con un juego más sereno. No fueron auspiciosos los ingresos de Talpone y Trinidad en el mediocampo, pero Atlanta cerró el triunfo con un golazo de Joaquín Ochoa Giménez, que se sacó dos rivales de encima con una maniobra y definió de manera exquisita. La goleada hizo delirar a los bohemios que sueñan con una temporada en que no se hable de descenso. El equipo dio el primer paso. Mostró que tiene material para hacer daño y dar pelea en esta categoría. Pero también hay muchas cosas para corregir y que pueden traer preocupaciones en el futuro. Por un lado seguir de cerca la recuperación de Presedo, que fue clave en el circuito de juego. Por otro lado, trabajar en la parte defensiva, que había sido el punto fuerte del equipo cuando llegó Orfila y hoy pudo haber costado caro.
miércoles, 29 de mayo de 2019
Evolución futbolística de Atlanta 1931-2019
“Éste es el peor momento de la historia de Atlanta”. “Esta
Primera B no es la Primera B de antes”. “Esta B es la nueva C”. Frases como éstas
surgen más bien desde el sentimiento, desde el instinto sin asidero
estadístico. ¿Cómo contrastar estas afirmaciones con la realidad, con los
datos? Veamos si podemos hacerlo.
Para comenzar, si queremos hacer una comparación objetiva,
histórica, del rendimiento futbolístico de Atlanta en el profesionalismo,
tenemos que empezar a fijar ciertas variables externas. Podemos sacarnos de
encima de la comparación a los clubes no afiliados directamente a AFA, ya que
sólo desde 1986 se les permitió competir en pie de igualdad con los afiliados,
y aun así hubo variaciones arbitrarias en el medio que complicarían la
comparación (por ejemplo, en 2014 hubo más ascensos del Federal que de la B
Metro, y en el 2019 más ascensos de la B Metro que del Federal). Para ser coherentes,
tampoco deberíamos contabilizar los campeonatos Nacionales que se disputaron
entre 1967 y 1985. Podemos entonces cuantificar, año a año, la posición de
Atlanta relativa al resto de los clubes directamente afiliados. Para esto sólo
debemos mirar la posición del Bohemio en el campeonato y la cantidad de clubes
metropolitanos que tenía en las categorías superiores en cada caso.
Al graficar este parámetro, obtenemos la curva amarilla
(Figura 1). Atlanta alcanzó así sus mejores posiciones en 1958 y 1961 (4°), y
su peor posición en 2002, cuando terminó 48°. Desde 1986, nunca estuvo arriba
de la posición 22°, cuando alcanzó ese puesto en 1996. Y hasta 1987 nunca había
bajado del puesto 27°.
Figura 1.
Evolución de las posiciones anuales de Atlanta relativas al resto de los clubes
afiliados directamente a AFA. En amarillo: curva de posiciones anuales. En
azul: curva suavizada promedio de 5 temporadas.
Las campañas anuales tienen un cierto ruido y dificultan ver
tendencias, un panorama más amplio. Por lo tanto, en azul se representa también
un promedio de las posiciones de 5 temporadas consecutivas, año a año (Figura
2). Esta curva permite ver tendencias, diluyendo posibles “outliers” (una
campaña muy buena en un mal momento o viceversa).
A partir de estos datos, podemos ver por un lado que el
mejor momento histórico corresponde al período de finales de los ’50 y
principios de los ’60, la época dorada de Atlanta. Con oscilaciones, en su
período mayormente de Primera, el Bohemio se mantuvo generalmente en la franja
de los puestos 10°-20° desde 1931 hasta comenzar la década del ’80, cuando se
estancó brevemente en el limbo entre la primera y la segunda categoría. A
mediados de esta década ocurrió el estrepitoso y repentino derrumbe del cual
todavía no se ha podido reponer. En las últimas tres décadas, Atlanta exploró la
franja de los puestos 30°-40°, con algunos bajones y repuntes. La última década,
en términos generales, no difirió en números de lo hecho en los últimos 30
años.
Respecto a las comparaciones en el nivel de los diferentes
torneos de ascenso, estos fueron variando principalmente debido a los cambios
en el número de equipos en cada categoría. Por ejemplo, cuando se amplió la
cantidad de clubes en Primera a 30, o las constantes idas y venidas de la B
Nacional, que por momentos se agrandó y en otros se achicó. Una buena forma de
comparar categorías en diferentes años es contar cuántos clubes metropolitanos
había en categorías superiores.
De esta forma, podemos ver que, por ejemplo, en 1981 cuando Chacarita
jugó en Primera C, había 38 clubes metropolitanos arriba. Si bien algunos funebreros
dirán que esa Primera C era equivalente a la B Metro de hoy, la realidad es que
todos los torneos de B Metro disputados por Atlanta hasta ahora tuvieron menos
de 38 clubes metropolitanos arriba. El máximo de hecho fue 34 en la 1999/2000, que
sería la temporada de menor jerarquía que disputó Atlanta en su historia, según
el criterio anteriormente explicado. Si comparamos las B Metro de los últimos
ascensos bohemios, vemos que en 1990 había 28 equipos metropolitanos arriba, en
1995 31 equipos, en 2011 25 equipos y en 2019 32 equipos. Es decir, en esta B
Metro reciente nos encontramos con una categoría más similar a la del 95, mientras
que la del 2011 era superior.
domingo, 19 de mayo de 2019
El Uno x Uno de Atlanta Nacional
JUAN FRANCISCO RAGO. Con sus enormes actuaciones en el arco, se transformó en pieza fundamental del ascenso y uno de los más queridos por los hinchas. Audaz, con personalidad, protagonista de atajadas brillantes que salvaron al equipo en varias oportunidades. Terminó con el arco en cero en 20 partidos, y llegó al récord de valla invicta en el club, con 982 minutos sin que le conviertan.
MATÍAS MOLINA. Gracias a sus proyecciones y participación en ataque, sus centros, sus asociaciones con Enrique en la banda derecha, generó una buena cantidad de goles para Atlanta. Indiscutido en el lateral, fue una de las figuras del equipo a lo largo de todo el torneo. Cuando no estuvo, se lo extrañó mucho.
NICOLÁS CHERRO. Volvió al club con la cinta de capitán y logró su segundo ascenso con la institución, algo que sólo había conseguido como jugador el Pepe Castro. Líder en los primeros partidos, su nivel decayó notablemente en la segunda rueda y salió del once titular cuando la defensa estaba en su momento de mayor debilidad. Quizá esta salida le haya dejado una sensación agridulce a Nico, que no terminó siendo protagonista como en el 2011.
ALAN PÉREZ. Empezó como suplente, funcionando como primer recambio y polifuncional en la defensa ante suspensiones y lesiones de los defensores titulares. Cuando le tocó improvisar de lateral izquierdo, lo hizo correctamente. Por sus buenas actuaciones, le ganó el puesto a Tecilla y terminó siendo titular indiscutido, líder de una defensa que se solidificó en el último tramo del torneo. Un gran torneo del Camello, sin lujos pero con rendimientos convincentes.
NAHUEL TECILLA. Para Nahuel esta temporada empezó como había terminado la anterior: con actuaciones irregulares. Si bien el Pepe lo concibió inicialmente como titular, luego perdió el puesto con Alan Pérez. Sin embargo, cuando el equipo se desangraba en defensa, llegó Orfila y le devolvió el puesto a Tecilla, esta vez acompañando a Alan en la zaga. Las últimas actuaciones de Nahuel fueron excelentes y fue clave en la remontada del equipo.
AXEL OCHOA. A lo largo de todo el campeonato, Axel aportó garra y corazón para pelear todas las pelotas en defensa y en sus excursiones al mediocampo. A veces tomando malas decisiones o faltándole una pausa para serenarse y pensar. En su segunda temporada en el club como titular, Ochoa tuvo su premio con este ascenso.
FERNANDO ENRIQUE. La manija del equipo. El Negro aportó inteligencia y jerarquía, manejar los tiempos, sacrificio en defensa y conducción en ataque. Si los partidos se ganan en la mitad de cancha, también se ganan por jugadores como Enrique que permiten mantener a un equipo conexo, impidiendo que se deshilache. Un gran refuerzo que venía de ser figura en el ascenso de Defensores y que volvió a serlo en este ascenso con Atlanta.
NICOLÁS PREVITALI. La gran joya de las Inferiores fue el único de los titulares surgido desde Celina. Con elegancia, presencia y la convicción de imponer su juego en la cancha, Previtali le dio claridad al mediocampo bohemio. Vital en la recuperación y también importante en el armado del juego ofensivo. Tuvo momentos de irregularidad y le tocó ser suplente de Seijas, pero terminó mostrando su mejor nivel.
GABRIEL SEIJAS. Rueda de auxilio en la mitad de cancha, en su tercera temporada en Atlanta fue una buena alternativa de Previtali cuando le tocó ingresar desde el banco o como titular. Su actuación en la victoria en Monte Castro fue excelente. Un cinco de jerarquía con panorama y despliegue.
JOAQUÍN OCHOA GIMÉNEZ. Sin lugar en el ciclo del Pepe Castro y tras recuperarse de una lesión, Orfila le dio protagonismo en sus primeros partidos y Ochoa Giménez le dio una dosis de aire fresco a un equipo deprimido. Autor de un gol que prácticamente valió un ascenso en Casanova.
LUCAS COLITTO. Su presentación fue a todo trapo con un hattrick. En el equipo del Pepe Castro fue clave en el mediocampo, por su incansable despliegue y sus desbordes por izquierda, que significaron varias asistencias de gol. Después de una lesión, no volvió a ser el mismo y terminó teniendo escasa participación en el ciclo Orfila.
MIGUEL CANEO. El nombre más rutilante de los que llegaron a Villa Crespo para esta temporada. Le costó ponerse en forma: hubo que esperarlo. Cuando estuvo bien, se hizo eje del equipo y demostró su calidad como jugador. Indiscutido en el 4-3-1-2 del Pepe, el juego pasaba por sus pies. Sin embargo, en la segunda rueda estuvo más apagado que encendido. En un episodio nunca esclarecido, dejó al club en la misma semana que se fue Castro.
BRIAN MIRANDA. Como en la temporada pasada, Miranda terminó más en el banco que en el campo de juego. Nuevamente no logró desarrollar todo su potencial, ese talento en sus pies. Suplente de Caneo en la era Pepe, Orfila le dio más chances cuando eligió el 4-3-1-2. Sin embargo, el Chano se decidió preferentemente por el 4-3-3 y Brian vio disminuidas sus oportunidades.
FABRICIO PEDROZO. En su cuarta temporada en el club, Fabricio pudo conseguir el ascenso. Sin encontrar regularidad en cuanto a sus actuaciones y con dos bestias como Martínez y Colombini arriba, a Pedrozo se le hizo difícil encontrar su lugar este torneo. Pero Orfila le encontró el puesto como extremo izquierdo y Fabricio terminó siendo importante tanto en la recuperación como en el ataque. Un delantero sacrificado que lució poco pero cumplió su función.
IGNACIO COLOMBINI. Empezó como suplente y muchos hinchas lo miraron con cierta desconfianza cuando llegó al club. Al principio le tocó jugar poco. Después de errar un gol increíble en Zárate se destapó con un doblete en Monte Castro que lo metió en el corazón de los hinchas. A partir de ahí, Nacho estuvo imparable. La segunda rueda lo encontró con un nivel sobresaliente. Su gran personalidad, su inteligencia, su capacidad goleadora, lo convirtieron seguramente en la gran figura de este Atlanta. Un crack que nos dio muchas alegrías.
HORACIO MARTÍNEZ. El goleador de Atlanta. Tuvo una primera rueda excepcional, metiendo goles de todos los colores, algunos imposibles, fabricando aquellos que no parecían situaciones de peligro. Martínez supo convertir goles importantes, de triunfos, en momentos en que el equipo no aparecía o no jugaba del todo bien. Tras una lesión, pareció comprometerse físicamente y no volvió a ser el mismo en la segunda rueda. De todas maneras concluyó una gran temporada, como uno de los jugadores claves de este ascenso.
WALTER MAZZANTI. Irreverente y revulsivo en el extremo derecho, fue importante aportando sorpresa en los primeros partidos de Orfila, cuando se encontró con un equipo sin confianza. Le faltó, como en la temporada anterior, mayor capacidad para terminar las jugadas y definición en el área.
MATÍAS MOLINA. Gracias a sus proyecciones y participación en ataque, sus centros, sus asociaciones con Enrique en la banda derecha, generó una buena cantidad de goles para Atlanta. Indiscutido en el lateral, fue una de las figuras del equipo a lo largo de todo el torneo. Cuando no estuvo, se lo extrañó mucho.
NICOLÁS CHERRO. Volvió al club con la cinta de capitán y logró su segundo ascenso con la institución, algo que sólo había conseguido como jugador el Pepe Castro. Líder en los primeros partidos, su nivel decayó notablemente en la segunda rueda y salió del once titular cuando la defensa estaba en su momento de mayor debilidad. Quizá esta salida le haya dejado una sensación agridulce a Nico, que no terminó siendo protagonista como en el 2011.
ALAN PÉREZ. Empezó como suplente, funcionando como primer recambio y polifuncional en la defensa ante suspensiones y lesiones de los defensores titulares. Cuando le tocó improvisar de lateral izquierdo, lo hizo correctamente. Por sus buenas actuaciones, le ganó el puesto a Tecilla y terminó siendo titular indiscutido, líder de una defensa que se solidificó en el último tramo del torneo. Un gran torneo del Camello, sin lujos pero con rendimientos convincentes.
NAHUEL TECILLA. Para Nahuel esta temporada empezó como había terminado la anterior: con actuaciones irregulares. Si bien el Pepe lo concibió inicialmente como titular, luego perdió el puesto con Alan Pérez. Sin embargo, cuando el equipo se desangraba en defensa, llegó Orfila y le devolvió el puesto a Tecilla, esta vez acompañando a Alan en la zaga. Las últimas actuaciones de Nahuel fueron excelentes y fue clave en la remontada del equipo.
AXEL OCHOA. A lo largo de todo el campeonato, Axel aportó garra y corazón para pelear todas las pelotas en defensa y en sus excursiones al mediocampo. A veces tomando malas decisiones o faltándole una pausa para serenarse y pensar. En su segunda temporada en el club como titular, Ochoa tuvo su premio con este ascenso.
FERNANDO ENRIQUE. La manija del equipo. El Negro aportó inteligencia y jerarquía, manejar los tiempos, sacrificio en defensa y conducción en ataque. Si los partidos se ganan en la mitad de cancha, también se ganan por jugadores como Enrique que permiten mantener a un equipo conexo, impidiendo que se deshilache. Un gran refuerzo que venía de ser figura en el ascenso de Defensores y que volvió a serlo en este ascenso con Atlanta.
NICOLÁS PREVITALI. La gran joya de las Inferiores fue el único de los titulares surgido desde Celina. Con elegancia, presencia y la convicción de imponer su juego en la cancha, Previtali le dio claridad al mediocampo bohemio. Vital en la recuperación y también importante en el armado del juego ofensivo. Tuvo momentos de irregularidad y le tocó ser suplente de Seijas, pero terminó mostrando su mejor nivel.
GABRIEL SEIJAS. Rueda de auxilio en la mitad de cancha, en su tercera temporada en Atlanta fue una buena alternativa de Previtali cuando le tocó ingresar desde el banco o como titular. Su actuación en la victoria en Monte Castro fue excelente. Un cinco de jerarquía con panorama y despliegue.
JOAQUÍN OCHOA GIMÉNEZ. Sin lugar en el ciclo del Pepe Castro y tras recuperarse de una lesión, Orfila le dio protagonismo en sus primeros partidos y Ochoa Giménez le dio una dosis de aire fresco a un equipo deprimido. Autor de un gol que prácticamente valió un ascenso en Casanova.
LUCAS COLITTO. Su presentación fue a todo trapo con un hattrick. En el equipo del Pepe Castro fue clave en el mediocampo, por su incansable despliegue y sus desbordes por izquierda, que significaron varias asistencias de gol. Después de una lesión, no volvió a ser el mismo y terminó teniendo escasa participación en el ciclo Orfila.
MIGUEL CANEO. El nombre más rutilante de los que llegaron a Villa Crespo para esta temporada. Le costó ponerse en forma: hubo que esperarlo. Cuando estuvo bien, se hizo eje del equipo y demostró su calidad como jugador. Indiscutido en el 4-3-1-2 del Pepe, el juego pasaba por sus pies. Sin embargo, en la segunda rueda estuvo más apagado que encendido. En un episodio nunca esclarecido, dejó al club en la misma semana que se fue Castro.
BRIAN MIRANDA. Como en la temporada pasada, Miranda terminó más en el banco que en el campo de juego. Nuevamente no logró desarrollar todo su potencial, ese talento en sus pies. Suplente de Caneo en la era Pepe, Orfila le dio más chances cuando eligió el 4-3-1-2. Sin embargo, el Chano se decidió preferentemente por el 4-3-3 y Brian vio disminuidas sus oportunidades.
FABRICIO PEDROZO. En su cuarta temporada en el club, Fabricio pudo conseguir el ascenso. Sin encontrar regularidad en cuanto a sus actuaciones y con dos bestias como Martínez y Colombini arriba, a Pedrozo se le hizo difícil encontrar su lugar este torneo. Pero Orfila le encontró el puesto como extremo izquierdo y Fabricio terminó siendo importante tanto en la recuperación como en el ataque. Un delantero sacrificado que lució poco pero cumplió su función.
IGNACIO COLOMBINI. Empezó como suplente y muchos hinchas lo miraron con cierta desconfianza cuando llegó al club. Al principio le tocó jugar poco. Después de errar un gol increíble en Zárate se destapó con un doblete en Monte Castro que lo metió en el corazón de los hinchas. A partir de ahí, Nacho estuvo imparable. La segunda rueda lo encontró con un nivel sobresaliente. Su gran personalidad, su inteligencia, su capacidad goleadora, lo convirtieron seguramente en la gran figura de este Atlanta. Un crack que nos dio muchas alegrías.
HORACIO MARTÍNEZ. El goleador de Atlanta. Tuvo una primera rueda excepcional, metiendo goles de todos los colores, algunos imposibles, fabricando aquellos que no parecían situaciones de peligro. Martínez supo convertir goles importantes, de triunfos, en momentos en que el equipo no aparecía o no jugaba del todo bien. Tras una lesión, pareció comprometerse físicamente y no volvió a ser el mismo en la segunda rueda. De todas maneras concluyó una gran temporada, como uno de los jugadores claves de este ascenso.
WALTER MAZZANTI. Irreverente y revulsivo en el extremo derecho, fue importante aportando sorpresa en los primeros partidos de Orfila, cuando se encontró con un equipo sin confianza. Le faltó, como en la temporada anterior, mayor capacidad para terminar las jugadas y definición en el área.
domingo, 12 de mayo de 2019
ATLANTA NACIONAL
Después de siete años, Atlanta volverá a jugar en la B Nacional. Fueron tiempos de muchas frustraciones acumuladas y la celebración fue acorde a la larga espera. Luego de una corta estadía en la segunda categoría en la 2011/12, el Bohemio se propuso volver pronto al Nacional. Lograba ser protagonista, pero se quedaba en el camino antes de tiempo. En 2013, 2014, 2015, 2017 y 2018 terminó lejos del ascenso directo y quedó eliminado en la primera fase del Reducido, siempre definiendo como local. En 2016 sufrió su mayor decepción al perder el ascenso en la última fecha, en Villa Crespo, a cancha llena. Pero el fútbol dio revancha esta temporada y los hinchas pudieron pasearse por el barrio celebrando el tan anhelado ascenso.
El torneo empezaba con una gran ilusión para los hinchas de Atlanta. El Pepe Castro, el ídolo, volvía al club como entrenador y se armó un plantel muy competitivo, con nombres importantes como los de Fernado Enrique y Miguel Caneo. Se sumaban a la joven base del torneo anterior, de pálida campaña, y con poco protagonismo en la primera parte del campeonato pero con intervenciones relevantes sobretodo en el ciclo de Orfila. Atlanta arrancó como candidato y tres victorias iniciales que daban lugar a ilusionarse con un equipo generoso y ambicioso. Sin embargo, pronto la estantería se derrumbó con dos derrotas muy duras ante Riestra y Acassuso. Empezaron también las sospechas y un clima enrarecido a partir de los arbitrajes, que en partidos puntuales beneficiaron a los clubes de los influyentes Víctor Stinfale y Pipo Marín. El Pepe puso el grito en el cielo y a partir de ahí Atlanta vivió el campeonato como una hazaña propia contra el poder de turno. Con triunfos resonantes como una increíble remontada a Estudiantes en tiempo de descuento tras ir perdiendo 3-1 y el contundente paseo de Colombini y compañía por Monte Castro, Atlanta recuperó la memoria futbolística y la ilusión. El equipo volvía a estar sólido, confiado, con momentos de buen juego, y terminó la primera rueda a la expectativa de luchar por el título. Ya no dependía de las astucias del iluminado Horacio Martínez para convertir sino que también aparecía Colombini para ganarse su lugar en el equipo y en la tabla de goleadores.
En el receso llegaban las buenas noticias. Por reestructuración, había cuatro ascensos directos, por lo que las chances de subir se multiplicaban. Comenzaba una lucha encarnizada entre los cinco equipos protagonistas del campeonato. Pero Atlanta empezaba el 2019 entrando en su peor momento futbolístico del torneo. Con grandes debilidades defensivas, el equipo se derrumbaba, desorientado, y los malos resultados se sucedían al tiempo en que los puestos de ascenso se alejaban. El Pepe, que prácticamente había armado un equipo que se sabía de memoria, no encontraba respuestas. Los rendimientos individuales eran muy bajos y el equipo no aparecía. ¿Podía el Bohemio desperdiciar esta inmejorable chance de ascender a la B Nacional? Castro dio el portazo después de ganar solamente uno de siete partidos en el 2019 y llegó Alejandro Orfila con una receta distinta para intentar revivir a un Atlanta destruido anímicamente, sin confianza. Y el uruguayo lo logró. Empezó el ciclo con dos empates en partidos complicados y ganó un partido clave frente a All Boys en Villa Crespo. A partir de allí, el camino se le abrió. El Bohemio se recuperó en la tabla de posiciones gracias a una seguidilla de muy buenos resultados y el mal momento de Acassuso. Así, gracias a este sprint final, terminó ascendiendo a dos fechas del final, algo impensado cuando asumió el nuevo DT. Los números son claros: con Orfila su equipo ganó 7 encuentros y empató 4. No perdió ninguno. ¿Cómo lo hizo posible? Algunos cambios tácticos fueron fundamentales. Tras la ida de Caneo, una fija en el 4-3-1-2 del Pepe, el nuevo entrenador optó preferencialmente por un 4-3-3, sin enganche, y con extremos muy activos en la recuperación defensiva. En defensa, sacó al capitán Cherro y armó la dupla central Pérez-Tecilla. La defensa, el punto débil en todo el torneo, se afirmó con gran solidez. Rago se convirtió en gran figura y sigue ostentando el récord de valla invicta en el club: 893 minutos sin recibir goles. Un dato impresionante es que el conjunto de Orfila sólo recibió dos goles en contra en 11 encuentros. Los jugadores recuperaron la confianza y creyeron que podían ganar el ascenso. Atlanta brilló poco pero fue muy efectivo, y con el cero en el arco, llegaron muy buenos resultados. Y el ansiado ascenso a la B Nacional.
El torneo empezaba con una gran ilusión para los hinchas de Atlanta. El Pepe Castro, el ídolo, volvía al club como entrenador y se armó un plantel muy competitivo, con nombres importantes como los de Fernado Enrique y Miguel Caneo. Se sumaban a la joven base del torneo anterior, de pálida campaña, y con poco protagonismo en la primera parte del campeonato pero con intervenciones relevantes sobretodo en el ciclo de Orfila. Atlanta arrancó como candidato y tres victorias iniciales que daban lugar a ilusionarse con un equipo generoso y ambicioso. Sin embargo, pronto la estantería se derrumbó con dos derrotas muy duras ante Riestra y Acassuso. Empezaron también las sospechas y un clima enrarecido a partir de los arbitrajes, que en partidos puntuales beneficiaron a los clubes de los influyentes Víctor Stinfale y Pipo Marín. El Pepe puso el grito en el cielo y a partir de ahí Atlanta vivió el campeonato como una hazaña propia contra el poder de turno. Con triunfos resonantes como una increíble remontada a Estudiantes en tiempo de descuento tras ir perdiendo 3-1 y el contundente paseo de Colombini y compañía por Monte Castro, Atlanta recuperó la memoria futbolística y la ilusión. El equipo volvía a estar sólido, confiado, con momentos de buen juego, y terminó la primera rueda a la expectativa de luchar por el título. Ya no dependía de las astucias del iluminado Horacio Martínez para convertir sino que también aparecía Colombini para ganarse su lugar en el equipo y en la tabla de goleadores.
En el receso llegaban las buenas noticias. Por reestructuración, había cuatro ascensos directos, por lo que las chances de subir se multiplicaban. Comenzaba una lucha encarnizada entre los cinco equipos protagonistas del campeonato. Pero Atlanta empezaba el 2019 entrando en su peor momento futbolístico del torneo. Con grandes debilidades defensivas, el equipo se derrumbaba, desorientado, y los malos resultados se sucedían al tiempo en que los puestos de ascenso se alejaban. El Pepe, que prácticamente había armado un equipo que se sabía de memoria, no encontraba respuestas. Los rendimientos individuales eran muy bajos y el equipo no aparecía. ¿Podía el Bohemio desperdiciar esta inmejorable chance de ascender a la B Nacional? Castro dio el portazo después de ganar solamente uno de siete partidos en el 2019 y llegó Alejandro Orfila con una receta distinta para intentar revivir a un Atlanta destruido anímicamente, sin confianza. Y el uruguayo lo logró. Empezó el ciclo con dos empates en partidos complicados y ganó un partido clave frente a All Boys en Villa Crespo. A partir de allí, el camino se le abrió. El Bohemio se recuperó en la tabla de posiciones gracias a una seguidilla de muy buenos resultados y el mal momento de Acassuso. Así, gracias a este sprint final, terminó ascendiendo a dos fechas del final, algo impensado cuando asumió el nuevo DT. Los números son claros: con Orfila su equipo ganó 7 encuentros y empató 4. No perdió ninguno. ¿Cómo lo hizo posible? Algunos cambios tácticos fueron fundamentales. Tras la ida de Caneo, una fija en el 4-3-1-2 del Pepe, el nuevo entrenador optó preferencialmente por un 4-3-3, sin enganche, y con extremos muy activos en la recuperación defensiva. En defensa, sacó al capitán Cherro y armó la dupla central Pérez-Tecilla. La defensa, el punto débil en todo el torneo, se afirmó con gran solidez. Rago se convirtió en gran figura y sigue ostentando el récord de valla invicta en el club: 893 minutos sin recibir goles. Un dato impresionante es que el conjunto de Orfila sólo recibió dos goles en contra en 11 encuentros. Los jugadores recuperaron la confianza y creyeron que podían ganar el ascenso. Atlanta brilló poco pero fue muy efectivo, y con el cero en el arco, llegaron muy buenos resultados. Y el ansiado ascenso a la B Nacional.
sábado, 4 de mayo de 2019
ATLANTA 3 COLEGIALES 0
El Bohemio quedó a un paso de la B Nacional. En su cancha su público deliró en una fiesta con la contundente goleada que le propinó a Colegiales y podrá ascender este mismo lunes si Acassuso no gana su partido. Las matemáticas todavía no son determinantes pero están de nuestro lado: con sumar un punto más, Atlanta se asegurará uno de los cuatro puestos de ascenso directo. Fue un mediodía perfecto en Villa Crespo, en el que el local consiguió lo que había venido a buscar. Colegiales le planteó inicialmente un partido peleado. Como en los últimos encuentros, a Atlanta le costaba ser preciso, llegar con profundidad. Pero era más, por intención, por voluntad, y por manejo de la pelota. El juego estaba cerrado y se abrió con un centro de Figueira y un cabezazo imposible de Colombini, que la colocó en el ángulo para hacer estallar las gargantas bohemias. Ahí comenzó la gran ráfaga de goles que liquidó el partido en ese mismo primer tiempo. Poco después, Figueira comandó el contragolpe, enganchó y definió de derecha a un palo para aumentar la cuenta. El ex Tigre venía de pocas y pobres actuaciones en el torneo, pero Orfila le dio la chance tras las lesiones de Ochoa Giménez y Colitto. Hoy la rompió siendo partícipe de las mejores situaciones de peligro de su equipo. Los hinchas no habían terminado de festejar el gol de Figueira cuando Colombini se filtró por derecha y asistió a Horacio Martínez, que se tiró de palomita hacia el tercero. 3-0 en un vendaval de goles en 10 minutos que prácticamente valen un ascenso. El segundo tiempo estuvo de más. Colegiales poco pudo hacer para hacer peligrar la victoria local: la diferencia era grande, los tres goles habían sido letales. Atlanta durmió el partido, tranquilo con el marcador. El arquero Rago, otra vez importante, lleva más de 800 minutos sin recibir goles y ya es récord para el club. Una de las claves de este momento exitoso. También los goles de la dupla Colombini-Martínez, que ya son 33, el mismo número que habían conseguido los mellizos Soriano en la 2010/11. Hoy son todas sonrisas en Villa Crespo, esperando el ansiado momento del ascenso a la B Nacional.
sábado, 6 de abril de 2019
ATLANTA 0 SACACHISPAS 0
Después de tres victorias consecutivas que invitaban a la ilusión y que pusieron a Atlanta en puestos de ascenso directo, el Bohemio frenó su marcha al no poder superar a Sacachispas en Villa Crespo. Era una linda oportunidad para quizá seguir ampliando la diferencia, pero no jugó mejor que su rival y apenas empató 0-0. El partido fue flojo, trabado, peleado. El Lila se la puso difícil al equipo de Orfila, demostrando su buen momento (venía de cuatro triunfos al hilo). Con presión alta y buen manejo de la pelota, mantuvo por un buen tramo el juego lejos de su arco. Si bien atacó poco, tuvo la más clara del partido en un contragolpe que terminó en el travesaño, en la que Atlanta se salvó de milagro de no irse derrotado. Orfila, como de costumbre, metió varios cambios en el once inicial. Bettini por el lesionado Molina. Seijas y Ochoa Giménez volvieron al mediocampo, Miranda fue el conductor y arriba la temible dupla Martínez-Colombini. 4-3-1-2. Sin embargo, al Bohemio le costó armar juego. Miranda apareció muy poco y Enrique estuvo impreciso. Todo el equipo en realidad estuvo impreciso a lo largo de todo el encuentro. Pases que no llegaban a destino, pelotas que rebotaban en los delanteros. No había conexión, no había sorpresa ni cambio de ritmo. Además de la pobreza de ideas de Atlanta, mucho tuvo que ver la muy buena labor de Sacachispas, que se mostró sacrificado, solidario, ordenado, muy aplicado a la marca. Siempre había uno de ellos encima de uno de los nuestros. No los dejaban patear. Y sacaron para afuera todos los centros que llegaron al área. Así se hizo muy difícil entrarles, por más que Atlanta lo intentó en todo el partido. Pero produjo pocas situaciones a su favor. Las dos más claras las tuvo Colombini en sus pies. Orfila metió los cambios cantados: Colitto por Ochoa Giménez y Mazzanti por Miranda. El ex Tigre desequilibró en un par de ocasiones pero no pudo encontrar a sus compañeros de ataque. Faltó contundencia para meterla adentro y el objetivo era llevarse los tres puntos, pero nuevamente se repitió el resultado de la primera rueda. ¿Repetirá con una victoria en Casanova?
martes, 2 de abril de 2019
ATLANTA 3 UAI URQUIZA 0
Cambiaron las caras en Villa Crespo. De la desolación y la decepción al ver cómo el ascenso se alejaba, a este presente que ilusiona. Se dio vuelta la tortilla: con tres victorias consecutivas y cinco sin perder desde la llegada de Orfila al banco, el Bohemio accedió al tercer puesto y le sacó cinco puntos de ventaja al quinto, Acassuso. Atlanta recuperó su lugar en la tabla y recuperó también la fe, la confianza. Consiguió una importante victoria en el partido pendiente ante UAI Urquiza, un rival complicado y que pelea por entrar al Reducido. Orfila volvió a armar un 4-3-3 para jugar de local, incluyendo a Mazzanti y Pedrozo por los extremos y dejando afuera del once a Colombini y Miranda. Además, dispuso los regresos de Previtali y Colitto. La salida de jugadores con buenos rendimientos en partidos anteriores sorprendió a unos cuantos. Pero se ve que al entrenador, a diferencia del Pepe Castro, no es fan de los "once de memoria", incluso después de buenos resultados. El conjunto de la secta Moon salió a jugar el partido con un propósito claro: circular la pelota, jugar por abajo, de manera prolija, desde su propio arco. A Atlanta esto le impidió monopolizar la pelota y le quitó protagonismo en el partido. UAI por momentos complicó con su juego. Pero el Bohemio apostó a la presión alta y logró capitalizar un error, una fallida salida del visitante, para abrir el marcador: buen centro de Martínez para Colitto que se tiró con todo al gol. La UAI asumió este riesgo y lo pagó. Más allá de que no fue un partido cómodo para Atlanta, ya que en algunos tramos el rival lo logró poner en aprietos, el equipo de Orfila siguió intentando sorprender robando una pelota y saliendo rápido de contra. Los ingresos de Colombini y Seijas fueron muy importantes. El delantero aportó toda su jerarquía y nada menos que dos goles de su autoría para liquidar el encuentro. Seijas le dio equilibrio al mediocampo y fue un freno para las aspiraciones de la UAI. Los de Bassedas se fueron al ataque, dejaron muchos espacios, y Atlanta aprovechó los contragolpes para lastimar. El 3-0 fue quizá un resultado demasiado abultado para lo que fue el desarrollo. Pero Atlanta ganó bien, tuvo otra actuación sólida y le dio a su gente la alegría que habían venido a buscar.
sábado, 23 de marzo de 2019
ATLANTA 1 ALL BOYS 0
El Gran León se tiñó de fiesta y esta vez el equipo entregó una gran victoria para celebrar e ilusionarse. Después de dos empates que dejaron un sabor amargo, Orfila consiguió su primer triunfo como DT del Bohemio, y su equipo volvió a ganar después de una mala racha que lo había alejado de los puestos de ascenso. Ahora, Atlanta quedó a uno de Acassuso, con un partido menos. Las chances están intactas y el equipo demostró que está vivo, que quiere pelear. Ésta era otra prueba de fuego, no por el pálido presente de All Boys sino justamente por lo que significa el rival: por la rivalidad de las últimas décadas y porque de hecho no se le ganaba como local desde 1988. La gente terminó festejando en el estadio y en las calles de Villa Crespo. Volvió a creer.
Orfila sorprendió a muchos con la alineación que presentó. No por el esquema, que volvió a ser el 4-3-3 convertible a 4-5-1 que había dispuesto contra Barracas, sino por las salidas del capitán Nico Cherro y del destacado Previtali, que venía de un flojo partido en la Isla Maciel. La salida de Cherro podía entenderse a partir de sus últimas malas actuaciones y del mal momento de la defensa. Algo había que tocar abajo. Se podría decir, a juzgar por el juego y el resultado, que el DT esta vez acertó. Atlanta no se lució pero fue siempre más que un pobre y limitado All Boys, que nunca pudo hacerse del control del partido y generó muy poco en el arco de Rago. Al Bohemio le costó llegar con claridad, pero tuvo la iniciativa. Por momentos se vio el equipo dinámico y agresivo del primer tiempo ante Barracas. Mazzanti desequilibró varias veces por derecha en la primera mitad. Se vio un Atlanta ordenado, más firme en defensa y con actitud. Tras el penal convertido por Colombini, algo sufrió pero no demasiado. Orfila decidió no modificar demasiado la estructura táctica del equipo. El ingreso de Colitto fue positivo para darle oxígeno al mediocampo. Alan Pérez y Tecilla tuvieron un gran partido en la zaga central. Seijas y Ochoa empezaron con algunas dudas pero terminaron siendo fundamentales para aguantar un resultado cuando Atlanta cargaba con el karma de no poder sostener el marcador en partidos anteriores. Esta vez se le dio. Pudo aferrarse al triunfo y le dio una alegría a la gente. Ojalá sea como aquel partido de la primera rueda, que significó el inicio de una muy buena racha que lo dejó tercero.
Orfila sorprendió a muchos con la alineación que presentó. No por el esquema, que volvió a ser el 4-3-3 convertible a 4-5-1 que había dispuesto contra Barracas, sino por las salidas del capitán Nico Cherro y del destacado Previtali, que venía de un flojo partido en la Isla Maciel. La salida de Cherro podía entenderse a partir de sus últimas malas actuaciones y del mal momento de la defensa. Algo había que tocar abajo. Se podría decir, a juzgar por el juego y el resultado, que el DT esta vez acertó. Atlanta no se lució pero fue siempre más que un pobre y limitado All Boys, que nunca pudo hacerse del control del partido y generó muy poco en el arco de Rago. Al Bohemio le costó llegar con claridad, pero tuvo la iniciativa. Por momentos se vio el equipo dinámico y agresivo del primer tiempo ante Barracas. Mazzanti desequilibró varias veces por derecha en la primera mitad. Se vio un Atlanta ordenado, más firme en defensa y con actitud. Tras el penal convertido por Colombini, algo sufrió pero no demasiado. Orfila decidió no modificar demasiado la estructura táctica del equipo. El ingreso de Colitto fue positivo para darle oxígeno al mediocampo. Alan Pérez y Tecilla tuvieron un gran partido en la zaga central. Seijas y Ochoa empezaron con algunas dudas pero terminaron siendo fundamentales para aguantar un resultado cuando Atlanta cargaba con el karma de no poder sostener el marcador en partidos anteriores. Esta vez se le dio. Pudo aferrarse al triunfo y le dio una alegría a la gente. Ojalá sea como aquel partido de la primera rueda, que significó el inicio de una muy buena racha que lo dejó tercero.
viernes, 15 de marzo de 2019
ATLANTA 1 BARRACAS 1
Los pronósticos eran muy desfavorables. Con un nuevo DT: Alejandro Orfila reemplazó al Pepe Castro en la semana y apenas tuvo un par de entrenamientos. Con muchas bajas: a la rescisión de contrato de Caneo se sumaban las lesiones de Colitto, Martínez y Milton Giménez, y la suspensión de Previtali. Y principalmente con un equipo derrumbado anímicamente, en una muy mala racha futbolística, con resultados desalentadores. El panorama era el peor para recibir al indiscutible puntero de la categoría, un Barracas Central imparable que parece imposible de vencer y que se encamina irremediablemente hacia el título y ascenso con varias fechas de anticipación.
Sin embargo, esto es fútbol. Y muchas veces los cambios de entrenador significan una inyección anímica para los jugadores. Orfila movió el tablero y dispuso una táctica novedosa para este plantel, acostumbrado al 4-3-1-2. El uruguayo paró un 4-3-3, que por momentos se transformó en un 4-5-1 ya que Mazzanti y Pedrozo hicieron prácticamente toda la banda, y Enrique y Ochoa Giménez haciendo de interiores. En el primer tiempo se vio un Atlanta muy enchufado, convencido. Con actitud y un enorme sacrificio físico, logró emparejar e incluso superar a Barracas. El visitante apostaba al juego por abajo, al atrevimiento de su gran figura Valenzuela, pero el Bohemio lo mantenía a raya a costa de un gran esfuerzo, con la idea de no perder el orden. Arriba, el objetivo era intentar sorprender y lastimar. Así, el conjunto de Orfila generó las situaciones más peligrosas. Y convirtió dos goles, aunque el primero se lo anuló insólitamente Yael Falcón por una falta inexistente de Colombini sobre Elías Gómez. Las imágenes ya recorren el mundo retratando el increíble fallo que benefició al club del presidente de la AFA. Otra vez lo mismo. ¿Los nervios? ¿La desesperación de verse nuevamente perjudicado por un arbitraje? ¿Un nuevo robo? No era bueno el panorama. Pero Atlanta entendió que podía ganarlo y siguió insistiendo. Armó una gran jugada con desborde de Molina y Ochoa Giménez, el renacido, apareció para poner el 1-0 que hizo estallar Villa Crespo.
Ahora quedaba lo más difícil: mantener el resultado frente a un rival muy peligroso. El segundo tiempo encontró a Barracas decidido a torcer la historia. Abriendo la cancha, con un fútbol de alto vuelo y Valenzuela indomable. Atlanta se veía desbordado, no tenía respuestas. El gran desgaste físico del primer tiempo se empezaba a sentir. Los jugadores no daban más, no podían seguir contrarrestando la superioridad futbolística de Barracas con sacrificio. Dos tiros en los palos eran una advertencia clara. También mostraban que quizá esa noche la suerte podía estar de nuestro lado. Orfila metió mano y se decidió a desarmar el 4-3-3 para incluir más jugadores de marca. Finalmente terminó jugando con un 5-4-1, totalmente volcado a aguantar el resultado con uñas y dientes. Pero sobre el final, llegó el empate de Barracas. Un empate que le daba más justicia al marcador. Una pena para Atlanta porque un triunfo así hubiera significado un empujón muy grande. Nuevamente el Bohemio no pudo sostener una ventaja, como le pasó este año ya con San Miguel, Riestra y Flandria. Al menos el equipo demostró que está vivo y que puede dar pelea, aunque la urgencia de victorias se sigue haciendo cada vez más grande. Ahora toca un rival complicado: el entonado San Telmo en la Isla.
Sin embargo, esto es fútbol. Y muchas veces los cambios de entrenador significan una inyección anímica para los jugadores. Orfila movió el tablero y dispuso una táctica novedosa para este plantel, acostumbrado al 4-3-1-2. El uruguayo paró un 4-3-3, que por momentos se transformó en un 4-5-1 ya que Mazzanti y Pedrozo hicieron prácticamente toda la banda, y Enrique y Ochoa Giménez haciendo de interiores. En el primer tiempo se vio un Atlanta muy enchufado, convencido. Con actitud y un enorme sacrificio físico, logró emparejar e incluso superar a Barracas. El visitante apostaba al juego por abajo, al atrevimiento de su gran figura Valenzuela, pero el Bohemio lo mantenía a raya a costa de un gran esfuerzo, con la idea de no perder el orden. Arriba, el objetivo era intentar sorprender y lastimar. Así, el conjunto de Orfila generó las situaciones más peligrosas. Y convirtió dos goles, aunque el primero se lo anuló insólitamente Yael Falcón por una falta inexistente de Colombini sobre Elías Gómez. Las imágenes ya recorren el mundo retratando el increíble fallo que benefició al club del presidente de la AFA. Otra vez lo mismo. ¿Los nervios? ¿La desesperación de verse nuevamente perjudicado por un arbitraje? ¿Un nuevo robo? No era bueno el panorama. Pero Atlanta entendió que podía ganarlo y siguió insistiendo. Armó una gran jugada con desborde de Molina y Ochoa Giménez, el renacido, apareció para poner el 1-0 que hizo estallar Villa Crespo.
Ahora quedaba lo más difícil: mantener el resultado frente a un rival muy peligroso. El segundo tiempo encontró a Barracas decidido a torcer la historia. Abriendo la cancha, con un fútbol de alto vuelo y Valenzuela indomable. Atlanta se veía desbordado, no tenía respuestas. El gran desgaste físico del primer tiempo se empezaba a sentir. Los jugadores no daban más, no podían seguir contrarrestando la superioridad futbolística de Barracas con sacrificio. Dos tiros en los palos eran una advertencia clara. También mostraban que quizá esa noche la suerte podía estar de nuestro lado. Orfila metió mano y se decidió a desarmar el 4-3-3 para incluir más jugadores de marca. Finalmente terminó jugando con un 5-4-1, totalmente volcado a aguantar el resultado con uñas y dientes. Pero sobre el final, llegó el empate de Barracas. Un empate que le daba más justicia al marcador. Una pena para Atlanta porque un triunfo así hubiera significado un empujón muy grande. Nuevamente el Bohemio no pudo sostener una ventaja, como le pasó este año ya con San Miguel, Riestra y Flandria. Al menos el equipo demostró que está vivo y que puede dar pelea, aunque la urgencia de victorias se sigue haciendo cada vez más grande. Ahora toca un rival complicado: el entonado San Telmo en la Isla.
sábado, 9 de marzo de 2019
ESTUDIANTES 3 ATLANTA 1
Dolorosa, triste, terrible derrota de Atlanta, que en los 7 partidos jugados en este 2019 sólo sumó 6 puntos y recibió 12 goles. Ya no preocupa que los rivales ganan y se alejen, que el puesto de ascenso directo haya quedado en el pasado. Preocupa sobretodo el nivel del equipo, que no da respuestas futbolísticas pero especialmente anímicas. Atlanta está derrumbado, deshecho. Se había ilusionado con un equipo que entusiasmaba, pero que ahora no transmite nada. Los problemas se multiplican: a esta crisis se suman lesionados y suspendidos. Y en medio de una seguidilla de partidos muy complicados. El jueves toca nada menos que Barracas, el líder infalible de la categoría. Hoy tocó Estudiantes, su perseguidor. Fue más el local: no se lució, no salió a comerse crudo al visitante. Sólido, controló el partido sin que Atlanta le hiciera daño. Un tibio Bohemio que salió a presionar pero se desmoronó con el terrible error de Cherro. Estudiantes esperó el momento propicio para lastimar: un error del rival y a cobrar. Así llegó también el segundo gol, cuando el conjunto del Pepe Castro tenía sus mejores minutos y estaba llegando con mayor peligro al arco. La perdió Pedrozo en un tiro libre a favor y de contra aumentó el local. El Bohemio ya estaba destruido cuando el Pincha metió el tercero. Con uno menos por la expulsión de Previtali, esta vez no hubo milagro. Pésima actuación de Atlanta, sin presencia ofensiva, sin identidad colectiva y con graves errores defensivos que le costaron lo que suelen costar los errores en defensa. Un golpe muy duro para los hinchas.
domingo, 17 de febrero de 2019
ATLANTA 0 ACASSUSO 1
Otra vez lo mismo. La historia se vuelve a repetir y Atlanta enfrenta los fantasmas del pasado reciente. Eran dos finales contra Riestra y Acassuso, rivales directos en la lucha por el ascenso directo, y las perdió las dos. Como ocurrió en la primera rueda. La misma seguidilla trágica. Ahora, la ventaja que había conseguido sobre sus perseguidores se redujo al mínimo y el Bohemio deberá afrontar los duros partidos que se vienen con la obligación de recuperarse futbolísticamente y reacomodarse en la tabla. Una tarea titánica, ya que la caída fue estrepitosa y el golpe, muy fuerte.
El desarrollo y el desenlace no fue otro que el que suele darse ante Acassuso, un equipo de Della Picca, y en Villa Crespo. Una historia conocida desde hace años, que se repite con distintos planteles y cuerpos técnicos. ¿Cómo puede ser que este tipo, jugando de la misma manera, siempre nos gane? ¿Será que siempre jugamos igual? Della Picca le dio una paliza táctica a Atlanta y se puso peligrosamente a tiro. Ya sabemos lo que es Acassuso: un equipo ordenado, que privilegia la seguridad defensiva y apuesta al pelotazo, a los contragolpes, para herir a sus rivales. Ése es su libreto, y cómo nos complicó. Atlanta arrancó muy bien el primer tramo del partido, como ocurrió en Riestra. No pudo ponerse en ventaja pero mostró buenas conexiones de juego y generó algunas situaciones como para abrir el marcador. Eso fue todo. Luego se desvaneció del campo de juego. Desnudó sus grietas en defensa, sus problemas en la marca, sobretodo en el sector derecho donde Barbosa reemplazó al suspendido Molina. Pero Acassuso en el primer tiempo no arriesgó. Se mantuvo aferrado al cero, replegado sobre su arco.
El segundo tiempo agarró a Atlanta por sorpresa, totalmente dormido. Della Picca metió a otro delantero, pasó de un 4-5-1 a un 4-4-2 y fue decidido a buscar el triunfo. Unos pocos minutos de convicción le bastaron para quebrar a un Atlanta deshilachado, frágil, que no reaccionó. Como un cazador hace con su presa, al principio el visitante observó los movimientos del local, lo estudió, y cuando vio que era su momento dio el zarpazo. Certero, eficaz. Un ataque claro le alcanzó para ganarlo. El Bohemio nunca respondió. El segundo tiempo fue pésimo. El equipo nunca apareció. Las individualidades tampoco. Ni siquiera aprovechó un penal, estrellado en el palo por Horacio Martínez. Ni una salía bien. El Pepe tampoco supo cómo encontrarle la vuelta para revivir a un equipo que se veía superado y no podía vulnerar a un Acassuso que se dedicó a lo que mejor sabe hacer: defenderse. Salieron Enrique, Colombini y Previtali. Sin Enrique, la pelota parada quedó huérfana. Atlanta terminó jugando con tres delanteros, con doble enganche y sin volante central. Sin estructura, sin equilibrio. Ni se acercó al empate. Perdió bien y deberá aprender de esta lección si quiere corregir sus propios errores para volver al triunfo.
El desarrollo y el desenlace no fue otro que el que suele darse ante Acassuso, un equipo de Della Picca, y en Villa Crespo. Una historia conocida desde hace años, que se repite con distintos planteles y cuerpos técnicos. ¿Cómo puede ser que este tipo, jugando de la misma manera, siempre nos gane? ¿Será que siempre jugamos igual? Della Picca le dio una paliza táctica a Atlanta y se puso peligrosamente a tiro. Ya sabemos lo que es Acassuso: un equipo ordenado, que privilegia la seguridad defensiva y apuesta al pelotazo, a los contragolpes, para herir a sus rivales. Ése es su libreto, y cómo nos complicó. Atlanta arrancó muy bien el primer tramo del partido, como ocurrió en Riestra. No pudo ponerse en ventaja pero mostró buenas conexiones de juego y generó algunas situaciones como para abrir el marcador. Eso fue todo. Luego se desvaneció del campo de juego. Desnudó sus grietas en defensa, sus problemas en la marca, sobretodo en el sector derecho donde Barbosa reemplazó al suspendido Molina. Pero Acassuso en el primer tiempo no arriesgó. Se mantuvo aferrado al cero, replegado sobre su arco.
El segundo tiempo agarró a Atlanta por sorpresa, totalmente dormido. Della Picca metió a otro delantero, pasó de un 4-5-1 a un 4-4-2 y fue decidido a buscar el triunfo. Unos pocos minutos de convicción le bastaron para quebrar a un Atlanta deshilachado, frágil, que no reaccionó. Como un cazador hace con su presa, al principio el visitante observó los movimientos del local, lo estudió, y cuando vio que era su momento dio el zarpazo. Certero, eficaz. Un ataque claro le alcanzó para ganarlo. El Bohemio nunca respondió. El segundo tiempo fue pésimo. El equipo nunca apareció. Las individualidades tampoco. Ni siquiera aprovechó un penal, estrellado en el palo por Horacio Martínez. Ni una salía bien. El Pepe tampoco supo cómo encontrarle la vuelta para revivir a un equipo que se veía superado y no podía vulnerar a un Acassuso que se dedicó a lo que mejor sabe hacer: defenderse. Salieron Enrique, Colombini y Previtali. Sin Enrique, la pelota parada quedó huérfana. Atlanta terminó jugando con tres delanteros, con doble enganche y sin volante central. Sin estructura, sin equilibrio. Ni se acercó al empate. Perdió bien y deberá aprender de esta lección si quiere corregir sus propios errores para volver al triunfo.
martes, 12 de febrero de 2019
RIESTRA 2 ATLANTA 1
El partido que no había perder lo perdió. Y de qué manera. Después de ese arranque prometedor con ventaja en el marcador, y con un gol en los últimos minutos. De la peor manera. Un golpe durísimo para las aspiraciones de ascenso de Atlanta, que ahora debe revivir para afrontar otra gran final frente a otro rival directo: Acassuso, en Villa Crespo, este domingo. No hay tiempo para lamentos. El campeonato sigue y queda mucho por jugar.
Se habló mucho en la semana sobre las ayudas arbitrales que el conjunto de Stinfale recibe constantemente, y el encuentro en la primera rueda era un antecedente fuerte. Sin embargo, pese a algunos fallos polémicos como la terrible falta que sufrió Rago que era para expulsión, Riestra esta vez no lo ganó por el árbitro. Hay que saber reconocer los errores propios. No hay excusas. Atlanta se podía haber llevado un empate valiosísimo tranquilamente y hasta hubiera sido justo, pero lo perdió por defectos propios y virtudes del rival.
El primer tiempo venía con viento en popa. Atlanta dominaba la pelota, jugaba mejor, tocaba y lo hacía lejos de su propio arco. Le faltaba profundidad y ser más incisivo. Pero el gol de Nico Cherro tras un córner parecía que podía abrir el trámite y facilitar las cosas. Además, Riestra se quedaba sin su figura, Bravo, que se iba lesionado. Todo iba saliendo demasiado bien en el partido más temido. Sin embargo, todo se derrumbó. El empate de chilena tras un tiro libre volvió a poner el marcador igualado. En el segundo tiempo, fue el local el que mostró las intenciones de dominio y ataque. El Bohemio no reaccionaba. Se convirtió en un equipo largo, sin contacto con la pelota y con el mediocampo peligrosamente partido. Con problemas en la marca, los atacantes de Riestra se venían y amenazaban el punto. El Pepe decidió meter mano y cambiar el esquema a uno similar al que utilizó con éxito en Monte Castro, con Seijas de doble cinco y Oyola haciendo la banda izquierda. Atlanta recuperó el equilibrio aunque no logró generar situaciones de peligro. El empate tenía muy buen gusto, ya lo saboreaba, después de un segundo tiempo muy malo en el que sufrió más de lo que jugó. Hasta que en otra pelota parada, cuando el partido se agotaba, también se agotó la ilusión bohemia. El derrumbe. El dolor. La caída que no queríamos tener. Momento de dejar este martes negro atrás y pensar en lo que viene: Acassuso, que ocupa el primero de los puestos que no ascienden directamente.
Se habló mucho en la semana sobre las ayudas arbitrales que el conjunto de Stinfale recibe constantemente, y el encuentro en la primera rueda era un antecedente fuerte. Sin embargo, pese a algunos fallos polémicos como la terrible falta que sufrió Rago que era para expulsión, Riestra esta vez no lo ganó por el árbitro. Hay que saber reconocer los errores propios. No hay excusas. Atlanta se podía haber llevado un empate valiosísimo tranquilamente y hasta hubiera sido justo, pero lo perdió por defectos propios y virtudes del rival.
El primer tiempo venía con viento en popa. Atlanta dominaba la pelota, jugaba mejor, tocaba y lo hacía lejos de su propio arco. Le faltaba profundidad y ser más incisivo. Pero el gol de Nico Cherro tras un córner parecía que podía abrir el trámite y facilitar las cosas. Además, Riestra se quedaba sin su figura, Bravo, que se iba lesionado. Todo iba saliendo demasiado bien en el partido más temido. Sin embargo, todo se derrumbó. El empate de chilena tras un tiro libre volvió a poner el marcador igualado. En el segundo tiempo, fue el local el que mostró las intenciones de dominio y ataque. El Bohemio no reaccionaba. Se convirtió en un equipo largo, sin contacto con la pelota y con el mediocampo peligrosamente partido. Con problemas en la marca, los atacantes de Riestra se venían y amenazaban el punto. El Pepe decidió meter mano y cambiar el esquema a uno similar al que utilizó con éxito en Monte Castro, con Seijas de doble cinco y Oyola haciendo la banda izquierda. Atlanta recuperó el equilibrio aunque no logró generar situaciones de peligro. El empate tenía muy buen gusto, ya lo saboreaba, después de un segundo tiempo muy malo en el que sufrió más de lo que jugó. Hasta que en otra pelota parada, cuando el partido se agotaba, también se agotó la ilusión bohemia. El derrumbe. El dolor. La caída que no queríamos tener. Momento de dejar este martes negro atrás y pensar en lo que viene: Acassuso, que ocupa el primero de los puestos que no ascienden directamente.
martes, 5 de febrero de 2019
ATLANTA 6 ESPAÑOL 1
El Bohemio fulminó al limitado Deportivo Español con una abultada goleada que terminó siendo puro goce para el hincha en el primer partido del año en Villa Crespo. Después de dos empates y justo antes de una seguidilla de dos partidos clave ante Riestra y Acassuso, Atlanta retomó la senda de la victoria. Estaba claro: ganarle a Español en casa era una obligación. No era obligatoria semejante goleada, un espectáculo de fútbol, que le permite al equipo del Pepe enfrentar lo que viene con mayor confianza en su potencial, fortalecido anímicamente. Atlanta pasó por arriba al Gallego gracias a su enorme poderío ofensivo y las grandes flaquezas defensivas que exhibió Español. Fue el rival perfecto para un equipo inspirado. Al apetito de gol de los dos goleadores, Martínez y Colombini, se sumaron la exquisita conducción de Caneo, la jerarquía de Enrique y el incansable ida y vuelta de Colitto, las grandes figuras de la noche. Para colmo, los que entraron -Pedrozo y Miranda- lo hicieron enchufados y clavaron dos golazos para demostrar que este plantel también tiene buen material esperando en el banco de suplentes. Y con ganas de explotar. Después de un arranque arrasador en el que el Bohemio desperdició muchas situaciones de peligro, sufrió un tramo de serias dudas cuando Español se lo empató transitoriamente en el primer tiempo. Atlanta, apurado, nervioso por no poder aumentar la cuenta, perdió el orden e increíblemente quedó mal parado pese a contar con la ventaja en el marcador a su favor. La defensa no estuvo totalmente segura pero esta vez el equipo compensó con un gran rendimiento ofensivo. Además, en el segundo tiempo fue pura efectividad y de esta manera pudo alcanzar la goleada. Sin embargo, que el resultado no signifique que lo defensivo no sea un aspecto para mejorar. Más allá de esto, a seguir disfrutando del fútbol y los golazos que nos dejó esta soñada noche villacrespense.
sábado, 2 de febrero de 2019
SAN MIGUEL 1 ATLANTA 1
El objetivo era llevarse los tres puntos pero Atlanta sólo se llevó uno de su visita a Los Polvorines y todavía no pudo ganar en el 2019. Había que hacer valer el empate sobre la hora en Tristán Suárez y el Bohemio lo entendió así, frente a uno de los rivales más débiles del campeonato. Cuando se puso en ventaja gracias a un tiro libre de Enrique que se desvió en el camino, parecía que el partido se orientaba hacia un triunfo tranquilo, pese a que San Miguel amenazaba con sus centros frontales peligrosos en las pelotas paradas. Se notaba que Atlanta era más, que tenía mayor jerarquía y tenía la gran ventaja de jugar con el marcador a su favor. Sin embargo, el local apostó al juego sucio y el Bohemio, con total inocencia, entró en ese juego que no le convenía. En un par de minutos, Alan Pérez se descontroló y vio dos amarillas, dejando a su equipo con diez en el primer tiempo. Una acción totalmente irresponsable que terminó siendo determinante para que Atlanta no pudiera llevarse los tres puntos. El partido cambió totalmente. San Miguel se agrandó. Al Pepe Castro no le quedó otra que reemplazar a Pérez con el ingreso de Barbosa para rearmar la línea de 4 y el que pagó los platos rotos fue Miranda, que estaba teniendo un gran partido en su oportunidad como titular tras la lesión de Caneo. Era obvio el partido que se venía: San Miguel adelantando las líneas, apretando, buscando el empate, y Atlanta atrás, protegiéndose, sacrificando sus posibilidades de ataque. Pese al esfuerzo y a la gran labor del arquero Rago, la igualdad llegó. Lo lógico, lo previsible. Después, el partido se abrió. Porque Atlanta no se conformó con el empate y fue a buscarlo, con mucho corazón, pese a estar con diez. Esta actitud le dio algunas chances para llevarse lo que hubiera sido una victoria heroica, pero también la pagó con más espacios para el local. Esto pasa cuando se toman riesgos. Finalmente, sólo fue un empate. Por el rival y porque Riestra y Acassuso vienen achicando la distancia, un empate con sabor a muy poco. Se vienen más encuentros difíciles y Atlanta debe aprender a no salirse de sus cabales. Por entrar en el juego sucio de un rival con pocos recursos futbolísticos, terminó dejando dos puntos en el camino.
sábado, 26 de enero de 2019
TRISTAN SUAREZ 2 ATLANTA 2
La reanudación del campeonato que ahora sorpresivamente otorga cuatro ascensos directos y uno por octogonal fue un empate muy celebrado para Atlanta. Se sabía que Tristán Suárez de visitante iba a ser un partido difícil. Muy atrás había quedado aquel cómodo debut en Villa Crespo, cuando el Bohemio borró a los de Bazán Vera con un contundente 4-0. El Lechero se recuperó futbolísticamente y con Luis López, Salmerón, Gerardo Martínez entre sus filas, se puso como objetivo el ascenso. El panorama era aun más complicado cuando Atlanta se vio 0-2 abajo en el primer tiempo. El conjunto del Pepe Castro presentó lo mejor que tenía, sin lesionados ni suspendidos. El equipo ideal. Pero entró dormido al partido y lo pagó. Fuera de tiempo en la marca, sin presencia en el mediocampo, sin fuerza en ataque. Había un solo equipo en la cancha y era el local. El que proponía, el que llegaba, el que tenía la pelota. Así, parecía lógica la ventaja de dos goles. El descuento de Colombini tras un centro de Enrique cuando se agotaba el primer tiempo fue una luz de esperanza. La oportunidad de salvar un pésimo primer tiempo y recuperarse en la segunda mitad. La distancia se acortaba. Tristán tenía muchas variantes en ataque pero no era sólido en defensa. Se podía empatar.
En el segundo tiempo, se vio otro Atlanta. Más decidido, convencido. Tristán Suárez poco a poco fue abandonando la pelota y retrásandose en el campo. No produjo nada: se dedicó a cuidar la ventaja. El equipo del Pepe se recompuso futbolísticamente pero le costaba llegar con peligro. El DT se la jugó con cambios netamente ofensivos. Terminó con cuatro delanteros en cancha, y Oyola y Caneo en el mediocampo. Aunque desordenado y con pocas ideas, el corazón y el empuje llevaron a Atlanta a finalmente empatar el partido. A muy poco del final, nuevamente gracias a un cabezazo de Nacho Colombini, el delantero que confirmó su gran tramo final del 2018 con un doblete en el primer encuentro del 2019. El héroe de Monte Castro fue la gran figura de un equipo que salvó un empate importante. Porque evitó una derrota que hubiera sido muy dolorosa. Porque sumar de a uno puede servir si se combina con victorias. Porque evitó que un rival potencialmente directo sume de a tres. Habrá que ratificarlo en las siguientes dos fechas, ante San Miguel y Español.
En el segundo tiempo, se vio otro Atlanta. Más decidido, convencido. Tristán Suárez poco a poco fue abandonando la pelota y retrásandose en el campo. No produjo nada: se dedicó a cuidar la ventaja. El equipo del Pepe se recompuso futbolísticamente pero le costaba llegar con peligro. El DT se la jugó con cambios netamente ofensivos. Terminó con cuatro delanteros en cancha, y Oyola y Caneo en el mediocampo. Aunque desordenado y con pocas ideas, el corazón y el empuje llevaron a Atlanta a finalmente empatar el partido. A muy poco del final, nuevamente gracias a un cabezazo de Nacho Colombini, el delantero que confirmó su gran tramo final del 2018 con un doblete en el primer encuentro del 2019. El héroe de Monte Castro fue la gran figura de un equipo que salvó un empate importante. Porque evitó una derrota que hubiera sido muy dolorosa. Porque sumar de a uno puede servir si se combina con victorias. Porque evitó que un rival potencialmente directo sume de a tres. Habrá que ratificarlo en las siguientes dos fechas, ante San Miguel y Español.
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